CAPÍTULO 19

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— ¡No saben dónde se encuentra nuestra luna! — informó Roland, mirando a su alfa. Los ojos de Kogan, con iris y globos oculares rojos, eran una clara señal de su enojo. — Clair está revisando todas las cámaras de seguridad del sector — añadió el primer beta, intentando calmar a Kogan.

— El delta a cargo de la policía de esta zona va a castigar a esos humanos que se atrevieron a faltarle el respeto — indicó Sam, quien había llegado hacía unos minutos al bazar donde le habían perdido el rastro.

Después del alboroto que Cristal había ocasionado, unos oficiales de policía se presentaron para buscar al responsable del desastre. Cuando Kogan y sus betas llegaron al bazar, los oficiales no les permitieron pasar, a pesar de que Roland había mostrado su insignia dorada con la silueta de un lobo, un emblema que durante décadas se les había enseñado a los humanos que debían respetar y temer.

Estos humanos estuvieron a punto de morir en manos de Rax, pero se salvaron al ver a Sam. Muchos de los oficiales temieron al reconocerlo, ya que el segundo beta es el encargado de todos los deltas que supervisan a la policía en el territorio del alfa Kogan.

— Este fuerte aroma en el aire me tiene con náuseas. Si hubiera encontrado a mi compañera, pensaría que está preñada — dijo Sam, cubriéndose la nariz y viendo el desastre que su luna había dejado.

— Así fue como la perdimos — aseguró Kalium, el cuarto beta de Kogan.

— La buscamos por varias cuadras sin hallar su rastro — mencionó Xander, el quinto beta de Kogan.

Roland, notando el ligero temblor en el cuerpo de su alfa, tocó su hombro en otro intento de tranquilizarlo, pero Rax liberó sus garras en su gran enojo.

— La encontraremos, contrólate — le dijo su primer beta.

— ¡¿CÓMO QUIERES QUE ME CONTROLE?! ¡NO SIENTO SU PRESENCIA! — gritó Rax, y Kogan, notando el gran enojo de su lobo, tuvo que encerrarlo, ya que este aullaba desesperado al no sentir el vínculo con su luna.

— ¡Ustedes dos se confiaron! Creyendo que, al ser humana, ¡no escaparía! — les dijo Sam en burla a Kalium y Xander.

— ¡Si no me equivoco, a ti se te escapó primero! — le recordó Xander.

— ¡Así fue! Hasta te estrellaste con otro auto — soltó Kalium, y los dos betas comenzaron a reírse de Sam.

— ¿Cuándo un humano ha escapado de nosotros? — se preguntó Roland en voz alta, soltando un gran suspiro, mientras rascaba su cabeza y miraba a Sam, Kalium, Xander y los deltas que la siguieron en el bazar, cubiertos de harina. — ¡Es digna de ti! — le aseguró a Kogan con una sonrisa orgullosa de lo que la luna de su alfa es capaz.

— ¡Alfa! — llamó Clair. — Mi luna tomó un taxi por una de las salidas laterales. Por eso ustedes 2 perdieron su rastro, la buscaron en la dirección incorrecta —.

— ¡¿Segura?! — exclamó Roland sorprendido. — ¡Nuestra luna parece más un pícaro que un humano, por todo lo que hemos tenido que hacer para intentar atraparla! —.

— ¿Qué dirección? — preguntó Kogan, ignorando el comentario de Roland.

— Hacia el este. Estoy buscando el número de registro del vehículo para revisar a qué ruta se dirige por el GPS —.

— No será necesario revisar el GPS — interrumpió Sam. — Uno de los deltas que supervisa el aeropuerto sintió tu presencia, alfa —.

— ¡¿POR QUÉ NO LA RETUVO?! — le gritó Kogan, viendo como Sam tenía sus ojos en blanco, se encontraba en medio de un enlace.

— No sé cómo decir esto, alfa... pero ella... tomó un vuelo con escala en dirección... al territorio del alfa Logan — dijo Sam pausadamente, con asombro. Todos escucharon sorprendidos esa noticia. Nunca nadie había podido escapar de ellos.

— ¿Cuál es su primer destino? — preguntó Roland, al ver el cambio de color en los ojos de Kogan.

— ¡Esa es la buena noticia! — aseguró Sam. — Va hacia el territorio del alfa Tou —.

— ¿Tou? — mencionó Kogan con una ligera sonrisa, encerró nuevamente a Rax. Su luna podía ir hasta el otro extremo de Kanis y aun así estaría en los dominios de la gran manada de los Real Blood. — Roland, informa al beta Dimitry que la retengan hasta que yo llegue — su beta asintió y todos se prepararon para partir.

Kogan caminaba hacia su vehículo cuando recibió una llamada.

— ¡¿Qué quieres?! — espetó con enojo al notar quién lo estaba retrasando de ir por su luna.

— ¿Qué está ocurriendo? Hay mucho movimiento en la ciudad — preguntó con curiosidad.

— ¡¿Todavía no te has largado?! — espetó Kogan con enojo palpable en su tono de voz.

— Elena quiere ver a tu pareja antes de marcharse —.

— ¡Escapó! — indicó Kogan inmediatamente.

— ¿Otra vez? ¿Y llegó hasta la ciudad? — soltó asombrado su hermano. Kogan había mantenido a Hiro informado de los intentos de escape de Cristal.

— Va en un vuelo rumbo al territorio de Tou —.

— ¡Está en un avión! ¿Cómo lo hizo? ¿Y tus lobos la dejaron irse? —.

— Después te explicaré todo con detalles. Tengo que ir por ella — dijo Kogan, cerrando la puerta del vehículo. Clair aceleró y Roland coordinó la preparación del jet.

— Iré contigo, tal vez yo pueda hablar con ella —.

— ¡No! — sentenció Kogan enojado.

— ¡Si no me llevas le diré a Dante! Y sabes que él... —.

— ¡TIENES 10 MINUTOS PARA LLEGAR O TE QUEDAS! — le gritó Kogan a Hiro, sin dejarlo terminar de hablar, cuando él le mencionará el nombre de su estúpido tercer y fastidioso hermano.

APODERÁNDOME DE MI LUNA HUMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora