Cortos God of War.

Capítulo 3

Atreus estaba corriendo a toda velocidad entre los árboles intentando qué Kratos le dejara de seguir la pista pero era inútil, pensando en otra estrategia pasando por un árbol se transformó en lobo pudiendo correr mucho más rápido y Kratos ya estaba viendo en su mente lo qué haría cuando le pusiera las manos encima, era un dios y ya poco le importaba si era un niño.

—¡más rápido, nos alcanza!—gritó Mimir qué  no era soltado por el joven cambiaformas—¡Atreus!—al gritar su nombre llamaba más la atención de Kratos, Atreus volvió a su forma original ya cansado…pero su instinto le obligaba a seguir.
—¡podemos hablar, en paz!—exclamó el joven, qué subió a toda velocidad por un risco empinado difícil de escalar, se sentó en lo más alto y Kratos ya estaba subiendo—¿me escuchas? Quiero hablarlo, no quiero pelear para nada.

—¡silencio, responderás mis preguntas!
—sip, suenan iguales—susurró y Atreus se puso de pie para caminar con más calma…sí, estaba subiendo pero bastante lento a comparación de él, quería hablar con Mimir antes de empezar a correr de nuevo—¿por qué me ataca?

—ha de pensar que eres alguna amenaza, está confuso y enojado. Te recomiendo no bajar tu guardia—contestó Mimir.
—Pero es qué, intenté disparar pero mi corazón, mi alma no me dejó.
—ya lo dijiste, muchacho—sonrió el sabio—es su recuerdo pero este hombre no es tu padre, huye de aquí, Atreus antes qué sea tarde.

El joven se giró de nuevo para solamente asegurarse cuando sintió el brutal golpe en su cabeza, todo se hizo oscuro después de eso y no supo ni quién lo golpeó, que supiera…los recuerdos no podrían hacer daño pero en su primera vez ahí recibió una apuñalada de él mismo, un recuerdo de cuando era niño.

Era resistente, para muchos un cabeza dura así qué no duró mucho tiempo inconsciente—habla—decía la voz de Kratos enojada, Atreus parpadeó un par de veces aclarando su vista…el dios enojado sostenía a Mimir frente a él era una suerte qué el pobre no pudiera ser torturado más.

—no…¿cómo pudiste golpearlo? Ni siquiera sabía qué eso era posible—respondió Mimir.
—¿a qué se refieren? ¡responde!

Atreus lentamente se movió cuidando no hacer ningún ruido, no estaba atado ni nada por estilo y era perfecto, vio cerca de él su arco, Kratos no lo había golpeado con intención de hacerle daño porque ni la cabeza le dolía.
—suelta a Mimir—ordenó el joven con voz severa, cuando Kratos se volteó vio a un adolescente apuntándole con un arco.
—baja ese arco.
—baja a mi tío…—la cuerda se hizo más tensa—no dudaré en disparar esta vez—Kratos tomó a Mimir por los lados de su cabeza.

—Lo haré trizas.
—¡mejor si baja tu arco, Atreus!—pero el joven sonrió, Mimir estaba en la posición qué quería…frunció el ceño y soltó la flecha, esta pegó en la atadura que la cabeza tenía a su alrededor logrando arrebatarle de las manos del espartano su dominio—como te quiero, eres un genio.

—aprendí del mejor—sentenció Atreus sonriendo—ya no tienes rehén, conozco la tensión de alguien con tantos músculos como tú…solamente quiero hablar.
—pensé que eras un simple niño, luego dijiste que tu madre había derrotado dioses—se miraban frente a frente y Atreus le estaba apuntando—resulta que eres un guerrero.
—me enseñaron a no hablar mucho de mis habilidades a posibles enemigos…pero tú no eres mi enemigo ¿me escucharás?—preguntó el joven, bajando lentamente su arma y alzando sus manos lentamente.

—¡Atreus, no bajes tu guardia recuerda!—se escuchó el grito de Mimir a lo lejos, pero Atreus hasta dejó su arco en el suelo.
—estoy desarmado, quiero que hablemos porque de verdad necesito encontrar a mi familia.
Kratos frunció el ceño pues estaba muy confundido, tenía mucho tiempo dónde no se sentaba para simplemente hablar con alguien, todos le temían o el resto lo quería muerto…pero enfrente tenía un niño nada más.
—bien—bajó sus armas y Atreus se acercó lentamente sonriendo con paz en su rostro para luego tomar asiento en el suelo.
—vamos, siéntate, hablemos con calma—Kratos todavía con dudas decidió escucharlo—si quieres, para sentirte más cómodo puedes hacer las preguntas qué quieras.