Capitulo 18.

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El lugar estaba lleno de personas era normal por la festividad.

-Diana -habló Artemis a su hija sacándole de sus pensamientos-, hija si quieres podemos venir luego, cuando no estén tantas personas ¿Te parece?

Diana miró a su padre, luego a la concurrida pista de hielo para luego negar con un movimiento de cabeza algo exagerado típico de la niña; la albina se acercó más a la orilla de la pista de patinaje una muchacha que oatinaba como una profesional llamó la atención de la chiquilla.

-¡Papi ponme los patines! -dijo emocionada tomando la mano de Artemis-, ustedes también pónganse los patines para patinar juntos. -insistió Diana a los dos adultos.

-Esta bien vamos yo te ayudo, ven vamos a prepararte.

Artemis llevó a la pequeña a ponerse los patines, él también se puso un par de patines, entró con la niña.

Mínako se acercó a la orilla de la pista, allí veía a su jefe y a la pequeña Diana ir de espacio, la rubia se animó a rentar un par de patines para unirse a padre e hija, ambos parecían disfrutar el momento.

La niña al ver a su niñera se deslizó para ir con ella.

-Que bueno que viniste -Diana tomó la mano de Mínako para llevarla con su padre, la niñera la siguió-, patinemos juntos. -ofreció la niña tomando a ambos adultos de las manos.

Los tres recorrieron la pista con tranquilidad, ambos adultos cruzaron miradas más de un par de veces. Aunque la niñera rehuía al escarnio esmeralda hacía Artemis cada vez que azul y esmeralda se cruzaban.

«Diana toma de la mano a Mínako, lo hace sin ningún tipo de reserva», Artemis no dejaba de sorprenderse el ver la confianza que su pequeña tenía con la niñera, cada vez estaba más convencido en que la decisión de despedir a la niñera había sido un error.

-Papá apresúrate -dijo adelantandose unos pasos-, Mína y yo iremos por chocolate.

-Ya voy. -Respondió el albino alcanzando al par de chicas.

•••

La tarde había sido amena, su hija estaba bien y verla sonreír le llenaba de dicha, ya habían vuelto a casa la primera en bajar fue Diana alegando que tenía muchas ganas de ir al baño.

Mínako abrió la puerta del copiloto con intención de bajar e irse con la niña.

-Por favor -habló Artemis tomando a la muchacha de la mano para evitar que se bajara del automóvil, Mínako miró confundida y él apenado la soltó -. Señorita Aino gracias por...

-Señor Von Parker ya se lo dije no hace falta que me agradezca.

-Lo sé.

Guardó silencio al no saber que decir, el silencio reinó nuevamente, sus rostros se acercaron, el albino sintió el impulso de volver a probar los labios de la niñera, Mínako correspondió.

Dejarse llevar una vez más por la sensación de volver a sentir a Artemis, fue algo que Mínako no tenía intenciones de evitar. Recordó las palabras de Yaten cuando fue al hotel por ese supuesto servicio donde Rubeus la había enviado.

Detuvo el beso poniendo la mano en el pecho de Artemis, este le miró confuso.

-Señor Von Parker esto no puede pasar y usted lo sabe.

Vió a la mujer salir del auto con rapidez, parpadeó algunas veces luego de salir del trance momentáneo llevó las manos a su rostro tratando así de volver a caer en cuenta de sus acciones, está vez no hubo confusión quiso besarla de nuevo y en efecto así lo hizo.

-No hagas tonterías Artemis ¿En qué carajos pensabas? -se dijo a si mismo a manera de reproche-, lo mejor será guardar distancia.

Bajó del auto al entrar vió a Mínako en el recibidor hablar con un rostro ya conocido para él.

-Yaten no esperaba verlo hoy -dijo acercándose al japonés de abrigo negro-, por cierto feliz navidad.

-Gracias Artemis feliz navidad para ti también, respondiendo a tu pregunta vine aquí por un asunto que me gustaría tratar contigo me iré a Tokio volveré en enero, no me gustaría irme y dejar asuntos sin resolver.

-Entiendo Kou hablemos en mi estudio, pero me gustaría te quedes a cenar después de todo es navidad.

El japonés no dijo nada, pensó un momento vió a la silenciosa niñera alejarse de él y Artemis, una sonrisa se dibujó en sus labios, la idea de molestar un poco a la chica le pareció divertida, después de todo ella se lo buscó por mentirosa.

-Claro acepto después de todo es navidad.

-Bueno resolvamos aquellos asuntos ahora, así estaremos a tiempo para la cena.

El par de ejecutivos se retiró, Mínako le miraba subir las escaleras, la muchacha sentía su alma pender de un delgado hilo, un hilo el cual Yaten en cualquier momento podría cortar si le revelaba su secreto a Artemis «Dios por favor que ese hombre no le cuente a Artemis que soy Azul, si Yaten habla Artemis me va a odiar por el resto de la vida», pensaba la rubia más que nerviosa.

Sintió un par de manos tomarla de los homos, era Darien el pelinegro la miraba con una sonrisa de oreja, a oreja.

-Feliz navidad niñera, ¿Dónde esta mi amargado primo? -cuestionó Darien sin dejar a un lado su entusiasmo.

-Feliz navidad señor -respondió Mínako confusa con la familiaridad con la que ese hombre la trataba-, su primo está en su despacho.

Luego de responder Darien besó su frente de manera sonora.

-Gracias y felicítame linda, en poco tiempo me van a echar el lazo, en un mes yo Darien Von Parker, se casará en Italia.

Luego de decir aquello el muchacho soltó a Mínako, para ir escaleras arriba por dónde poco antes había desaparecido Artemis y Yaten.

Mínako salió de su estupefacción, las palabras del muchacho la hicieron recordar a su amiga, Serena aunque lo negara sentía algo por él. Solo esperaba que su amiga no sufriera tanto con el matrimonio de Darien, Serena decía que era solo una diversión sin embargo las acciones de Serena qdecían algo muy diferente a lo que de su boca salía.

La Doble Vida De Mínako. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora