CAPÍTULO 75

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En la entrada del vestíbulo se encontraba Kalium envuelto en un gran enojo. En los últimos días, había permanecido junto al alfa Hiro ayudando en todo lo que concierne a la manada. Horas antes, había emprendido el camino de regreso a la madriguera para informarle a su alfa acerca de los humanos que se estaban adueñando de áreas del territorio prohibidas.

Esto era un patrón normal en ellos. En esta parte del territorio, es rico en minerales y piedras preciosas, iban llegando para informar a Kogan qué acción debían tomar contra esos humanos. De un momento a otro, ambos se detuvieron abruptamente, percibiendo lo que Kogan estaba por hacer.

Hiro se mantuvo inmóvil momentáneamente, al igual que Kalium. Su enojo invadió todo su ser y continuaron su apresurado paso hasta llegar donde Kogan se encontraba.

Mientras el cuarto beta se encontraba detenido en el vestíbulo, apretando sus puños con mucho enojo, pudo escuchar los gritos de su luna y, al sentir que su alfa no continuó con su rechazo, cerró sus ojos al escuchar el doloroso llanto de ella. Por primera vez en los siglos sirviendo a Kogan, quiso golpearlo.

El alfa, sin deseo de alejarse de su pareja, salió de la habitación escuchando con dolor a su luna llorar sin ningún tipo de consuelo. Él deseaba tenerla en sus brazos en ese momento; sin embargo, sabía que lo había empeorado y ahora cabía la gran posibilidad de que su luna nunca quisiera volver a verlo.

Kogan miró sus manos ensangrentadas. ¿Por qué había sentido dolor y sangrado? Nunca había escuchado de algo como eso en un rechazo, y menos que la marca brillara y sangrara. Si no hubiera sido por estos extraños sucesos, ya hubiera rechazado a su luna. Sumado a todo esto, recordaba cómo sintió a su luna debilitándose. Era la misma sensación que experimentó cuando la vio morir días atrás, y sus miedos de perderla definitivamente lo hicieron comprender que no podía vivir sin ella. Tal vez haya sido por instinto o por lógica, pero logró comprender que si llegaba a terminar el rechazo de su luna, ella podría morir.

El alfa había deducido esto debido a que su luna es humana. Había muchos sucesos extraños que rodeaban a su compañera, y una respuesta invadió sus pensamientos: Cristal había sido preparada para él por la Diosa Lunar. Era probable que al rechazarla, ella sufriera el mismo destino que muchas humanas padecieron al ser marcadas por un licántropo.

Esto lo atormentaba profundamente; nunca esperó que algo así sucediera. Estaba enfadado consigo mismo, con Rax, y el hecho de que una vez más había provocado que su luna sufriera tanto dolor, era lo último que deseaba hacerle a lo más importante en su vida.

Kogan, saliendo de sus pensamientos, se encontró con la furiosa mirada de Kalium. Él evitó sus ojos, no deseaba dar ninguna explicación hasta haber rechazado a su pareja, porque sabía que muchos se podrían.

— ¡¿Qué mierda crees que hacías?! —, la voz exaltada de Hiro se escuchó apenas cerró la puerta donde se encontraban las lunas. Kogan giró lentamente su mirada hacia su segundo hermano y fue cuando Hiro, sin previo aviso, lo golpeó fuertemente en su mejilla. Kogan salió disparado, arrastrando consigo todo lo que se encontraba tras él hasta chocar contra la pared y caer al suelo. — ¡Eres un maldito! —, espetó su hermano con enojo.

— Era lo mejor, para mantener a mi luna a salvo —, la confesión de Kogan aumentó más el enojo de Hiro. ¿Cómo podía pensar de esa manera? — Si me vuelvo a perder, puedo llegar a matarla —, les dijo tocando su adolorida mejilla.

— ¡Entonces debes aprender a controlar tu lobo terrible! —, le mencionó su hermano exaltado, — Estoy seguro que de ahora en adelante podrás manejarlo mejor, por su bien —.

— Y ¿si no logro controlarme? ¡Tú ni Roland pudieron contenerme! ¿Cómo piensan mis betas detenerme si ninguno de ustedes pudo contra mí? ¡Si vuelvo a perderme mi amada luna sufrirá nuevamente las consecuencias! —, exclamó Kogan refutando las palabras de su hermano con mucho enojo, — ¡Ninguno de ustedes sabe lo que se siente perder a su pareja! —.

APODERÁNDOME DE MI LUNA HUMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora