Capítulo 32

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Cap. 32

Los fantasmas del pasado, iban a regresar, algunos miedos, y algunos temores pondrían en la cuerda floja el gran amor de las esposas. Mientras las chicas se aprendieran a comunicar, fortaleciendo día a día su relación. Ellas necesitaban, conocerse día tras día, y es que las chicas ya se conocían sus cuerpos, pero no tanto como sus corazones.

-Valentina eres una diosa. Decía Juliana mientras su esposa, su mujer y amante saboreaba sus fluidos después de una larga jornada de sexo entre las chicas. Valentina después de haber oído el orgasmo de su amor, se acostó a su lado y después de unos minutos Juliana se subió en ella, abrió las piernas de la rubia y la rubia flexiono sus piernas para que la morena tuviera acceso total a ella.

- Me encanta tu sabor Juliana. Decía Valentina besando los labios de su mujer. Con sus piernas entrecruzadas las chicas mantenían en contacto sus vulvas, frotándose hasta llegar a un éxtasis total. Ya se habían colocado de diferentes posturas, haciendo juegos de roles, pero lo que las mantenía era que ambas se deseaban una a la otra. Mientras Juliana seguía encima de Valentina, la rubia pasó la yema de los dedos por la espalda de la morena, hasta que esta volviera a normalizar su respiración. Ambas pegaron sus frentes y se sumergieron en un beso, pasible, porque si no iban a parar.

- Te amo Valentina, nunca lo olvides. Dijo Juliana en un susurro.

- Juliana te amo muchísimo. La morena se acostó a un lado de la rubia y con sus brazos la cubrió. Ésta pasó sus brazos por el cuerpo de la morena, ambas encajaban a la perfección, ambas respiraban el cuerpo de la otra, era otro motivo de activar una a la otra.

- Valentina ¿No te has puesto a pensar que somos esposas? Y ¿En lo que haremos en el futuro juntas? Rompió el silencio la morena

- Solo quiero estar contigo para siempre, no he pensado mucho Juliana, creo que me ahorre muchos pasos, pedirte matrimonio, ser mi novia, aunque me costó la reconciliación. Ambas se sonrieron

- No sé qué cosas quieres por ejemplo, yo quiero tener hijos.

Valentina respiro profundo e intervino

- Un hijo, nunca lo pensé, si me quería casar, pero no tener hijos. Aun no los quiero. Dijo la rubia y olvida que los llevare yo en mi vientre.

- Te verías hermosa. Dijo la morena

- No lo sé, ni si quiera quiero mascotas. No estoy segura de ser una buena madre, mejor vamos a saltar ese tema para otro día.

- Esta bien dime ¿Quieres tocar algún otro tema? Dijo la morena

- Quiero hablar de varios, por ejemplo ¿Te gustaría tener tu propio centro de rehabilitación?

- Si he soñado con eso, pero también quiero hacer una especialización, quiero tener mejores herramientas antes de abrir uno.

- Te ayudare con eso.

- No Valentina

- Somos esposas, quiero apoyarte Juliana, el dinero es lo de menos aquí. Tú vales más que todo el dinero que tengo.

- Que cursi me saliste después de todo.

- No te burles, te hablo serio.

- Esta bien amor, pero serás mi socia. Así no sentiré que tú me lo das todo.

- Como tú prefieras. Te amo Juliana, ahora el otro tema que quiero tocar contigo en este momento, es ¿Podemos seguir experimentando en la cama? No quiero hacer algo que te incomode.

- Valentina quiero seguir experimentando a tu lado, en todo sentido, en la cama y fuera de ella. Se dieron un beso las amantes y comenzaron a conocer tantos secretos la una de la otra, su primera vez, cuando descubrieron que les gustaban las chicas, hasta las preferencias en comidas, estaban descubriendo las chicas.

Los días comenzaron a pasar y el mes del contrato pasó, las mujeres eran inseparables, Juliana aún tenía sus momentos de recordar a su Gabo, pero allí estaba Valentina cuidando de ella y de los padres de ella.

Valentina había cambiado en un 70% aún se peleaba con su equipo cuando las cosas no salían a su manera, aun no aceptaba a la amiga casi novia de su hermana. Juliana por su parte seguía en el centro, la recuperación y el matrimonio de con la jugadora había traído popularidad, la gente quería pagar altas sumas de dinero por las atenciones de la esposa de la jugadora.

Esa mañana de abril estaba Juliana hablando con sus compañeros de trabajo. Y admirando la bella barriga de Paola.

- ¿Ya saben que tendrán? Preguntó Juliana

- No, en realidad no queremos saber hasta el día del nacimiento. Respondió Paola.

- Es muy linda tu barriga, recuerdo cuando mamá estaba esperando a Gabo, ella me dejaba oírlo, tal vez por eso fuimos tan apegados.

- Fueron tan unidos. ¿No has pensado en tener los tuyos? Dijo Paola

- Por ahora no. Queremos disfrutar de nosotras

- Ya veo que disfrutan mucho. Expreso Paola señalando un rojo en el cuello de la castaña. A lo que puedo sonreír.

- Lo único que nunca voy a entender es ¿Cómo esa mujer te conquisto? Estabas perdidamente enamorada de la tipeja esa de Vanessa. Expresó Deborah quien estaba en otra mesa con su teléfono en mano. Levantó su mirada seria.

- Déjalo allí Deborah, no queremos problemas. Expresó Paola

- No te preocupes no me ofende, al contrario me sorprende que todo el mundo identifico a Vanessa y todo el mundo sabía algo de ella y nadie me lo dijo.

- ¿Ya te diste cuenta de qué tipo de mujer era? Dijo Deborah

- Sí, solo que cada vez entiendo menos que hasta tú la conoces más que yo. Esa parte nunca la entendí

- Juliana eres demasiado ingenua, esa mujer es una perra con todas las letras. Dijo Deborah – Y siempre me caíste mal por eso, siempre viendo el lado bueno de las personas.

La compañera de Juliana y ella siempre habían tenido diferencias, pero Juliana nunca había entendido el porqué.

- ¿Por qué dices eso de Vanessa? No la estoy defendiendo, pero yo si tengo motivos de insultarla ¿Tú por qué la insultas?

- Yo vi a Vanessa en una marcha en contra de los homosexuales, la vi agarrada de manos de ese novio y ella me vio. Pensó que te iba a decir algo, pero yo sabía que si te decía algo no me ibas a creer, porque ella era una santa para ti y tú eras una ciega.

Juliana comenzó a caer en cuenta cuantas veces le habló mal de Deborah, que le caía mal, que era detestable. Que no era confiable y chismosa, eso nunca lo creyó, pero todo le caía a Juliana como un balde de agua fría sobre sí. Juliana se levantó después de la ráfaga de pensamientos y otros que se colaron.

- ¿A dónde vas? Preguntó Paola

- Dile a Óscar que no regresó por el día de hoy. Tengo que resolver algo.

Juliana se montó en su coche y sin más ni más se aventuró a la librería donde Vanessa trabajaba.

Al entrar a la librería muy molesta, se paró frente a ella y le dijo

- Vengo a obtener respuestas claras ¿Por qué si no eres lesbiana, me engañaste durante cinco años? Me hiciste perder el tiempo. Los ojos de Juliana estaban llenos de furia y una persona que estaba comprando un libro se les quedó observando...

Nota:

- Buenas noches 😘 espero estén bien, por aquí les dejo este capítulo en pequeñas cápsulas se está desatando el infierno. Algunos personajes van a aparecer.

Gracias por seguirme atentas con esta historia...

Infierno EncapsuladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora