Hoy me siento terriblemente mal. Tengo unos cólicos que ni mi propia madre, con sus mil remedios caseros, puede controlar. Esto del periodo no es mi fuerte. Todo el día estoy de sentimental, me enojo de cualquier cosa o ya de plano me pongo a llorar hasta porque pasa la mosca.
—¿Me pasas mi bufanda? —le dije a Lucas mientras titiritaba. Aparte de los cólicos me dieron unos escalofríos terribles. ¿Cómo podemos soportar tanto las mujeres? Por esto y muchas cosas más tenemos que pasar. Sigo pensando que las mujeres somos una chingonas.
—¿Dónde está? —Pregunto Lucas mientras se estiraba sin pudor dejado a la vista su bien formado abdomen. En cuanto Valentina cruzo mirada con él, ella se puso tan roja que se tuvo que salir de mi habitación. Creo que a Vale le gusta mi hermano.
—En ese cajón—le señale el penúltimo de lado izquierdo.
—¡Marion, Lucas! ¡A comer! —Grito mi mamá desde la cocina. No le hicimos caso. Simpre le hacemos caso hasta la tercera vez que nos grita.
—Espera — dice Lucas mientras se estira y abre el cajón, luego me arrepiento porque ahí está mi ropa interior.
—¡No, en ese no!
Demasiado tarde porque Lucas abrió el temible cajón de las pequeñeces y empezó a reírse mientras sacaba un corpiño.
—¡Ay, por dios Marion, de pequeños nos bañábamos juntos! ¿Qué voy a ver que no haya visto antes? A parte todavía usas corpiño. Eres como copa A minúscula menos uno — Lucas observo mi corpiño de ositos rositas.
—¡Suelta! — Le arrebato mi prenda y lo vuelvo a meter al cajón — ¡Y soy copa B! —miento.
Efectivamente, le arrebate mi corpiño "talla menos uno". Sonara raro, pero me encanta estar así, la mayoría de mis amigas quiere crecer, en cambio yo no quiero, me quiero quedar así, el problema es que, en este caso, no puedo llegar y decir: "No, ¿sabe qué? Esto no quiero que me crezca así que lo devuelvo". Por desgracia no podemos hacer eso chicas y menos a esta edad, que de pronto despertamos con dos bultos, unos que parecen toronjas y otros limones. Si de por sí cuando llego mi periodo me pase un mes llorando y mas porque mi mamá les conto a sus cuarenta amigas intimas de que ya me había bajado, todas me abrazaban y me decían: "Ya eres toda una mujercita" Caray como me choca esa frase. Tengo que admitir que gracias a mi mamá pude superar mi trauma, y es que desde pequeña le tuve un pavor infinito a que me llegara el periodo a causa de que mis tías se la pasaban diciendo: "¡Ay, hijita, disfruta, ahora que no tienes estos dolores!" Y después se tomaban una aspirina. Lo peor es que me contaban todo y me explicaron que el bajón era lo peor que les podía pasar a las mujeres durante sus días (este fenómeno se da cuando pasas mucho tiempo sentada y de pronto te paras y todo el fluido acumulado se "baja"). Y bueno, al menos no me mintieron. Se siente horrible, parece que se va a salir todo tu mundo por ahí. El caso es que te tienes que acostumbrar porque te tienes que acostumbrar.
—¿Marion? — Pregunta Lucas mientras me pone una bufanda al rededor mi cabeza—. ¿Estás aquí?
—Sí —hice a un lado la bufanda.
—¡Mariooon, Lucaas! ¡A comer! — Volvimos a escuchar el grito.
—¿Te pasa algo? Te noto un poco rara desde hace como un mes.
—Estoy bien —sonreí.
De repente, de la nada, Lucas me abraza. Amor de hermanos, es lo mejor. Aunque nos peleemos de todo, él es el de los pocos que se puede dar cuenta que estoy re mal por más que sonría y ría.
—Aunque te diga que estas pequeña, tu eres lo más grande para mí, no estés triste que en serio me hierve la sangre tan solo de pensar que un güey ocasiono esto.
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La teoría de Marion
Teen FictionLa vida de Marion da un giro repentino cuando se da cuenta de los secretos más oscuros de su familia, relacionada con años atrás. Teoría de Marion: Toda Marion permanece en estado de alegría o tranquilidad, a no ser que sobre ella actué un fuerza l...