26

925 62 9
                                    

Mis manos temblaban al igual que mis labios. Tome la carta y salí del lugar, corrí y corrí hasta que mis piernas ya no pudieron más, terminé echada en el piso, sin llorar, sin gritar, sin decir ni una sola palabra.
Lo más seguro, pensé, es que me estuvieran haciendo una broma pero... ¿Quién me haría semejante broma?
Cuando vi el móvil ya marcaban las diez de la noche, tenía trece llamadas perdidas de Cesar y dos de Majo.

—¿Dónde de has metido? —pregunto Cesar en cuanto entre por la puerta trasera de la casa. A veces me da miedo, es demasiado celoso y siente que sólo soy de él cuando no es así.

—Cariño, ahora sólo quiero estar sola. ¿Entiendes?

Fui al cuarto de Santiago que estaba dormido y cerré la puerta en cuanto pude. Santiago era la viva imagen de su padre, David, en él podía encomendar mi dolor con solo verlo y saber que siempre estará conmigo.

Al poco rato me sentía un poco mejor, cuando me fui a acostar Cesar ya se encontraba dormido. Lo amo aunque jamás lo amaré tanto como mi primer amor.

La noche fue fría. Cerré los ojos y terminé en un profundo sueño.
Mi sueño fue tan profundo que cuando desperté eran las nueve de la mañana, el lugar de Cesar se encontraba vacío y escuché ruidos en la sala, al abrir de mi cuerpo la puerta vi que Santiago ya está listo para irse a la excursión.

—Lo siento, me quede dormida, en cuando me cambie preparó todo, yo lo llevo a la escuela cariño, no te preocupes ya es tarde para que llegues al trabajo.

—No quise despertarte —contestó serio.

—¿Te pasa algo?

Bajo la cabeza.

—¿No que estaba muerto? ¿Por qué me mentiste?

—¿D-e-e qué hablas?

La carta la guarde muy bien en mi cajón, con todo y llave, no pudo verla, yo sé...

—¡De qué Majo te dejo un mensaje de voz! Yo creo hasta te lo mando justo media hora después de que me voy a trabajar porque sabe que no estaré —llevo su traste al fregadero e hizo sonar los mensajes de voz que teníamos.

"Amiga estoy un poco confundida, él vino a mi departamento preguntando por su hijo, por ti, está confundido y cuando le dije que él ya había muerto casi se desmayada, dijo que él..."

Se cortó el mensaje y Cesar azotó el teléfono. Se encontraba furioso y Santiago había empezado a llorar.

—¿Por qué me mentiste, Marion?

—¿Te puedes calmar? Haz asustado a Santiago.

Tomé a mi hijo e intente calmarlo.

—Al rato hablamos. Paso por ti a la hora que salgas de la escuela.

—¿No vas a ir ensayar conmigo?

—¿Me ves con ganas de querer tocarte hoy? ¿A una mentirosa?

—No se trata de tocarme, se trata de bailar, nuestra presentación será en un par de días.

Él tomó a mi hijo, lo arrebató de mis brazos y salieron sin decirme otra palabra más.

...

Después de tremenda discusión me fui a la escuela, intenté bailar pero no podía dejar de pensar en David... tengo que contactar cuanto antes a Majo...

—¡Para! ¡Para! ¡Para! —gritó la maestra —. ¿Qué te está pasando, Marion?

Mis piernas dejaron de bailar. Camine por mi toalla y me seque el sudor, ni yo sabía por qué me encontraba así.

La teoría de MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora