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Después del accidente Cesar tuvo que salir de nuevo a bailar pero esta vez con alguien más, con Lorena, la cual no me agrada mucho ya que se muere por él. Pero por esta vez lo agradecí, quería platicar con David, aclarar todo.

-Llevo mucho tiempo creyendo algo que es mentira, es difícil para mí que regreses como si no hubiera pasado nada, me la pase días, meses y años llorando pensando que ya no volvería a verte.

Tome asiento y solté un fuerte suspiro. No puedo creer que mi propia madre me haya hecho creer tremenda atrocidad y que a él le haya dicho que yo estaba a la perfección.

-Mi tía me dijo que si en verdad quería estar contigo tenia primero que luchar por ti, por eso me fui, para darte un buen futuro.

-¿No pudiste haberme marcado? ¿Mandado un correo?

-Lo intente y se me hizo raro, mi tía me decía que estabas algo molesta pero que luego se te pasaría y contestarías, me llegaron mensajes que según eran tuyos pero te conozco y sé como escribes, es por eso que se me hizo raro y mi última opción fue mandarte cartas porque por ningún otro medio te pude contactar hasta que te vi en los periódicos, fue ahí en donde anunciaban varias cosas sobre ti, incluso que estabas comprometida.

"Comprometida" esa última palabra se me había olvidado por completo, lo cual hizo que mi estómago se revolviera. Todo es culpa de ella.

-Te espere... -dije sin sabe que otra cosa decir al respecto.

-Fue mi culpa, por no haberme creído todo, por no decirte nada cuando me marche. Tú sabes muy bien que mi tía puede hacer lo que sea con tal de vernos separados, ella no te quiere ver conmigo y aun no entiendo por qué. Pensé que por fin lo había aceptado.

-Yo tampoco lo entiendo, primero decía que porque éramos primos, que en realidad no somos, sabes... me da un poco de miedo esto, pensé que sólo ocurría en las telenovelas de drama, y yo burlándome de eso- solté una risa irónica -. ¡Y me paso a mí!

Guardamos silencio por unos segundos.

-¿Llegue tarde? - Preguntó mirándome a los ojos, después sonríe y mi corazón se derrite lentamente, su sonrisa era perfecta pero desgastada.

-Sabes que yo siempre...

Decidí callarme por respeto a Cesar y Santiago.

- ¿Al menos podría conocer a mi hijo?

-Tienes todo el derecho.

-Espero verlo pronto, que creo que por ahora es todo, tu prometido no le ha caído nada bien encontrarme, ten cuidado.

Se levantó, se sacudió los pantalones y me miro a través del espejo, rozo su mano por mi hombro y no basto una palabra para decirme lo que sentía, cuando nuestras miradas se cruzaron por segunda vez intente detenerlo pero pareció que se dio cuenta porque se marchó de inmediato.

Minutos después Cesar entro a mi camerino extasiado, miro alrededor buscándolo.

-¿Quién era?

-¿Ya terminaron de bailar tan pronto?

-Te hice una pregunta.

-Un amigo de la infancia-conteste mientras tomaba mi maleta lista para irnos.

Antes de poder salir él cerró la puerta y me tomo por el brazo, nada delicado fue su gesto.

-¿Cómo fue que te encontró? ¿Cómo carajos lo hizo?

-¿De qué hablas?

-¿Por qué me mientes?

Lo empuje y volvi a intentar abrir la puerta. Mis ojos se humedecieron y la rabia me consumia.

La teoría de MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora