CAPÍTULO 37

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Rax abría la ducha dejando caer el agua fría en su cabeza, debía quitarse la calentura que todavía invadía todo su cuerpo.

Hace poco minutos atrás y con la poca fuerza de voluntad que tenía, él rompió la conexión de sus cuerpos — Ay...— escuchó una queja de dolor de su luna.

Se alejó lentamente de ella, miró todo su hermoso cuerpo lleno de las marcas que su labios y dientes habían dejado sobre su piel.

Todavía ubicado entre las piernas de ella con su pene alejado por unos centímetros de su exquisita vagina, vio su rostro enrojecido de la vergüenza que todavía ella sentía.

Miró las piernas temblorosas de su luna, observó su piel brillando por su sudor y la olfateó para sentir su fuerte su olor impregnado en ella.

Cristal miraba a Rax estaba inmóvil y pensaba que solo él se estaba tomando un respiro para continuar, porque ella podía percibir el gran deseo de su pareja por seguir devorándose hasta el anochecer.

"Debemos irnos" le recordó Kogan en cerrado en lo más profundo de su cabeza.

"No debes recordármelo" le respondió Rax, acercándose a ella, uniendo sus frentes le susurro dulcemente — Debo irme — le informo acariciando uno de sus pezones.

Cristal desvió su mirada, tratando de tomar conciencia de todo lo que había ocurrido y como dijo Elena este vínculo es fuerte, más fuerte que el amor mismo.

— ¿Tú... no descansarás?— le preguntó sin mirarlo, tratando de cerrar sus piernas abiertas que exponían su vagina adolorida, tomó las sábanas a un costado y se cubrió con ellas.

— Tengo muchos pendientes que descuide de la manada, por estar persiguiéndote — ella agacho su cabeza ante su comentario — Soy un licántropo, puedo estar días sin dormir —

Rax cerró sus ojos, recordando que fue lo último que le dijo a su luna antes de levantarse para tirarse agua fría en su cabeza.

Cristal acostada en la cama, se encontraba demasiado cansada y extremadamente adolorida.

Ella no podía cerrar sus ojos, estaba bañada en sudor y en su área íntima estaba llena de los fluidos de Kogan y Rax.

Cristal se giró en la cama para levantarse, pero sintió malestar por todo su cuerpo, apoyando las manos en la cama para levantarse, hizo una mueca de dolor en su rostro al sentir una punzada en su vientre.

Le costó unos largos segundos sentarse en la cama y al intentar levantarse sus piernas temblaban, cuando por fin logró ponerse de pie, inició a caminar despacio apoyado de la pared para llegar hasta la ducha "Debí escucharlo en vez de arrojarle cosas" pensó, recordando el castigo que recibió toda la noche de parte de ese lobo que ahora es su pareja.

Rax en el closet se vestía tranquilamente, estaba tan distraído recordando todo lo que le hizo a su luna y no se percató de sus acciones, solo cuando escuchó la regadera abrirse y se enojó con su pareja.

El agua tibia relajó todos los músculos adoloridos del cuerpo de Cristal, a ella le costaba mantenerse de pie — ¡Te dije que descansara! — la voz gruesa de Rax la hizo asustarse, giró para verlo a un costado de ella mirándola con enojo y por instinto cubrió su cuerpo con sus manos.

— Ne... cesitaba asearme — respondió con temor apoyada de la pared de la ducha para no caer por el dolor que sentía por su cuerpo.

— ¡Ve acostarte! —

— ¡No puedo dormir, necesito refrescarme! — él y ella se miraron por unos segundos.

Rax sin pensarlo entró a la ducha para ayudar a su pareja a lavar su cuerpo y su largo cabello muy enredado por su culpa.

Cristal está sorprendida al verlo entrar junto a ella a la ducha vestido, la ayudó a lavar todo su cuerpo delicadamente, agregando diferentes esencias que ayudaran a refrescar y calmar el dolor que emitía toda su piel.

Para ella fue extraño ver como el lobo que expresaba gran poder, la ayudaba a asearse, Rax al terminar de ayudar a su pareja, fue por una por una bata de baño y la cubrió con ella.

Cristal estaba por salir de la ducha y se sobresaltó cuando sus piernas dejaron de tocar el frío suelo y su pareja la llevó entre sus brazos sentándola delicadamente una silla enfrente de una inmensa peinadora.

Era blanca con detalles en dorados y tenía un gran espejo, Cristal no recordaba haber visto antes, el lobo sacó de una de las gavetas un cepillo — Yo puedo hacerlo sola —

— Déjame ayudarte —

— No quiero que te atrases por mi culpa — le respondió al verlo a punto de comenzar a peinar su largo cabello, sin discutir con ella volvió al closet a cambiar toda su ropa mojada.

Cristal podía escucharlo moviéndose y su rostro se ruborizó, la pena le invadió al recordar las veces que gritó el nombre de ambos y los fuertes quejidos que salieron de su labios.

En ese momento se paralizó al recordar que estaba desnuda cuando él entró ayudarla a asearse ¿cómo lo había permitido? y después de todo el placer que se habían dado anoche prefería evitarlo, también el ambiente era incómodo para ella y comenzó a cepillar su cabello para volver a la cama.

Rax terminando de vestirse y más pendiente de su luna, la escuchó moverse y nuevamente se enojó por su comportamiento — ¡Eres demasiado terca! — espetó él, viéndola apoyada de la pared caminando con dificultad tocando su vientre.

— Yo... no... —

— Ninguna loba se atreve a levantarse, después de pasar toda la noche con su pareja — le dijo acercando rápido donde ella y la elevo en sus brazos.

Cristal se quedó en silencio, era cierto lo que decía jamás se había sentido de esa manera, a tal punto que le costara caminar o moverse.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó preocupado, cuando la recostó en la cama, pasó sus manos por su cabello en frustración viendo a su luna tocar su vientre por el dolor.

— Estoy bien — le respondió con una dulce voz Solo debo descansar, no sabía que no debía levantarme —.

— Debí decirte, soy un Alfa y eres humana no debes subestimar mi fuerza — ayudando a su luna recostarse lentamente, estaba enojado consigo mismo por el ser el causante de su malestar y verla sentir dolor.

— ¡No estás bien! fue mucho para ti, déjame ver —

— Estoy... bien — dijo con voz temblorosa cruzando sus piernas.

— ¡No lo estás! ¡déjame verte! — Rax alzó su un poco su tono de voz, su luna negó con su cabeza avergonzada — ¡Eres mi pareja! te e visto, te he tocado y te he probado, no tengas vergüenza de mi —

El podía percibir lo temerosa que estaba su pareja, era de esperar los humanos no se emparejan en solo horas, ella no tenía el conocimientos de sus costumbres y no sabe como ellos suelen cuidar de su parejas.

Pero él no la iba a dejar a su luna sufriendo, deslizó la bata que cubre su cuerpo, separó las piernas de su pareja y alzó su mirada para verla cubrir su rostro con sus manos.

Regresó la vista entre sus piernas donde había estado toda la noche, miro su vagina estaba enrojecida y reconoció que debió ser más delicado con su luna.

Como alfa sus deseos sexuales son más fuertes, poseen una gran energía y son las parejas predestinadas las únicas que pueden calmar a su lobo terrible si llegan a perder el control de su mente.

Tenía una semana sin probar a su compañera, se conocía debía controlarse, pero cuando deslizó sus manos por sus muslos y al no sentir su ropa interior, olvidó que su futura Mate es humana.

— ¡QUÉ ESTÁS HACIENDO!— dijo su luna muy exaltada, al sentir su lengua pasar por sus labios vaginales.

— Quédate quieta o no podré lamerte bien — él la sujetó y la atrajo hacia él — Si hago esto, ya no sentirás dolor — la escucho tratar de formular una palabra, pero antes que pudiera decirle algo Rax volvió a lamer todo el contorno de su vagina y clítoris.

APODERÁNDOME DE MI LUNA HUMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora