Capítulo 33

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Cap. 33

Dicen que las mentiras tienen patas cortas, pero ¿Cómo una mentira puede durar encerrada tanto tiempo? Tal vez es porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.

- Gracias por su compra. Dijo Vanessa al vender el libro a su una compradora del día. Luego de atender a la señorita. Colocó el letrero de cerrado.

- Ahora sí, explícame ¿Por qué el engaño? Dijo Juliana

- Juliana mi mamá nunca me aceptaría. Comenzó diciendo Vanessa

- Eso no es razón suficiente. Sabes perfectamente que yo te hubiese ayudado. Eso no es razón para tantas cosas que me hiciste. Nunca me quisiste, la intimidad entre nosotras fue...

- Te amo Juliana y ahora lo entiendo. Sé que hubo cosas que no hice bien, pero no te atrevas a decir que entre no nosotras, no fue buena la intimidad.

- Vanessa nunca me dejabas tocarte, te daba asco y ahora es que lo entiendo, ahora es que comprendo que no eres lesbiana. Nunca te guste, querías una amiga, y en eso si éramos las mejores, pero ni en eso. Eres una persona egoísta, manipuladora. Me alejaste de mis amigos y querías que solo estuviera con los que te parecían bien. Me negaste todo este tiempo de estar con alguien más. Solo porque tú no estabas bien. Yo pensé que había dañado y resulta que la única falsa eras tú. No eres sincera ni contigo misma.

- ¿Por qué me dices eso? Decía Vanessa con lágrimas en sus ojos

- Porque no fueron dos meses, fueron cinco años que me negué a mis deseos, cinco años que me lastimaste y te seguía viendo cómo lo mejor que me había pasado en la vida. Te di mi confianza y la despedazaste. Porque cuando te tocaba no estabas cansada, solo estabas asqueada. Ya entendí y tuvo que pasarme una Valentina para darme cuenta que había estado ciega todo este tiempo.

- Yo te amo Juliana. Insistió Vanessa

- Tú no me amas, solo te amas a ti misma. Sabes muchas chicas pasan por el rechazo de ser descubiertas, pero aun así cuando aman a alguien lo dan todo y se lo demuestran así sea en lo íntimo y secreto. Yo creí de una mala manera en el amor, pensé que te tenía que entregar todo solo yo y mis sentimientos estarían de lado. No me digas que me amas porque no es verdad. Define tu orientación y deja de dañar a las personas. Dijo Juliana, esparciendo la verdad en su rostro. La observó por última vez y antes de salir Vanessa le gritó

- Sí te amo, pero esto es más grande que yo. Nunca podía corresponderte porque no sabía cómo estar bien conmigo misma y satisfacerte. No era algo que sabía cómo decirte, no es algo que sepa manejar, solo he sido tuya, para Fernando soy virgen y no sé cómo decirle que no lo soy. Me debo casar con él y ya tú y yo. Decía de manera enredada la mujer

- Haber si entiendo. ¿Me dices que te estabas guardando virgen para él porque siempre supiste que era con él, que te casarías? ¿Para qué me hacías creer que me amabas, si tarde o temprano te ibas a casar con él? Eres peor de lo que pensé. Pobre Fernando, no sabe la clase de basura con la que se casará.

- ¡Juliana! Amor

- Nunca más seré tu amor, jamás te vuelvas a cruzar en mi camino y déjame en paz. A pesar de todo te deseo que encuentres tu camino.

Esas fueron las últimas palabras para Vanessa de parte de Juliana, quien ahora sabiendo que Vanessa nunca fue la mujer ideal. Salió del lugar, pero no se sentía nada bien. Manejo como pudo a su casa, al lado de su esposa, pero cuando bajo del auto, la morena se desmayó.

El personal de servicio corrió con la morena, la cuñada y su amiga quienes estaban allí corrieron y la llevaron a un centro médico. Donde fue atendida y le pasaron un tratamiento para que mejorara. Cuando abrió sus ojos estaba su esposa, sus ojos bonitos.

- Mi amor ¿Estás bien? Dijo Valentina de manera preocupada

- Ahora lo estoy. Eres la mujer más bonita que mis ojos hayan podido ver. Expresó soñolienta Juliana sonriendo y estirando los brazos para recibir un abrazo de su esposa y está nunca le negaba sus caricias o abrazos.

- Te amo, me preocupe mucho. Dijo Valentina besando los labios de su princesa, ante las miradas de dos chicas más jóvenes, quienes sonreían y se miraban entre sí.

- Yo creo que las dejamos solas y vamos por un café. Se le ocurrió decir a Lucia

- Es lo mejor, dejar a las enamoradas. Vamos por ese café a ver si se te pega algo. Dijo la hermana menor de la jugadora.

- No se vayan muy lejos. Alzó la voz la rubia - Las estaré vigilando. Todas rieron excepto Valentina

Las chicas salieron de la habitación y caminaron a la cafetería.

- Aida, ese desmayo de Juliana no es algo normal, deberías decirle a Valentina que deben examinar a Juliana y hasta no saber porque el desmayo no salir de aquí. Expresaba Lucia tomada de la mano de Aida

- Pues tú eres mi doctora estrella. Le diré a Valentina, pero no sé cuál de las dos es más terca, sí mi hermana o Juliana. Ahora que regresemos le diré. Lucia mientas hablaba con la pequeña hermana de la jugadora, tomó su dedo pulgar y acariciaba sus manos.

Mientras que en la habitación del centro médico, Juliana estaba pidiendo a Valentina regresarla a casa.

- Bebé yo estoy bien, solo tuve un mal día. Sácame de aquí. Por favor mi amor. Dijo Juliana casi en un puchero.

- Está bien amor, pero sí el médico pide venir de nuevo tendremos que venir. No creo que este desmayo sea algo simple

- Vale mi amor, soy terapeuta, puedo estar bien en casa. Al lado de mi mujer, con sus caricias y sus brazos arropándome.

- Está bien. Te dejarás consentir. Fue la exigencia de Valentina para salir del hospital; después de decirle al médico que ella se haría cargo de su esposa, se fueron a casa, Aida intento de convencer a Valentina, pero ya la morena la había convencido.

Llegaron a casa la morena estaba casi que llena de energías con todo lo que le habían colocado y solo quería estar al lado de su esposa. Valentina canceló varias cosas que tenía que hacer y ambas en pijamas se quedaron en la habitación. Valentina sentada tratando de ver un juego y Juliana acostada mirando a la rubia. Valentina la observó y sonrió, la morena se levantó y se sentó a ahorcadas encima de Valentina

- Eres lo más bonito que me pasó este año, llegaste en el momento justo a mi vida. Has sido mi refugio, mi amor más bonito, me has cuidado y sé que mi Gabo te lo pidió y lo estás haciendo bien. Las frentes de ambas mujeres estaban pegadas. Valentina con sus manos por detrás de la espalda de su mujer y está rodeando el cuello de la rubia.

- Te amo y sé que tengo que mejorar mucho, pero aquí estoy para ti, quiero que me cuentes tú día a día y cuando te sientas mal quiero ser yo quien te cuide. Un ataque de romanticismo tenía que sellarse con un beso el cual Juliana le dio a su esposa. Allí permanecieron abrazadas y besándose por un largo rato. Valentina se enteró después de cómo Juliana fue a enfrentar a Vanessa y cómo está se excusó. Juliana lloró no porque aun amara a Vanessa solo porque ella le quitó cinco años de su vida, era lo que no podía perdonar.

- Te prometo que te haré tan feliz que olvidaras todo rastro de Vanessa de tus pensamientos. Porque quiero que toda tu pueda sentir lo que es amor de verdad.

Nota:

Buenas noches 😘 me atrase pero aquí les dejo este capítulo lleno de revelaciones. Un abrazo y pórtense bien 🤗🥰🫂

Les leo bebés

Infierno EncapsuladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora