Capítulo veintidós

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Gulf se despertó con el sonido de la alarma de su móvil y acto seguido miró hacia la semi penumbra de la habitación en donde estaba con algo de confusión.

Segundos después recordó que estaba en la casa de los Suppasit, donde había decidido quedarse a pesar de que en un principio había tenido la intención de huir.

-Bueno, aquí estás- se dijo a sí mismo con molestia -espero que sepas lo que estás haciendo.

Tras coger aire y llenar sus pulmones, este lo soltó junto con un desolador suspiro y a continuación se levantó para comenzar con su deber.

Tras haber saltado de la cama, cogió ropa limpia de una de sus maletas y caminó hasta el baño para darse una ducha y terminar de despertarse del todo.

Minutos después ya vestido, salió de su habitación y se dirigió a la de Tong para comprobar que todo estaba bien y acomodarlo lo mejor posible como Mai le había explicado.

Poco después, bajó y fue a la cocina para comenzar a preparar el desayuno, mientras las demás almas que habitaban la casona comenzaban también a abrir los ojos y levantarse pues los tres más jóvenes debían acudir a sus clases y Mew debía acudir a su trabajo como de costumbre.

Mai por su contra, abrió sus ojos por segundos pero finalmente se dejó estar un rato más entre las sábanas pues la verdad era que le había costado mucho dormirse y estaba agotada, ya que había estado esperando a su esposo en la madrugada e incluso...

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Mai por su contra, abrió sus ojos por segundos pero finalmente se dejó estar un rato más entre las sábanas pues la verdad era que le había costado mucho dormirse y estaba agotada, ya que había estado esperando a su esposo en la madrugada e incluso después de verlo dormirse en silencio, se había quedado mirando al techo un rato más.

-Solo café, por favor- escuchó el moreno hablar al cabeza de familia.

-Solo café, por favor- escuchó el moreno hablar al cabeza de familia

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-Oh, s-si, claro. Ahora mismo te lo sirvo

Tras girarse con la cafetera y uno de los tazones, el moreno pudo ver a Mew vestido con su traje claro, tremendamente elegante, el cual lo hacía verse todavía más guapo si cabe.

-Maldita sea- murmuró por lo bajo, mientras le servía conteniendo su nerviosismo

-¿Decías algo, Gulf?- preguntó el arquitecto con el ceño fruncido y su semblante bastante tranquilo y serio.

35. Primer amor - MewGulf  - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora