Recuerdos.

719 17 0
                                    


|Mundial de Qatar|


Janna Piqué.


Cuando llegué estaba cenando con sus amigos, ahora está tratando de dormir. Se embriagó, por despecho a perder antes de finales. Con ayuda de Pedri lo subimos a su habitación, y lo arropo de pies a cabeza. Ya nuestra "relación" había terminado, pero no iba a dejarlo así de mal. Todavía lo quería, mucho.

— Gracias, Pedri.

Él me sonríe.

— No hay de qué, Leana.

Poco a poco me voy incorporando, para salir otra vez de la habitación con mi amigo a un lado.

— ¿Sabes algo? — preguntó y negué — Cuando nos eliminaron, él solo pensaba en ti.

No me tomaba eso por sorpresa, él tuvo el sueño de poder ganar la Champions y compartirla conmigo. Claro todo pasó cuando éramos pareja, ahora no quedaba nada de eso.

— Supongo que te ama tanto para llegar a ese extremo.

— ¿Cual?

Pedri, no muy seguro de seguir hablando, dijo.

—Jugar lesionado y hacer, hasta ahora, como si nada — abrí los ojos mientras el canario asentía. No sabía que Gavi estuviera lesionado.

— Esta era nuestra copa.

— Cómo ya le dije a él... Hay más años para jugarla.

El sonrió.

— No. No hay más años.

— No sean tan negativos, Pepi, sabes que puedes conseguir más que eso.

El asintió, a la vez que su teléfono se iluminaba y una canción de Quevedo, inundaba mis oídos.

—¿Quien? — contestó, con desinterés. No escuché nada hasta que vi a alguno de la selección, el cual no me sabía su nombre, salir por el ascensor con el teléfono en la mano — Alejandro viene en camino.

— Janna.

— Hola.

— ¿Y Gavi? — preguntó riendo.

— Se embriagó.

— No... Pero si hoy íbamos a salir.

Reí.

— Estaba muy ebrio como para que aguantara otro poco. — le dije, inclinando mis tacones.

— ¿Y tu? ¿Vienes a tomar un trago con nosotros?

– No, probablemente me embriague y mañana no estaré al pendiente de Gavi para que tome su vuelo —chasqueé mi lengua, algo molesta — Será en Barcelona que nos juntemos otra vez.

La cara del era la de complicidad pura, pero negué, no iba con esas intenciones y mucho menos cuando se tratara de Gavi. Hace mucho lo de nosotros quedó en el olvido y posiblemente quede así para el resto de la vida.

Me acerqué a él, y a Pedri para darle dos besos a cada uno y despedirme, buscando nuevamente la habitación de Gavi, y acurrucandome junto a él. Mi sueño se hizo largo.

Estaba mal, lo sé, pero esto lo soñé desde hace mucho, y lo necesitaba. No podía irme sabiendo que estaba ebrio, no podía dejarlo solo ahora y en ese estado.

A la mañana siguiente, tuve que obligar a Gavi. No quería levantarse, así que lo tuve a obligar.

— Es en serio. — quité su sábana blanca, pero él se volteó y se tapó la cara con la almohada — Pablo Martín Páez Gavira, despierta en este maldito instante.

Pablo solo se acurrucó en la cama, despreocupado.

— ¿Por qué bebes de esa manera? ¿Sabes lo mal que puede ser esto para tu carrera deportiva?

— Hmm.

— Mierda... — susurré, para este punto estaba más que preocupada. Pablo no era de embriagarse, más bien él no bebía. Nunca había bebido de tal forma, aunque para ser exactos, yo me embriaguaba mil veces peor... — No sé que te sucede. — me senté en el borde de la cama, con las manos tapándome los ojos — No me dices que estás lesionado, sales sin avisar y te embriagas, esto es mucho para lo que yo puedo soportar.

Sin querer evitarlo, mis lágrimas invadieron mi rostro, mojandolo. Sollocé y Gavi no se movió hasta unos segundos más tarde.

— Pero... ¿que mierda?

Tenía el cabello pegado a la cara, llorando. No sabía en qué momento mi tristeza se había hecho presente, yo no era de llorar. Pero ahora sentía la necesidad de hacerlo.

— ¿Quieres matarme? — Lo empujé — ¿Eso quieres hijo de puta?

Gavi estaba tan sorprendido que yo. Pero no se atrevió a decir una palabra. La impresión no lo dejó.

— Pablo... Esto es el colmo.

No se creía nada de lo que estaba diciendo, eso me lo decía su cara. De igual manera, me levanté y empaqué su maletas lo más rápido que pude, antes de que llegaran a buscarlo.  Sabía que ni en mil vidas se esperó que yo estuviese aquí, con él, en una misma habitación y mucho menos dormir en una misma cama.

— Por el amor de Dios — suspiró — Tengo una resaca del putas.

Mi celular comenzó a sonar como loco y tuve que ir hasta allá, para ver como el número de Morata, iluminaba mi pantalla.

— ¿Si?

Janna... Lo siento por molestarte a estas horas, pero necesito un favor tuyo.

Volteé a ver a Gavi que estaba acurrucandose otra vez en la cama, de inmediato le lancé un zapato, provocando qué se quejara.

— Claro... Dime cual y lo haré.

Cuando me dijo el favor que quería, mi sonrisa se deformó. Suspiré y maldije.


.........

— Ustedes son un desmadre.

Pedri, Ansu, Ferrán, Alejandro y otros tres más, estaban en el automóvil que había conseguido. Luchando por no reventar la cabina donde venían.

Anoche me quedé dormida, y ellos aprovecharon para embriagarse, e irse de parrandeo. Iba de camino al hotel, cuando me cayó una llamada. De parte del entrenador, avisando que el avión salía en dos horas, y los jugadores tenían que estar allá.

Corriendo los dejé y fui por sus maletas que maravillosamente estaban ordenadas, y llevarlas a donde sus dueños estaban para devolverme y obligar a Gavi a levantarse. Para colmo, cuando me había ido, él aprovechó ese tiempo y durmió todo lo que se le vino en gana.

— A Dios, chicos, tengáis cuidado. — ellos estaban tan ebrios que cuando me adentré al Jet, no me notaron.

Cuando iba a bajarme, el entrenador no me permitió, haciendo que me quedase y el Jet despegara rumbo a Barcelona. Según él fueron órdenes directas de mi padre.

Molesta me senté al lado de Morata que poco a poco se fue quedando dormido.

.....

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

.....

Esto es viejito, peor bueno.

Blaugrana - Pablo Gavi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora