Capítulo veinticuatro

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Muchas veces, Gulf había vuelto a ver las fotografías que conservaba junto a Mew, justo antes de dormirse.

Jamás se las había mostrado a su hija, guardándolas celosamente en una caja, junto a las cartas, sin saber que Mae ya estaba al tanto de todo.

Casi siempre terminaba llorando al contemplarlas, sufriendo por no poder estar con Mew como quisiera y ser feliz de una buena vez.

Finalmente y tras verse cada vez peor, luego de semanas así, este decidió tener una conversación con el arquitecto y así zanjar de una vez por todas el asunto.

Este eligió la tarde del domingo, su día libre y en un principio le había dicho de quedar en una cafetería pero Mew prefirió que fuera en un lugar oculto a miradas pues era una persona pública y había clientes y conocidos suyos por todas partes.

No es que el arquitecto creyera que fuera a pasar nada pero prefería evitar malos entendidos y que hicieran creer a su esposa algo que no era, por lo que entonces la cita fue en un hotel.

Mientras que esperaron el día, ambos estuvieron inquietos, ya que el moreno se pasó el tiempo sudando su frustración e intentando no explotar antes de tiempo y el arquitecto, intentando descifrar que podía ser lo que Gulf quería decirle.

Mew entonces sospechó que podría ser que este ya no soportase estar allí y quisiera irse nuevamente pero no podía permitirlo, aunque ¿qué podía hacer?

Estaba seguro de que quería a su familia pero no podía evitar amar al moreno, aunque sabía que era egoísta por su parte el querer retenerlo, ya que Gulf tenía derecho de irse si el estar allí lo hacía feliz.

Finalmente el sábado llegó y en la mañana, cuando el moreno estaba saliendo de la ducha, de repente escuchó unos toques en su puerta.

Rápidamente se puso una toalla a modo de turbante indio en la cabeza y otra alrededor de su cintura y fue a abrir, algo extrañado.

...-Gulf, ¿Podemos hablar ahora?

-¿Qué haces aquí?-habló con molestia al ver al arquitecto- no hablaremos aquí.

-No, no puedo esperar tanto- dijo Mew tras tragar duro ante la imagen que tenía delante- Debemos hablar ahora, necesito saber

-Es delicado, mañana hablamos

-Por favor, Gulf. Me estoy volviendo loco

El moreno suspiró con resignación y acto seguido le dejó pasar.

-Ok pero espera un minuto, voy a ponerme algo encima.

Este caminó de nuevo hasta el baño y tras cerrar la puerta con desconfianza, se secó y a continuación se puso una camisa y el pantalón que había escogido con anterioridad.

Unos cinco minutos después, este salió, encontrándose al arquitecto mirando todos los recuerdos, cartas y fotografías las cuales estaban sobre la cama y no había guardado todavía.

Muy avergonzado, se movió como el viento y en un santiamén lo recogió todo y a continuación lo guardó en el armario.

-Emm...no sabía que todavía conservabas eso...yo ya no tengo ninguna, mi padre me las quitó y cuántas cartas has escrito. No creí que fueran tantas

Gulf negó rotundamente.

-No mires, me da vergüenza.

El arquitecto entonces soltó un profundo suspiro.

35. Primer amor - MewGulf  - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora