Capítulo 42

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Cap. 42

- ¿Qué quiere esa mujer? Le diré sus cosas. Dijo Valentina bajando del auto y gritando a Vanessa - ¿Qué tanto haces buscando a mi mujer? Decía Valentina muy enojada

- Ya basta Valentina ¿Qué sucede contigo? Decía Juliana a su esposa, tomándola por un brazo.

- ¿Ya tienen problemas? Preguntó Vanessa

- Aléjate de mi esposa.

- O ¿Qué? Ella solita se puede defender de mí, Valentina podrás tener el dinero, la belleza y todo, pero no puedes borrar los cinco años de amor que sintió Juliana por mí. Escupió su veneno Vanessa

- Vanessa basta, no digas una sola palabra más. Expreso Juliana tratando de calmar la situación

- Juliana yo a ti...

- Ya basta Vanessa, te lo dije antes y te lo reitero, no tengo secretos con mi esposa, tanto ella como yo estamos cansadas que te aparezcas en mi vida. Estoy casada y amo profundamente a esta mujer, así que sí no quieres que contrate un guardaespaldas para que te mantengan a kilómetros de mí, pues ya déjame en paz. Le expreso Juliana a Vanessa y tomo el brazo de Valentina – Vamos ahora mismo tú me vas a explicar ¿Qué fue todo eso? Tú nunca has perdido la razón. Expreso Juliana llevándose a su mujer de nuevo al carro, le extendió la palma de la mano – Dame las llaves del auto

- Yo puedo manejar. Dijo Valentina

- No, ahora mismo me das las llaves y me vas explicando ¿Qué mierda fue eso? Expreso Juliana. Valentina entrego sus llaves y ambas subieron al vehículo, Juliana de piloto y su esposa de copiloto. Valentina no le dio la cara a Juliana

- Lo siento. Expreso Valentina

- Amor no sé qué paso, pero yo te amo y soy la mujer más afortunada de tenerte, esa mujer no significa nada, esta mañana te dije que quiero afirmar mi compromiso contigo. Y lo dije porque te amo.

Valentina miro a la morena y le dio un beso suave susurrándole suavemente

- Perdón, perdón. Amor. Soy una tonta. Me deje llevar por unas cosas que sucedieron y vengo y veo a esa mujer aquí. Yo confió en ti, pero Vanessa me tiene fastidiada de estar acosándote.

- Te amo, vamos a casa a resolver esto y me vas contando todo, hoy no es nuestro día, pero lo vamos a resolver, porque nos amamos, porque somos unas guerreras, porque nadie va a empañar nuestra vida. Expreso Juliana a su mujer

Valentina sonrió y le beso a su esposa, esos labios la podían calmar, la hacían descender de su enojo. Se fueron a casa y después de una larga conversación en el camino la mujer le conto a Juliana lo que había sucedido.

Ellas se fueron a su lugar secreto, uno de los tantos lugares y allí Juliana decoró con ayuda de Martha el lugar, ambiento el lugar, coloco tulipanes, colocó música, una botella de vino, una rica cena y preparó la ducha para que ambas pudieran bañarse y relajarse después del día tan difícil.

Metidas en la ducha Juliana lavaba la espalda de su esposa, ambas desnudas con sus pelos recogidos y llenas de jabón, Juliana besaba el cuello de su rubia.

- No creo que Laura haya hecho eso. Mi hermana estaba arrepentida, lo vi en sus ojos, pero mi molestia en ese momento no me dejo reaccionar. No creo que ella haya llegado al extremo de casarse con Camila.

- Amor vamos a investigar y esa mujer debería de pagar por lo que hizo. Esta es tu oportunidad de sacarla definitivamente de tu vida.

- No la pude meter presa aquella vez porque el accidente no fue provocado. Tampoco pudimos meterla presa por el dinero robado porque no se comprobó, pero esta vez no dejare que manche el nombre de mi familia.

- No la dejaremos amor, ahora me tienes a mí y te cuidare de esa bruja. Ahora vamos a relajarnos, no vamos a pensar mal, vamos a tratar de disfrutar estar juntas, vamos a amarnos, y porque no, también comernos. Le susurro en el oído a su mujer.

Valentina se inclinó su cabeza en los pechos de su esposa mientras esta, le lavaba sus pechos y bajaba su mano por su abdomen, hasta acariciar lentamente y llegar a su centro. Valentina cerró sus ojos y se dejó consentir por la morena. Quien acariciaba lentamente sus pechos, jugando entre el jabón y sus pezones.

- Sabes mi amor, eres la mujer más hermosa de este mundo. Eres sexy, fuerte, increíblemente, me vuelves loca.

- Ummm ¿Sí? Decía perdida la rubia por las caricias de la mujer y por la voz sensual y gruesa al decirle las cosas.

- Tu esposa está aquí para consentirte mi amor. Acaricio su clítoris mientras la rubia se perdía en las sensaciones, el fuego provocado por el tacto de la morena, quien penetro a su esposa, con dos dedos después de masajear hasta llevarla a arder los labios inferiores y con sus labios mordía el lóbulo, está la penetro, los dedos se desplegaban con el néctar de la rubia, los dedos entraban y salían y la rubia comprimía cada vez más.

- Julia... Ummm, amor. Sí. Me encanta. Ufff amor. Que rico me tocas. Juliana fue penetrando al oír la voz de su rubia más y más, hasta que esta sintió su llegada.

Las mujeres pasaron a quitarse de manera voraz el jabón y colocarse algo de ropa, Juliana tenía preparado una larga noche especial para su mujer.

- Vamos a cenar amor. Dijo Juliana tomando la mano de Valentina y llevándola a la silla se le sentó encima – Me puedes comer a mí. Dijo Juliana pasando sus brazos por el cuello de la rubia, esta con sus brazos en la cintura de la morena

- Tú eres mi plato favorito. Le dijo la rubia de mejor humor

- Pues fíjate que si comes todo lo que preparó Martha podrás disfrutar de este platillo. Dijo Juliana abriendo un poco su playera, dejando ver sus pechos, luego se levantó y se sentó a comer con su esposa, había logrado calmar a su mujer. Porque si vendrían problemas ellas estarían juntas para resolverlo.

Pasaron una velada hermosa, comieron bailaron y se comieron las dos estaban disfrutándose y calmando los miedos. Juntas como era debido.

Esa madrugada Juliana despertó y se levantó para ir por un vaso con agua. Observó a su esposa y luego de tomar el agua se volvió a meter en la cama. Valentina estaba despierta, pero de espalda a Juliana. Está le abrazó en forma de cuchara. Está comenzó a llorar.

- Valentina mi amor aquí estoy princesa. Te amo mucho. Ven mírame. Volteo Juliana a Valentina y la abrazó fuertemente - Ven mi tesoro hermoso. Mi princesa aquí estoy

- Estoy reviviendo el momento que mi hermana salió. Yo no debí gritarle. Debí escucharla. Juliana por mi culpa ellos están muertos. Lloraba Valentina

- No amor. No. Tú no fuiste la culpable. Escúchame mi amor. Las cosas se salieron de control y lamento que Laura haya escuchado eso como lo último, pero ahora puedes defender su honor. Y ahora me tienes a mí para defenderte.

Valentina comenzó a llorar como nunca lo había hecho, revivió el momento del accidente al ver a Camila y todo lo que vino a decir junto a la abogada, pero las cosas se iban a tornar un poco fuera de control.

Las mujeres bajo la luz de la luna y las estrellas estarían abrazadas y Juliana protegiendo a su mujer.

Nota:

Buenas noches chicas espero que disfruten este capítulo y espero que disfruten mucho porque está por terminar esta historia. 🥰

Gracias a aquellas personas que apoyan el talento no solo el mío si no de cada escritor ✍🏼 un abrazo 🤗

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