Los duelos.

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Algo que tenían pendiente muchos desde que Faye había vuelto a la vida era la incógnita de su fuerza.

En los campos helados de Niflheim a costa de pequeños engaños Kratos y Atreus habían logrado llevar a Faye para allá con excusa de poder explorar el reino dónde nació el frío—muy bien…¿me pueden explicar qué está pasando aquí?—Faye se puso las manos en la cintura—¿por qué todos están aquí?
—no puedo creerlo que sí haya funcionado con ellos—comentó Freyr de fondo.

—¿con ellos?—se giró hacia su familia.
—querían entrenar contigo y pues no había manera porque esquivas la propuesta así que te trajimos…con un poquito de mentira—se encogió Atreus de hombros detrás de su padre—es qué de nosotros no desconfias…

—par de tramposos debí verlo venir—Faye gruñó—¿todos quieren entrenar? Freyr, Freya, Daven, Thrud…Skjöldr, Angrboda y ustedes dos ¿Erya? Pensé que no peleaba.
—no lo hago solamente voy a ver—sentenció la princesa.
—yo también solamente voy a ver—se unió Angrboda.
—y yo, no voy a soportar un solo golpe suyo con todo respeto—tampoco Skjöldr sonriendo algo tímido.

—¿Mi amor? ¿Ayudaste a Atreus en esto? De ti me sorprende—comentó Faye mirando a su marido.
—Mimir me había aconsejado…caminar con él un rato.
—debo aclarar qué lo hice en tiempos de rebeldía del muchacho—se defendió el sabio y Atreus tosió un poco.
—ya tiene un par de años de eso…aparte si fuese algo malo ni de locura padre me habría apoyado ¿verdad?—preguntó alarmado.

—eso lo sabes de sobra, nada de tonterías—sentenció el mayor.
—claro y un entrenamiento no es nada tonto—siguió Faye—bien, lo haré—sonrió y los demás festejaron felices.

Una última presencia se les unió dónde todos lo voltearon a ver—lamento la tardanza, amigos, espero no hayan empezado sin mí—era Týr.
—ven para acá, Týr—llamó Erya alegre—te estábamos esperando de hecho—el dios pasó alegre entre sus amigos, se le veía mucho mejor después de haber estado encerrado tantos años.
—¿Týr? Había escuchado de tu liberación pero no te había visto—Faye se acercó a él y el dios se vio sorprendido de verla.
—es un gusto saber qué los gigantes finalmente tuvieron justicia por la paz. Te mereces vivir esta paz, señora Faye—ambos muy formales pero Faye empezó a sonreír muy contenta—eres muy diferente a cuando te conocí—la mujer se permitió darle un abrazo al inmenso dios que este respondió con gusto.
—me da gusto que también hayas logrado encontrar la paz. ¿Cómo te va ahora qué no eres el dios de la guerra?

—tranquilo, Daven me permitió hacerme cargo de los comedores comunitarios en todos los reinos—comentó señalando al rey con su mano y este asintió—habré dejado la pelea para siempre me invitaron a ser espectador. Seré un humilde mediador para batallas más justas si el dios de la guerra así me lo permite.
—Bienvenido, Týr—Kratos estaba cruzado de brazos.

Faye se separó de Týr y tomó aire—supongo qué esto será todos ustedes contra mí sola—dijo la mujer.
—sí pero uno a uno—aclaró Freya—y será si lo deseas.
—por mi está bien, si tanta curiosidad tienen de mi fuerza. Acepto pero supongo qué habrá reglas—afirmó y miró a su marido—¿nos haces los honores, Kratos?
—¿por qué?
—el dios de la guerra tiene la responsabilidad qué ningún conflicto serio se transforme en una pelea ¿verdad, Týr?—preguntó Faye al dios y este asintió en silencio, Kratos suspiró con fastidio.

—Las peleas serán sin límite de tiempo, sin armas. Cuando uno de los contrincantes se rinda se acaba la pelea, cuando alguien salga herido se acaba la pelea, nada de magia cualquier trampa que se haga yo mismo detendré la pelea—sentenció.
—¿Daven, vas a pelear?—preguntó Atreus.
—Yo sí conozco la fuerza de Faye, así qué yo paso pero si hay heridos no se preocupen, Erya es la sanadora y también está Freya.

Cortos God of War.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora