CAPÍTULO 21

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El disparo realizado por Cristal había quebrantado una de las leyes de los licántropos. Kogan miró la expresión de enojo en los ojos de Tou; esto le indicaba que deseaba matarla. Sin embargo, la aparición de las lunas de sus hermanos dio un cambio inesperado.

— ¿Elena, qué haces aquí? Te dije que esperarás en el Jet — le recrimina Hiro.

— ¡No! — soltó Cristal con temor en su voz. — ¡Elena, tú también sabías de esto! — espetó con lágrimas en los ojos al reconocer la voz familiar de su amiga.

— ¡Cristal! — gritó Elena, sorprendida de encontrarla en este lugar, con un arma en sus manos y los deltas de Tou rodeándola listos para atacar. — ¿Qué está pasando aquí? — exigió saber.

— ¿También la conoces? — preguntó Tou, sorprendido de que Elena conociera a esa humana.

La pareja de Hiro no tuvo que preguntar para deducir lo que estaba ocurriendo. Kogan no había devuelto a Cristal.

— ¡Me dijiste que Kogan la iba a regresar! — le reclamó Elena a Hiro por haberle mentido.

— Si logras convencerla de entregar el arma, le perdonaré la vida, pero debe salir de inmediato de mi territorio o la mataré — escupió Tou condescendiente.

— Yo... solo quiero — dijo Cristal entre sollozos. — ¡QUIERO IRME A CASA! — sincero. Elena, al escuchar las palabras de Cristal, con gran enojo, se acercó a Kogan y le asestó un fuerte golpe en uno de sus brazos. Porque sabía que él la había tenido retenida en contra de su voluntad.

— ¡Calma, Elena! — le habló Lynn, la luna de Tou, tratando de comprender por qué una humana apuntaba a uno de sus deltas.

— ¡Me mentiste, Hiro! — le reclamó Elena.

— ¡Ella me PERTENECE! — enfatizó Kogan con autoridad.

— ¡YO NO TE PERTENEZCO! — le gritó Cristal a Kogan.

— Que entregue el arma y que abandone inmediatamente mi territorio o la mato — aseguró Tou enojado.

— ¡CÁLLATE! — gritó Kogan, enojado por la amenaza contra su luna.

— Kogan, estás en mis tierras. Esta mujer tiene un arma y ha quebrantado una de nuestras leyes al amenazar a uno de los nuestros. ¡Tú conoces cuál es el castigo! —.

— ¡TE DESPOJO DE TU TERRITORIO SI TOCAS LO QUE ES MÍO! —.

— ¡Te conseguiré otro juguete! — espetó Tou, confundido por el comportamiento posesivo de su hermano mayor hacia esa humana.

Kogan comenzó a gruñir por las palabras de Tou y se abalanzó contra él. Nada ni nadie podía reemplazar a su compañera.

¡Deténganse ustedes dos! — interrumpió Lynn, poniéndose en medio de ambos. — Kogan, no estás en tu territorio. Elena, convéncela de entregar el arma; está amenazando a uno de mis deltas — soltó con enojo, comprendiendo la situación.

Elena asintió ante el pedido de Lynn. Debía convencer a Cristal de entregar el arma o no podría salvarla de una muerte segura. Se acercó lentamente a una alterada Cristal, que permanecía apuntando un arma con sus manos temblorosas.

— Por favor, baja el arma — le dijo Elena, colocándose enfrente de ella. Sentía un nudo en el estómago, su mente luchando entre la desesperación por ayudar a su amiga, porque si Tou decidía matarla, ella no podría intervenir.

— Ten cuidado, Elena — le mencionó Hiro al ver que ahora el arma apuntaba a su pareja. Ella hizo caso omiso a las palabras de su pareja y siguió caminando.

APODERÁNDOME DE MI LUNA HUMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora