Libertad...
Era algo que quería y que tuvo.
Una semana teniendo que aguantar las constantes "visitas" de su padre, fueron suficientes problemas para que se quedara allá, en la casa del terror; Todas esas inoportunas visitas para recordarle lo basura qe era, y también que ya era hora de largarse a su tierra natal: Barcelona.
Era tanta su ansiedad por llegar, que pensaba e imaginaba escenarios qué hacer, cuando ya estuviera en la comodidad y estadía de su hogar. Gran parte de la razón por la que se fue, fue porque Gerard no podía quedarse. En algunos días tenía la final de la Kings League y se le hacía casi que tres veces imposible. No podía simplemente quedarse atendiendo los problemas que tenía su hermana cuando un montón de trabajo esperaba por él.
Llegando otra vez a lo que cree un paraíso, Janna deposita con cuidado su celular y su suéter en la cama. Ella al igual, se tira boca abajo tratando de grabar en sus fosas nasales el olor a Pablo.
— ¿Feliz? — apenas puso un pie dentro de la casa, y ya se llevaba una escena bastante perturbadora.
— Demasiado — resopló.
Pablo soltó una sonrisa nasal negando con su cabeza.
— Tengo hambre.
— Vete a tu casa así comes algo.
— ¿Me estás echando? — Janna apartó la cara de su escondite, mirando a Pablo y esperando alguna respuesta. — Estoy en mi casa, por si se te olvida que tu hije y yo vivimos aquí.
— ¿Acabas de decir hije? — preguntó, ignorando sus últimas palabras.
— Pues, técnicamente no sé qué es, así que por el momento es niñe. — dicho eso, simplemente volvió a su lugar en la cama. — Pide comida.
«Si este es el comienzo del calvario, llévame contigo señor» Pensó, aterradora la idea de todos los días escuchar esa palabra.
— ¿Antojos?
— Para nada, es hambre por que no he comido desde ayer en la tarde.
¿Tenía que molestarse por eso? Tal vez, pero tenía que irse cuanto antes para llegar a tiempo. Pablo como pudo tomó el bolso y sus zapatos, apresurándose a salir de la habitación, sin antes darle un beso y una mini despedida a Janna.
Susurró un hasta luego, y cogió su celular, junto con su chaqueta.
Se iría lejos.
Janna siquiera lo miró, estaba en un debate mental de si ir a comer, o permanecer tranquilamente acostada en su cómoda y tranquila cama prestada. Tiene que comer y lo sabe, pero es tanta la flojera qué termina acomodándose mejor. En esa posición, puede aún sentir la tela rozar con su nariz.
— Tienes hambre pero no quieres que me pare. — negó. Últimamente el hablar con la Cosita como le decía Vianell, se le hacía costumbre.
Pararse estaba entre sus opciones menos condideradas. Por más hambre que tuviera no quería hacerlo.
Maldijo, recordando las pastillas.
Una cada día, durante muchos más días, para completar que tenía que ir a su "cita" que no fue el 28 por que estaba en Ibiza. Recordar ese día, es como odiar e incrementar el desprecio a Pablo. ¿Por qué? Pues Pablo, no quiere decirle el sexo del bebé. Por que lo sabe, el doctor se lo dijo, pero Pablo no tiene intenciones de hablar...
Lastimosamente.Le dolían los pies, las caderas y parte de la cabeza. La mitad para ser exactos.
Suspiró dándose vuelta. Inspeccionando la habitación, una mirada rápida para ver dónde estaban sus maletas, o donde Pablo las había dejado antes de salir corriendo. Otro pequeño suspiró salió de sus labios pensando en si es buena idea parase.
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Blaugrana - Pablo Gavi.
FanfictionA estas alturas Gavi no sabe lo que quiere, y sus actitudes de gilipollas solo harán de Janna un manojo de sentimientos e inseguridades. ¿Tiene que cambiar él para poder seguir a su lado? ¿O tiene Janna que aguantarlo por que realmente lo ama? Jann...