Quedamos salir el viernes, ósea hoy. Como estoy castigada, obvio no dije la verdad a mi mamá. Dije que iba a ir a casa de Majo a hacer el proyecto de historia.
Hace poco estaba leyendo en una revista que el aguacate y jitomate eran buenísimo para el cabello y decidí que hoy es el día de probarlo.
Pésima idea.
Nadie me dijo que los tenía que untar por separado y para acabarla después de ponerme la mascarilla olía feo, así que me pase más una hora tallándome el cabello con harto jabón. Para colmo, ya que seco el cabello se esponjo.
Termino haciéndome una cola de caballo. Nada que ver con el peinado súper sexy que había pensado ayer en la noche mientras dormía. Luego aparece otro problema, la ropa. Yo nunca tengo problemas para esto. El problema es cuando hay algo especial. Bueno no es especial. Solo lo veré para que me entregue la tabla y ya ¿no?
Aun así termino frente a mi closet buscando lo mejor, como no encuentro nada voy al de Alexa. Con el 1.52 que mido siempre me cuesta encontrar algo suyo que me quede a la medida.
Cuando logro encontrar una blusa que estoy a punto de dejármelo, Lucas pasa por el cuarto y empieza a chiflar y a decir tonterías.
—¿A cuánto el kilo de pechuga, mamacita?
No hay nada en el mundo que me pueda acomplejar más que mi pecho, lo peor es que no tengo nada de nada. Me quito top.
—Idiota.
—Le diré a mamá que dijiste una grosería.
—Córrele— y cerré la puerta del cuarto.
Desde que mi mamá cumplió su promesa y me lavo la boca con jabón cuando por primera vez dije una grosería, Lucas no deja de molestarme y amenazarme con acusarme. Antes le servía amenazarme con eso, ahora no.
Termino poniéndome una playera y mis Converse, creo que hasta me siento mas cómoda.
A los cinco voy hacia donde quede con Nicolás.
Llegando lo vi sentando mirando al suelo, sin la tabla que es lo más importante. De seguro la tiene guardada. Voy con él y me siento.
—Hola—alce la mano todavía buscando la tabla.
—En este mundo nadie te conoce, tarde años en encontrarte—dijo.
—Era de suponerse, apenas llevo dos años viviendo aquí.
—¿Dos años? ¿De dónde vienes? — Y alzo la cabeza. Me miro a los ojos.
—Nueva York —conteste todavía sonriendo. No me intimida su mirada y eso le molesta.
—¿Y por qué hablas tan bien el español? —se giro a tal grado que podía hablarme sin tener que doblar la cabeza para mirarme.
—Mis padres son mexicanos por lo que desde pequeños nos enseñaron a hablar los dos idiomas. En casa hablábamos español y en la escuela ingles.
—Que interesante —dijo con sarcasmo.
Nos quedamos callados. Esta vez lo notaba más serio, no sonreía y otra vez miraba al suelo.
¿Qué tiene el suelo qué no tenga yo?
—¿Te pasa algo?
—No —sonrió, por fin. Guardamos silencio por un largo rato—. ¿Y si te llamas Isolina? Nadie te conocía por ese nombre, por lo que hiciste que mi búsqueda se hiciera aun más interesante.
—Soy Marion. Mucho gusto.
—Hola Marion, mucho gusto —, es raro volvernos a presentar después de que ya no habíamos conocido —. Y… ¿Te gusta el helado de galleta? —Pregunto
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La teoría de Marion
Teen FictionLa vida de Marion da un giro repentino cuando se da cuenta de los secretos más oscuros de su familia, relacionada con años atrás. Teoría de Marion: Toda Marion permanece en estado de alegría o tranquilidad, a no ser que sobre ella actué un fuerza l...