CAPITULO 7.- AMBER:

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— ¿Ya viste a la fantasma?—dijo una chica de mi clase.
— ¿Fantasma?—Violeta se metió en la conversación de dos chicas.
—Si— respondió una de ellas—. Es una alumna de último curso, dicen que su cabello es blanco al igual que su piel y que sus ojos son completamente grises ¡Qué miedo! Los más grandes empezaron a llamarla así.
Fruncí el ceño y tomé a mi hermana de la mano para alejarla de esas...esas…
—Es grosero apodar a las personas— espeté.
— ¿La conoces? —preguntó una de las niñas cerrándonos el paso.
—Si— casi grité—. Es nuestra hermana.
Las chicas intercambiaron una mirada. Se fueron, no se disculparon ni nada, solo se fueron.
— ¿Amby? —dijo Violeta.
— ¿Qué? —respondí bruscamente.
— ¿Me devuelves mi mano?
Me di cuenta de que aun la tenía sujeta, la solté.
—Lo siento.
—No importa, eso fue grosero. Las personas no deberían ser así.
—No deberían ser de muchas formas,  pero la primavera es temporada de cambio... tal vez se merezcan la oportunidad...
— ¿Ellas o Hanna?
Suspiré profundo.
—Todos, Violeta, todos.

Caminamos a nuestra siguiente clase: Etimología.
Violeta se sentó a mi lado.
Entró a dar la clase la misma mujer de cabello rubio y tez que parecía de terciopelo, que nos recibió por la mañana.
—Buena día— saludó a todos—. Tenemos dos nuevas compañeras con nosotras. Vamos a dejar que se presenten.
Nos pusimos de pie. Violeta miró de frente a la maestra y sonrió para el grupo.
—Compartan con nosotros, su nombre completo, edad y su pasa tiempo favorito— la mujer parecía tranquila.
—Soy Violeta Farmiga, tengo quince años y mi pasa tiempo favorito son los video juegos y la pintura—mi hermana terminó y volvió a su lugar.
Di un paso al frente y me mordí el labio. La inseguridad subiendo por mi pecho, los nervios traicionándome, odiaba estar frente a un público.
—Soy Amber Farmiga tartamudeé —. Tengo quince años...—dejé que mi voz se perdiera.
—Tu pasatiempo favorito, querida— me animó la maestra.
Respiré profundo.
—Me gusta... yo... me agrada la música, me gusta crear música— dije al fin.
La mujer asintió y me indicó que me sentara.
La clase pasó sin mayor problema, la profesora no volvió a preguntarme nada. La siguiente clase la teníamos por separado, era la de arte. Y bueno, cada una resaltaba a su manera.
Violeta tenía la pintura.
Summer su teatro.
Hanna sus libros.
Y yo, yo tenía la música. La forma en que mis dedos se deslizaban por el piano y creaban un sonido armonioso.
Entré en el pequeño salón y vi que tan solo compartiría esa clase con siete personas. Me sentí tranquila ante eso. Tomé asiento y fijé mi vista en el viejo piano.
—Hola— dijo alguien.
Me tomó unos segundos saber que se estaba dirigiendo a mí.
—Hola— murmuré y sonreí débilmente.
La chica se sentó junto a mí. Su cabello largo, negro y rizado. Sus ojos de un azul oscuro, su piel pálida y llena de pecas. De sonrisa amigable.
— ¿Eres una de las nuevas?—preguntó.
—Sí, y todos parecen conocernos ahora— respondí.
Ella sonrió y se encogió de hombros.
—Es un pueblo pequeño— comentó−. Soy Melinda, pero puedes llamarme Mel.
Extendió su mano y la estreché.
—Soy Amber... mis hermanas me dicen Amby.
—Suena fantástico. Debe ser genial tener tantas hermanas. Yo solo tengo un hermano y es un tonto, está en último curso, se llama Gabriel.
—Ah. Mis hermanas también están en último año, son Hanna y Summer.
La chica asintió.
—Los hermanos mayores a veces son fastidiosos ¿No? —Bromeó.
—Ni que lo digas.
La maestra entró y llamó la atención de todos. Era una mujer mayor, con canas en su cabello y arrugas en la frente, su ceño fruncido y unos ojos profundamente negros.
—Veo que tenemos nueva compañía— dijo mirándome—. Soy la profesora Mason, y enseño música ¿Sabes tocar algún instrumento? —preguntó amablemente.
Asentí con precaución.
— ¿Cuál?
—Piano— susurré.
La mujer asintió y me hizo un gesto para que me acercara a ella. Caminé lentamente y me puse a su lado.
Hizo un gesto hacia el piano.
—Muéstranos— pidió.
Dejé mi mochila a un lado y me senté sobre el banquillo que rechinó contra mi peso. Suspiré profundo, levanté la tapa y dejé que mis dedos hicieran su trabajo.
Cerré los ojos cuando la música me absorbió por completo. Nunca había tomado clases para aprender a tocarlo, jamás tuve un maestro, solo sabía hacerlo. Ralph decía que tal vez una de las anteriores estaciones sabía hacerlo, que alguna amaba la música tanto como yo, y por eso me regaló su don.
No quería creer eso, yo odiaba esas explicaciones y esas historias incongruentes, no quería creerle y sobre todo, no quería separarme de mis hermanas.
Me dejé envolver por las finas notas musicales, respirando al ritmo de la canción de cuna que siempre entonaba en mi mente.
Porque a pesar de los miedos y todo lo demás. Las cosas adquirían sentido cuando había música con ellas, nada importaba, solo estábamos el piano y yo.
La canción terminó.
Abrí los ojos y me encontré con un salón lleno de personas. Todos de diferentes clases, algunos llevaban libros en las manos, otros pinceles y estaban los de mi clase.
Me puse de pie y la mayoría comenzó a aplaudir. Sentí la sangre subir hasta mi cara, ese calor que sentía al ruborizarme.
Entre los presentes estaba Violeta, con su cara llena de pintura y sonriendo de oreja a oreja.
Mel estaba a su lado, ambas se veían felices.
No lo pensé, fue como si la energía positiva e hiperactiva de Violeta me contagiara.
Hice una ligera reverencia y los demás aplaudieron de nuevo.

Cuando terminó la clase la profesora me llamó.
— ¿Hice algo malo? —pregunté mordiéndome el labio.
—No, querida. Hiciste todo lo contrario, me gusta tu estilo, tú te entregas a lo que haces.
—Gracias, profesora Mason— dije.
Ella negó con la cabeza.
—Llámame Tessa, ese es mi nombre.
Fruncí el ceño.
—Eso es irrespetuoso... —repliqué.
—No si yo te lo pido.
Sonreí.
—De acuerdo, Tessa.
—Puedes venir aquí y tocar cuando quieras, también puedo darte nuevas partituras para que aprendas otras canciones ¿Te interesa? Si quieres también podría enseñarte a usar el violín—ofreció.
Acepté de inmediato, me despedí de ella y salí del salón.
La siguiente hora seria para el almuerzo.

Corazón de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora