Blaugrana - Pablo Gavi.

8. Oh BARCELONA.

Janna.

Lo primero que vi al llegar a Barcelona fue la cara de Gavi plantada en una foto con la tal Anitta. Y no, no son celos, ella le lleva unos buenos años a Pablo, pero no, Pablo se veía tan feliz con ella. Estaba en mi casa, aburrida, no hace mucho había llegado y ya estaba aburrida. Gerard no estaba y no iba a la Cuitat Esportiva hasta mañana.

Suspiré dejando el celular a un lado y yendo al jardín, para coger algo de sol en lo que queda de tarde. Últimamente aquí está haciendo ese puto calor infernal qué te quema hasta las pestañas.

Recordar la vez que pasé por esos pasillos y me conseguí a un Gavi desesperado fue...

                                    ......

- ¡¿Que hizo qué?! - pregunté saltando del sofá y dejando el teléfono de casa en su lugar.

Efectivamente mi celular estaba a explotar de notificaciones llamadas y otras cosas, confirmándome que Gavi lo había hecho. Le había dicho al mundo que éramos novios, y al parecer mi familia no lo tomó de la mejor manera.

Abrí mi Instagram temblando, él no podía hacerme esto, sabía que yo no estaba preparada.

En segundos tenía miles de comentarios negativos por parte de sus fans cualquier cantidad de cosas horribles. Me empecé a desesperar. Ya mi teléfono no sonaba solo, ahora también era el celular de la casa. Sudé, podía perder mi trabajo por meterme con un jugador. Maldito Gavi. La puerta se abrió y Gerard entró en la casa. Su cara estaba roja sus ojos pidiendo que aclarase esto.

- Dime que no es verdad que volviste con Gavi. - me suplicó con la voz rasgada - Dímelo, Janna.

Era algo difícil de explicar. Amaba a Gerard y él sabía toda la maldita mierda que había pasado por culpa de Pablo y su egoísmo. Sabía que le había herido, pues era mi hermano y le dolía cualquier cosa que me hicieran. Me entró la desesperación pues quería decir y explicar pero no iba a entenderme, nadie lo iba a hacer.

- ¿Estás otra vez con Gavi?

Una pregunta difícil de responder, era muy obvia la respuesta. Claro que quería tener la valentía de decirle muy segura, mi interior me lo pedía, pero ya no daba para eso. Me había quedado unos segundos en trance, mirando a un Gerard totalmente distinto.

Lo había arruinado todo Gavi.

- Era de esperarse... - habló otra vez. Me miró a los ojos y, sentí como el marrón claro de estos empezó a tornarse claros, de tristeza.

Los ojitos lindos y pequeños de Gerard se achinaron, luego bajé la mirada a sus brazos que se habían abierto para mi ¿me estaba pidiendo un abrazo? ¿No estaba molesto?

Ahora si me perdí.

- ¿Véns? - preguntó en catalán, como solíamos hablar de vez en cuando. Llegué a su lado y quise llorar pero él no me permitió. - No permitas que te vuelva a herir, Janna, y lo aceptaré por que sé que tú lo sigues amando.

Escapé un suspiro pesado y él se separó de mi, con una cálida. Luego miró a los lados y sus ojos se fijaron en el cuadro de papá y mamá en frente de nosotros. Pasé un brazo por si cintura mientras él hacía lo mismo mirando el cuadro. Ged y yo no habíamos nacido todavía ahí, ellos apenas estaban iniciando su amor adolescente y bonito.

- Yo hablaré con ellos, no te preocupes - me dijo, apretandome un poco. Me besó la frente para irnos a sentar y pasar la noche como dos hermanos con problemas de amor en su vida.

                                 .....

El ambiente estaba impregnado en el fútbol, mientras algunos aficionados canturreaban el nombre de los equipos y alzaban las camisetas en el aire. Ya me sentía ansiosa de ver a los futbolistas salir y jugar.