Viaje al pasado turbio

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Ragnarök…esa guerra maldita dónde muchos murieron. Habían pasado ya tres años, el general y dios de la guerra Kratos. Había liderado esa batalla llevando a los reinos a la victoria contra Odín, sus seres queridos habían sobrevivido, ahora era un dios adorado por todos los reinos.
Durante dos años estuvo apartado de su hijo pues este tenía de tarea buscar a los gigantes perdidos y llevarlos de regreso a casa, lo logró y también demostrando su madurez los trajo de regreso a la vida…entre ellos estaba Faye, su amada esposa y madre de su hijo.

Tenía una buena cabaña, un templo, estatuas, el respeto de todos los dioses y el amor de su familia, pero un estúpido experimento podría crear una aventura quizá no tan agradable para la familia.

Era una tarde en Jötunheimen, Kratos nunca había sido un hombre curioso al menos no cómo su hijo y su hermano parlanchín de Mimir, a veces pensaba qué su esposa Faye y él eran los únicos con sentido común en la familia, sip…Mimir ya era parte de ella, el tío loco que alimenta las tonterías del más joven, pero confiaba porque ella era una gigante y tenía curiosidad sobre su magia. Deseaba saber qué era lo qué Odín tanto buscaba como para exterminar una raza entera dos veces y conocer mejor el potencial tanto de su esposa como el de su hijo y poder ayudarlo mejor en su entrenamiento.
Actualmente Atreus ya tenía diecisiete años y era muy cercano a Angrboda, Faye ya sentía que algo podía pasar ahí, tenía un año apenas de haber regresado de la muerte junto a todos los gigantes.

Y ellos…pues, tenían la confianza que esa familia los mantendría a salvo,a cambio les permitieron ir a las entrañas de la magia jötnar, la magia de los primordiales la primera raza.

Era de tarde y hablaban nada más de la siguiente aventura, también de lo qué Kratos había logrado aprender en ese año estando de curioso en Jötunheimen, queriendo conocer las raíces de los suyos.
—Bien, ya tenemos la magia del alma—explicó Angrboda—aunque a Faye le tocó vivirlo en primera persona.
—ni me lo recuerdes, estar muerta, en otro cuerpo y en una canica…suficiente para mí en un rato, por ahora no quiero pelear más—decía todavía, Kratos quería conocer su verdadera fuerza pero no iba a presionarla.

—Faye, cálmate, todos están poniendo esfuerzos para qué eso no pase de nuevo y no te dejaré sacrificarte otra vez—sentenció el hombre, estaban en la casa del árbol de Angrboda, en los corrales estaban los animales y Atreus estaba alimentando a Fenrir.
—Desde aquí los oigo hablar de eso de nuevo—Atreus se les unió abrazando primero a su madre—¿qué pasa? No es necesario que luches, mamá, padre y yo nos vamos a encargar de protegerte. Tú ya hiciste mucho.
—es qué aunque no luchaba porque me gustara…pasar un año entero sin pelear, me está aburriendo.

—bueno, prácticamente te quitaron el hacha dos meses después de qué regresaste—comentó Mimir por lo bajo—¿quién diría que serías tan brutal contra los Einherjar?
—¿qué esperaban qué hiciera? Había que darles un descanso finalmente y simplemente eso hice, les corté la cabeza nada más—la mujer se cruzó de brazos algo molesta, cuando se ponía así se solía poner feo…nada qué ver con la mujer dulce qué solía ser normalmente.
—y pensar qué yo siempre creí que padre era más violento, ya habíamos hablado de dejar esa rabia de lado, mamá—comentó Atreus y ella suspiró.
—bien, ustedes ganan de nuevo, Angrboda ¿qué le vamos a enseñar a Kratos esta vez?—Faye tenía mucha más experiencia en magia pero deseaba conocer la opinión de la joven, ella muy sonriente pues en el último año sentía a Faye también como su madre.

—Estaba pensando en recuerdos en el Utangarð ¿qué les parece?—preguntó, Atreus apretó su mandíbula tragando saliva y Faye se quedó en silencio—¿mala idea?
—no fue nada placentero viajar por el Utangarð si me preguntas—comentó Atreus tomando asiento junto a su padre—te mareas mucho.

Cortos God of War.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora