4. Dorian, Nagacci

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Janna.

Ya eran casi las tres de la tarde y Gavi tenía que irse a las Vegas, su estadio estaba allí y jugarían mañana allá, yo iría mañana en la mañana y me vendría en la noche, mi trabajo no me daba la libertad de andar paseando.

Pablo se apoyó del marco mirándome un poco desorientado y luego sonrió, estaba más que ebrio.

- Toma - le di el tazón de sopa, que recién había preparado para ver si se le bajaba un poco la cruda.

A decir verdad el cocinar se me daba mucho mejor que cualquier otra cosa. Me senté a su lado acariciandole los pelos mientras él cerraba los ojos y se dejaba llevar por el sabor.

- ¿Está buena?

Asintió sin ganas y en un abrir y cerrar de ojos ya se la había terminado.

Se levantó y seguí su acción hasta el fregadero, donde dejó el plato y me abrazó.

- No me quiero ir - se quejó, haciendo leves pucheros que me sacaron una risilla.

- Es tu trabajo.

- No sé si me saquen de titular...

Estaba un poco mal por él, ya que con la llegada de Gundogan, él tendría que luchar por su titularidad.

No mencioné más nada y fuimos a su habitación.

- Te voy a extrañar - le dije.

Me ignoró y se metió en el baño.

Me eché en la cama, con cierto fastidio y dejé caer un suspiro pesado.

Esto solo era el comienzo de la que me tocaba.

Y era cierto.

Gavi y yo no teníamos un futuro juntos, pero lo íbamos a forzar, por él, y por mi.

Ya iban dos días que no iba al trabajo, pero eso no quiso decir que no estaba hasta los codos aquí en casa, me olía a que hoy pasaría gran parte de la madrugada en ello.

El lugar olía a él, a su perfume. Y me dejé llevar completamente por él. Antes este era nuestro "nido de amor" o así solía decirle antes de tanto suceso. Estaba algo igual la casa, pues lo único que había cambiado era Gavi, que se mantenía más borracho que en estado de normalidad.

- Creo que ya me voy - salió del baño, con su celular en la mano y la cara contraída.

Ya era normal verle con la cara de puño, y tampoco esperaba que la relación tomase fuerzas de una vez.

Se paró frente al espejo y se acomodó los pelos, luego roció perfume en su camiseta del Barcelona, y se puso a mirar el celular sentado en la cama.

- ¿Vendrás mañana? - preguntó, sin levantar la mirada del móvil.

- Obvio, tengo que lucir mi nueva camiseta.

Rió un poco, y se dejó caer a mi lado.

- Ya me voy.

Me levanté seguida de él y le abracé, mañana le vería pero ya lo extrañaba, y mucho.

Acaricié sus labios, con poca intención de llevar el beso a otro nivel, este niño era un horno, y luego estaría empotrada en cualquier pared de por allí.

Se alejó un poco y me sonrió.

- En el armario hay algo para ti, y las llaves están en el segundo cajón de la cocina, nos vemos mañana.

Me besó por última vez antes de salir con sus maletas.

- Te amo - susurré, seguida de su portazo y su auto yéndose.

Blaugrana - Pablo Gavi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora