40. Una Navidad Por La Mitad.

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Diciembre, trece.

— ¿Quieres hacer silencio? — cuestiona Pablo — Estoy viendo un partido importante.

Janna entrecerró sus ojos.

— Están en descanso — replica, Pablo solo rueda los ojos molesto — Además en nada empieza a jugar Alejandro.

Janna terminó de tirarse a un lado de Pablo, literalmente se monta encima de él gracias al frío que hace. Antes se quejaba del calor, ahora se congela el culo cada vez que quiere pisar los jardines del patio.

— Ya empezó. — comenta, en un tono que parece ser más una invitación a callarse.

Para Janna, no fue difícil entrar en ambiente con el partido. Pero vamos, el primer cambio se llevó toda su atención.

— ¿Como se llama el 47? — pregunta, sonríe a Pablo y este le responde tan rápido como si fuese un robot.

— Foden.

— Que lindo... — murmura para ella. Cierra los ojos ahora más centrada en lo lindo que se ve con esa cara de molesto.

— Señor Jesucristo — Pablo se limpia sutilmente el sudor que no sabía que tenía en la frente. Janna lo ve curiosa, y él sufre un colapso porque el equipo al que está apoyando hoy, que es el Manchester City, está apretado. A Kalvin Philips le sacan una amarilla, Pablo bufa inconforme.

El balón rueda de aquí a allá y Pablo no se puede poner más nervioso. El marcador está a su favor 0-1 puede conformarse con ese gol... Pero le están poniendo las cosas difíciles.

Se molesta, el equipo rival se ha puesto rudo y ni siquiera ellos han podido llegar a la cancha contraria. El equipo rival empieza con sus cambios y respira tranquilo cuando el moreno que le tenía la soga en el cuello se va de cambio.

Se han acercado mínimamente a la portería contraria pero no le es suficiente, él a juro quiere ese segundo gol.

Falta.

Joder eso es lo que necesitaban. Una jodida falta para el tiro... Pablo se soba las cienes, sin duda prefiere jugar él a tener que ver los partidos tan malos que hacen. Quiere acción, no se puede conformar con esto.

Apenas van 61 minutos de juego, se cree... Gol.

Las quejas de Pablo se detienen minimamente cuando el balón entra recto a la portería.

— ¡Golllllllllllllll! — grita Pablo, lanzando a Janna al piso cuando se levanta eufórico. La menor se queja al borde de las lágrimas pero no es más que drama. Pablo no puede creer que el tan esperado gol si llegue. — Haré qué me compren.

Pablo salta de un lado a otro ignorando provocativamente el dolor de su pierna. Le vale cualquier mierda. Pero su felicidad es interrumpida cuando nuevamente los futbolistas se dejan llevar hasta su misma portería.

Ríe como un estúpido ayudando a Janna a levantarse, la verdad es que tantas tarjetas amarillas le hacen recordar que él nunca se salva de una. Su juego es tan agresivo que siempre tiene que hacer una falta. ¿Ganarle? Pues que le ganen, pero de que un jugador sale golpeado sale.

Pasan los minutos, nada bueno o nada relevante que pueda poner a Pablo de las puntas. Tan aburrido no es si se pone a verlo desde un punto positivo, hay jugadores que pueden hacer partidos mejores pero, si ellos se conforman con lo que hacen, es problema de ellos.

Otros cambios, esta vez sacan a Lewis,  a Kovacic y a otro que no distingue bien su nombre.

Y sí, no pasa mucho para que un error del City sea la mejor de las oportunidades para el jugador, que aprovechando su oportunidad mete el primer gol del equipo local.

Blaugrana - Pablo Gavi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora