Gulf Kanawut siempre se sintió distinto a los demás niños pero no lo entendió hasta que cumplidos los quince años, un nuevo alumno llega para terminar la secundaria en su mismo colegio.
Mew -seme
Gulf-uke
Cómo fue establecido por el cabeza de familia de los Suppasit, poco tiempo después, el enlace nupcial entre Mew y la hija de su socio fue anunciado a bombo y platillo.
Sin embargo y aunque por dentro Mew estaba en desacuerdo y le llevaba el demonio tener que obedecer, no dijo nada pues no quería que su padre cumpliera sus amenazas de hacerle la vida imposible a Gulf y a su familia, gracias a sus contactos.
Lo cierto era que John se destacaba por ser un abogado muy audaz y ganador de múltiples juicios, aunque no todas las cosas que se oían de él eran buenas pues gran parte de sus clientes eran hombres de dudosa reputación.
El abogado se había visto envuelto en más de una polémica por representar a acaudalados empresarios, acusados de tráfico de drogas y asesinatos en índole de ajuste de cuentas.
Fuera como fuese, este tenía mucho dinero y muchos conocidos y siempre cumplía sus amenazas, por lo que su hijo había tenido que aceptar sin rechistar por el bien del moreno, a quien John tenía en el punto de mira.
Por su parte, Pete Hoorne, el socio y padre de la chica elegida también era un hombre estricto y dominante, aunque a ella la obligaba por distintos motivos a los que su amigo obligaba a Mew pues este no quería que su hija siguiera siendo una rebelde, luego de haber sido siempre una niña buena y muy obediente.
Mai Hoorne, era una linda chica, sin embargo Mew no sentía nada por ella más que simpatía pues apenas la conocía de haberla visto un par de veces pero le constaba que esta también estaba fervientemente en desacuerdo a casarse con nadie y mucho menos con ninguno de los hijos de los amigos de su padre.
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La chica no era mala estudiante, de hecho era muy inteligente pero un día, meses atrás había decidido dejar de estudiar empresariales, carrera que su padre había elegido y ocupar su tiempo en fastidiarlo y llevarle la contraria.
Esta había comenzado a fumar, beber y salir todas las noche, incluso escapándose y metiéndose en más de un lío, siendo fichada por la policía un par de ocasiones.
El día del enlace finalmente llegó y esta prácticamente fue llevada a rastras hasta el altar e incluso tuvo que ser sujetada con firmeza para que no huyera.
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