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Hoy abrí una de esas puertas de mi memoria que había logrado cerrar  finalmente hace unos meses. Con doble llave y candado. Pero es imposible no verme ahora en la obligación de abrirla de nuevo, pues esa persona volvió a parecer enfrente de mí con aquellos ojos que me dejaban siempre anonadada cada vez que se cruzaban con los míos. Marcos, mi amigo de la infancia, llego de visita y se quedara un par de semanas aquí. No me agrado tanto que llegara de la nada y se hospedara en mi casa sin pedir permiso, pero ya es tarde, no puedo decirle que se regrese a Nueva York. A parte me da pena correrlo pues él desde pequeño ha sido mi amigo, es como mí hermano, y la neta lo quiero, sin embargo, me harta.

Ahora las risas de acá abajo no me dejan concentrar. Me largo. Así no puedo leer. Marcos y Lucas no hablan, gritan. Meto el cuaderno de Filo y azoto la puerta de mi cuarto con ganas de que me escuchen. Bajo haciendo todo el ruido que puedo. Cuando paso por la sala veo a Lucas, que se está comiendo con su novia a besos, y sus amigos jugando Xbox. Me detengo y empiezo a buscar a Marcos. No está.

—Voy por un café —le avise a Lucas.

—No tardes —grito mientras despegaba la boca de la aspiradora de su novia.

Volví la mirada al sofá donde estaban los amigos de Lucas embobados con GTA 5. ¿Dónde está Marcos? Hace media hora lo deje aquí y ahora no aparece.

—¿Qué te paso en la cabeza?

Escuche que alguien hablaba atrás de mí. Al voltear veo a Marcos saliendo de la cocina con una lata de refresco en su mano. Rodo sus ojos al parche enorme que tengo pegado en mi cabeza. Lo tengo desde que llego y apenas me pregunta.

—Se peleo con la demente de su amiga—se apresuro a decir Lucas haciendo a un lado a su novia.

Marcos me regala media sonrisa y se acerca más a mí.

—Sí que te quiere tu amiga —pronuncio aquellas palabras con trabajo. Es de Nueva York, toda su vida ha hablado inglés y ahora está intentando hablar español. No le sale.

—¿Por qué viniste? —interrumpí alejandome de él.

—Mamá me mando por ti.

—Bien.... si quieres habla inglés, te sale mejor.

—¿Qué tenes Marion? ¿Por qué tan apartada de mí?

—Te he dicho que hables ingles.

—Pero quiero aprender por...

—Habla inglés —lo mire detenidamente a los ojos —. Es mejor que regreses a casa, aquí no perteneces.

Marcos sonrió forzosamente mientras salía.

Camine como una hora alrededor de mi casa. Extraño a Majo. Lo sé soy una enferma pero es mi mejor  amiga, ¿o lo era?,  y pues ella sabe casi todos mis secretos. No sé qué pasaría sí abre la boca para contar todo.

Revisó mi móvil. No tengo mensajes. Nicolás aún no me ha llamado y quedo de hacerlo... Para quitarme las ansias de llamarle decido ir por mi café.

                             *  *  *

Lo que no recordaba es que Majo se la vive en este lugar. Para mi mala fortuna me la encontré hablando con una persona. Nicolás. No entiendo porque Nicolás, mi Nicolás, esta con ella, hablando tranquilamente.

No puedo enojarme, ni reclamarle, ni quejarme, no puedo hacer eso, no soy su novia para armarle una escena de celos. No, no y no, no quiero ahuyentarlo y mucho menos ahora que la cosas marchan bien entre nosotros. El problema es que ahora creerá que lo estoy siguiendo o yo que sé.

La teoría de MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora