La Doble Vida De Mínako.

Capitulo 20.

El lugar era simplemente precioso, la arquitectura impresionante nunca imaginó conocer un lugar tan encantador.

—Wow —musitó ella emocionada entrando a la habitación que se asignó mientras estuviera alli—, Serena no creerá dónde dormiré.

Abrió la amplia ventana el atardecer fue el marco perfecto para tomarse una foto y enviarla a su mejor amiga y a su abuela Miyu, la mujer estaba muy emocionada en cuanto Mínako le contó que iría a Italia.

Guardó el móvil en cuanto escucho a alguien tocar a su puerta.

—Minako le pedí permiso a mi padre para ir a un museo que está cerca.

En cuánto la rubia escucho aquello se asustó un poco ¿Cómo saldría ella a un lugar desconocido y sin saber nada de italiano? «calmate Mina, esto seguramente tiene una solución»

—Estan listas...

Artemis guardó silencio al ver a Mínako iba a decir algo  pero Mimet su asistente entró también a la habitación.

—Señor se que me trajo para poder descansar un poco de sus tareas pero este asunto es mejor que usted mismo lo trate, es Nova y...

—No te preocupes ya voy —dijo con resignación el albino—, en unos minutos estaré contigo Mimet. —Dijo con la intención de que la secretaria saliera de la habitación.

—Esta bien. —Respondió Mimet saliendo de la habitación.

Suspiró cansado quería pasar la tarde con su pequeña, tenía mucho sin tener vacaciones con su hija, la última vez la pequeña apenas hablaba. Sentía que apenas y dedicaba tiempo a Diana la niña crecía rápido tenía la sensación de estar perdiendose  de muchas cosas.

—Diana —llamó y la chiquilla se acercó a su padre —, no podré ir contigo ahora, papá tiene trabajo te prometo que mañana si iremos a los museos que tú quieras princesa.

—Si papá está bien.

Artemis se sintió fatal al ver el sonriente semblante de la pequeña, ahora decaído y esa alegría de minutos atrás decayó  después que entró Mimet.

Tomó a su hija en brazos camino hasta sentarse en un mueble, acariciaba los largos y lacios mechones platinados de su hija.

—Dianita se que estás enojada papá te dijo algo y no lo cumplió, pero te prometo que mañana si iremos adónde tú quieras mi niña.

—Esta bien papá. —Musitó la niña mirando sus manos entrelazando sus dedos.

El albino volvió a dejar a la pequeña en el suelo, para acto seguido besar la frente de la niña.

Mina se acercó a la niña, estaba molesta Diana estuvo todo el vuelo emocionada con el viaje «es un refrigerador ¿Acaso no lo dolió la carita de la niña?» pensó la niñera molesta con su jefe.

—Te, tengo un plan ¿Quieres escucharlo? —preguntó poniendo un tono de misterio en su voz para llamar la atención de la niña.

—¿Qué cosa? —habló la chiquilla aún cabizbaja.

Mínako hizo ademan a la niña para que se sentara junto a ella, Diana  obedeció sin quitar su semblante serio.

—Aunque papá no pueda llevarte estoy yo pequeña, quizás no conozca mucho y de italiano no sepa nada pero que perdemos, si quieres ir a ese museo yo te llevaré preciosa.

Los ojitos de la niña volvieron a tener aquella curiosidad de siempre, una curvatura se dibujó en sus labios mostrando una sonrisa.

—¿Lo dices de verdad? —emperó la niña levantándose del sillón espectante a oír un si como como respuesta.