El disparo realizado por Cristal había quebrantado una de las leyes de los licántropos. Kogan miró la expresión de enojo en los ojos de Tou; esto le indicaba que deseaba matarla. Sin embargo, la aparición de las lunas de sus hermanos dio un cambio inesperado.
— ¿Elena, qué haces aquí? Te dije que esperarás en el Jet — le recrimina Hiro.
— ¡No! — soltó Cristal con temor en su voz. — ¡Elena, tú también sabías de esto! — espetó con lágrimas en los ojos al reconocer la voz familiar de su amiga.
— ¡Cristal! — gritó Elena, sorprendida de encontrarla en este lugar, con un arma en sus manos y los deltas de Tou rodeándola listos para atacar. — ¿Qué está pasando aquí? — exigió saber.
— ¿También la conoces? — preguntó Tou, sorprendido de que Elena conociera a esa humana.
La pareja de Hiro no tuvo que preguntar para deducir lo que estaba ocurriendo. Kogan no había devuelto a Cristal.
— ¡Me dijiste que Kogan la iba a regresar! — le reclamó Elena a Hiro por haberle mentido.
— Si logras convencerla de entregar el arma, le perdonaré la vida, pero debe salir de inmediato de mi territorio o la mataré — escupió Tou condescendiente.
— Yo... solo quiero — dijo Cristal entre sollozos. — ¡QUIERO IRME A CASA! — sincero. Elena, al escuchar las palabras de Cristal, con gran enojo, se acercó a Kogan y le asestó un fuerte golpe en uno de sus brazos. Porque sabía que él la había tenido retenida en contra de su voluntad.
— ¡Calma, Elena! — le habló Lynn, la luna de Tou, tratando de comprender por qué una humana apuntaba a uno de sus deltas.
— ¡Me mentiste, Hiro! — le reclamó Elena.
— ¡Ella me PERTENECE! — enfatizó Kogan con autoridad.
— ¡YO NO TE PERTENEZCO! — le gritó Cristal a Kogan.
— Que entregue el arma y que abandone inmediatamente mi territorio o la mato — aseguró Tou enojado.
— ¡CÁLLATE! — gritó Kogan, enojado por la amenaza contra su luna.
— Kogan, estás en mis tierras. Esta mujer tiene un arma y ha quebrantado una de nuestras leyes al amenazar a uno de los nuestros. ¡Tú conoces cuál es el castigo! —.
— ¡TE DESPOJO DE TU TERRITORIO SI TOCAS LO QUE ES MÍO! —.
— ¡Te conseguiré otro juguete! — espetó Tou, confundido por el comportamiento posesivo de su hermano mayor hacia esa humana.
Kogan comenzó a gruñir por las palabras de Tou y se abalanzó contra él. Nada ni nadie podía reemplazar a su compañera.
— ¡Deténganse ustedes dos! — interrumpió Lynn, poniéndose en medio de ambos. — Kogan, no estás en tu territorio. Elena, convéncela de entregar el arma; está amenazando a uno de mis deltas — soltó con enojo, comprendiendo la situación.
Elena asintió ante el pedido de Lynn. Debía convencer a Cristal de entregar el arma o no podría salvarla de una muerte segura. Se acercó lentamente a una alterada Cristal, que permanecía apuntando un arma con sus manos temblorosas.
— Por favor, baja el arma — le dijo Elena, colocándose enfrente de ella. Sentía un nudo en el estómago, su mente luchando entre la desesperación por ayudar a su amiga, porque si Tou decidía matarla, ella no podría intervenir.
— Ten cuidado, Elena — le mencionó Hiro al ver que ahora el arma apuntaba a su pareja. Ella hizo caso omiso a las palabras de su pareja y siguió caminando.
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APODERÁNDOME DE MI LUNA HUMANA
WerewolfDespués de pasar los 700 años que es el límite dictado por la Diosa Lunar para encontrar su pareja, Kogan, un alfa de 950 años, vive sus días dedicado a su manada creyendo que su luna está muerta y que estará solo toda su vida. Un día su hermano le...