Capítulo 22

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Cap. 22

Un día de fiesta en casa de Valentina, generaría un poco de caos y tal vez un poco de verdades.

- ¿A ti que te sucede? Preguntó Sebastián hermano de Valentina quien había llegado de visita.

- No me pasa nada ¿De qué hablas? Preguntó Valentina quien llenaba un vaso de Whisky

- Tu conducta, a poco ¿Tienes problemas con tu esposa? Preguntó el hermano

- No ¿Por qué lo dices?

- Porque las veces que he venido han sido más cariñosas. Si me pareció raro de ti. La ruda Valentina. Oye hermana si quieres un consejo; no alejes a esa mujer de tu vida. Se le nota que ha traído alegría a esta casa.

Valentina tomó un sorbo de su trago y fue a sentar cerca de la barbacoa que tenían, las horas pasaron estaban compartiendo, entre amigos y familiares, Valentina tomaba y tomaba tragos hasta que llegó la noche y sentada Valentina le pasó por un lado Juliana y está le tomó de la mano y la atrajo a su cuerpo y la sentó en sus piernas, pasó sus manos por su cintura y la abrazo y luego de esto le dio un beso suave. La miró a los ojos y le sonrió.

- Estás hermosa, cada día estás más bella. Mi mujer. Expresó Valentina y volvió a besar a Juliana

- Valentina estás ebria. Dijo Juliana respondiendo al beso

- Un poquito nada más. Sonrió Valentina y volvía a besar a Juliana.

- Vamos a tu habitación Val.

- Me encanta que me digas Val. ¿Eres mía? Preguntó la ebria rubia

- Lo soy. Ahora vamos a la cama. Ya te pasaste de copa.

- ¿Dormirás conmigo? Dijo Valentina

- Si amor. Dijo Juliana para tratar de calmar a la rubia.

- Te amo Juliana. Valentina dijo las palabras que tanto deseaba Juliana escuchar, solo que no estaba en sus cinco sentidos.

- Te amo Valentina. Dijo y besando sus labios se emocionó.

- Tú eres mía, mía Juliana. Ambas mujeres se miraban a los ojos.

- Vamos. Me ayudas Sebastián. Tu hermana no puede ni con ella misma. Dijo Juliana. Llevando junto con su cuñada a su esposa falsa a la cama. La habitación de Valentina. La llevaron a darse un baño y Sebastián salió dejando a las esposas solas. Juliana duchó a Valentina, la cambió y la acostó en la cama. Cuando se disponía a irse

- ¿A dónde vas? Dijo la mujer tomando a su esposa

- Ya descansa.

- No. Decía con pucheros Valentina que causaron ternura en Juliana.

- Está bien, hazte a un lado. Dijo Juliana metiéndose en la boca del lobo. Valentina estaba enamorada, estaba ilusionada. Estaba viendo fuegos artificiales por tener a la mujer que le mueve el piso. Valentina le robaba un beso tras otro a Juliana.

- Soy la dueña de tus labios, quiero ser la dueña de tu desnudez, la dueña de tus caricias. Valentina estaba hablando demás y al mismo tiempo besaba a la morena.

- Val amor estás ebria, mejor duérmete.

- Quiero hacerte el amor. Dijo Valentina quien cada vez decía más verdades.

- Valentina, duérmete, ya no más besos, descansa.

- Pero no te vayas... Solo no te vayas nunca de mi vida. Te amo mucho. Juliana cada vez estaba más confundida, pero su corazón latí más fuerte.

Infierno EncapsuladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora