|En relación|
M
iércoles, siete de diciembre.
La hora estaba a su favor, pero sus planes no eran esos que se estaban llevando a cabo. Mientras Vianell se arrastraba en el piso creyéndose agente del Fbi, Janna seguía sentada en la mesa con su madre. Ambas iban bien camufladas, vistiendo de negro con lentes, chaquetas y una revista para pasar desapercibidas.
Pablo no estaba en casa, podía estar tranquila de eso... Aunque, juzgando por lo que hizo a sus espaldas, puede estar. Tranquila. Suspiró por octava vez en lo que llevaban sentados ahí. En ese centro comercial. Estaban en un caro y reconocido sitio de Barcelona. Para su mala suerte.
Las cosas empezaron chistosas, apenas recordaban lo que harían morían de risa, pero ahora ya no le causa el mínimo de gracia. Ver tantos documentales anoche para que el plan de su madre salga victorioso... Es aburrido.
El Martini que toma su madre se ve delicioso, casi se le hace agua la boca de solo verlo. Pero obviamente no puede tomarlo... Que dolor. Ve su jugo de kiwi también, el aburrido color verde hace que su apetito se cierre.
No es hasta que Vianell le hace señas, que se levanta dejando un billete en la mesa. Su madre se baja las gafas y la mira con los ojos bien abiertos, pero no entiende. Están a sólo dos pasos pero no le habla, nada más le pela los ojos y mira hacia abajo una y otra vez, hasta que capta. Sutilmente baja su chaqueta negra, entendiendo por fin el regaño silencioso. Por suerte tiene peluca, ella su madre y Vianell. No quieren tener nada que ver con la prensa estos días de diciembre.
Pero parece que otra persona si tiene intenciones de crear problemas con la prensa, justamente puede ver a esa persona el día de hoy; Mejor dicho, tiene la maldita desgracia de ver a esa persona hoy.
Igualmente el mayor de los Piqué sigue sentado del otro lado con la que parece ser... Alguien de sus conquistas. Joan Piqué está ahí sentado, sonriendo como un quinciañero en su primera relación, mientras desliza la caja plana sobre la mesa. Janna pone los ojos en blanco, aun viendo desde lejos como la senos de patilla se pavonea, literalmente, con su padre. La risa es tan asquerosa que corre la mirada al otro lado, y oye como su madre hace un sonido bastante indignado.
Bueno, como dice el dicho "El que busca encuentra" y su madre quiso buscar, ahí tiene sus resultados. Suspira, ya pierde la cuenta de cuantos lleva. Pero saben que ahí parados no pueden estar.
Con solo una mirada, su padre podía reconocerla... Y no es lo que su madre busca.
Vianell pasó y accidentalmente tiró de la mesa a un lado, todo pasó rápido, apenas capta. El problema aquí es que eso de accidental no tenía ni la intención, porque bastante que se notaba lo mucho que lo quería hacer.
La operada, jadeó hasta donde oyó y casi se pone a protestar, pero Joan la detiene, y detalla minuciosamente a Vianell. De pies a cabeza, no deja escapar absolutamente ni un centímetro de su piel. Y Janna piensa que ya está jodida, que Vianell acaba de limpiarse el culo con el plan de su madre.
Gracias a la Sagrada Familia, los del servicio entran es acción y Janna sale prácticamente corriendo de allí con jalando a su madre. Le da risa, pero cuando la rubia llega a su lado nota que tiene en sus manos la caja plana y plateada que hace minutos su padre obsequiaba. Sus ojos se abren, tanto que ahora el pánico le recorre la bilis y todo el organismo... Muy diferente a Montserrat, qué más que dichosa salta de emoción.
— ¡Te amo!
Janna rueda los ojos mirando a otro lado, cruzando sus brazos en el proceso. Voltea otra vez, mirando ahora como su padre se agarra la cabeza y la pelirroja de labios inflados reclama a alguien.
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Blaugrana - Pablo Gavi.
FanfictionA estas alturas Gavi no sabe lo que quiere, y sus actitudes de gilipollas solo harán de Janna un manojo de sentimientos e inseguridades. ¿Tiene que cambiar él para poder seguir a su lado? ¿O tiene Janna que aguantarlo por que realmente lo ama? Jann...