Capitulo 13.

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Logró escabullirse a un área del club restringida para los clientes, se quedó escondido  tras una pared no debía cometer errores y abrir la puerta equivocada. La vió entrar ya sabía dónde estaba.

Rapido siguió a la bailarina a lo que supuso era su vestidor.

Al entrar se topo con ella frente, a frente, se sorprendió al no verla sorprendida, al contrario Azul sonrió con coquetería en cuanto lo vio.

—Eres un chico malo —dijo ella con voz traviesa—, pero como me agradas no dije nada y te dejé seguirme. —Dijo la rubia acercándose a Artemis tocando su mentón con la punta de su dedo.

—¿Agradar? —musitó Artemis confuso tomando con delicadeza el dedo que Azul tenía en su barbilla.

Ella asintio cómo respuesta —aquí no vienen los clientes galan.

Hizo a un lado al albino caminó hasta el tocador, debía mantenerse serena y disfrazar un poco su voz para no ser descubierta,  por fuera seguía el juego pero en su fuero interno temblaba asustada ante el pánico de ser descubierta por Artemis.

—¿Y qué haces aquí darling? —cuestionó girando la silla para acto seguido cruzar las piernas.

¿Qué hace allí? Esa es una pregunta que él tampoco dejaba de hacerse.

—Vine a verte. —Respondió Artemis casi en automático.

—Pues ya me viste guapo —dijo ella con una risita coqueta—, ¿Deseas algo más Artemis?

Abrió los ojos al máximo esa mujer sabía su nombre ¿Cómo sabía esa mujer su nombre?

—¿Como sabes mi nombre? —empero Artemis volviendo a su seriedad habitual.

«¡¿Mina porque  carajos tenías que llamarlo por su nombre?! Aquí no eres Mínako, eres Azul» se auto reprendió la bailarina,  que que de inmediato pensó en algo para remediar la situación por su gran metida de pata.

—Pues fácil  —se volvió a poner de pie, se acercó a su rostro hasta unir sus labios en un corto beso travieso—, presto más atención de la que tú crees darling escuché tu nombre cuando viniste aquella noche por el show vip.

—Así que era eso entonces. —Dijo él más calmado.

—Si —respondió con la mano en su pecho—, ¿O creíste que era una acosadora? —dijo ella divertida ante la expresión del albino.

—Es posible. —Habló Artemis siguiéndole el juego a la burlesca bailarina de antifaz con pedrería azul.

—Yo creo que el acosador eres tú —refutó Mínako—, no creas que no te he visto casi en primera fila mirándome eres un pillo.

—¿Ah sí? —inquirió Artemis arqueando una ceja.

—Si. —Recalcó la bailarina riendo.

—Los acosadores no hacen esto.

Ahora fue Artemis quien besaba a la bailarina, a diferencia de Azul el beso de Artemis fue atrevido tomó a Azul por la cintura. Azul no se hizo esperar, ella enredó sus brazos alrededor del cuello de Artemis, la tensión aumentó entre ellos «es cómo en mi sueño Mína, no esto es mucho mejor que en mi sueño», sabía que jugaba con fuego pero por esa única vez mandó todo al demonio y se dejó llevar.

El albino paso de sus labios a su cuello, llegó a su oído dando suaves caricias que de inmediato erizaron la blanca piel de la muchacha.

—Ya tú  sabes mi nombre, es justo que yo también sepa el tuyo. —Susurró Artemis para luego volver al cuello de ella.

La Doble Vida De Mínako. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora