Capítulo 5.

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Media noche le tomó a Thoth llevar a Atreus hacia el inmenso río Nilo—¡agua!—exclamó el joven dejándose caer al agua olvidando incluso qué no sabía nadar—¡ayuda! Olvidé que no sé nadar.
—Sal de ahí tú solo, no puedes sobrevivir en el mundo si dependes de alguien—dijo Thoth limpiando sus plumas cerca del agua en su forma de ave.

—mi padre no me enseñó, enfermaba mucho de pequeño—Atreus estaba pataleando por la corriente con la qué no podía luchar.
—como los animales debes empezar a usar tu instinto de supervivencia—sentenció el dios, Atreus se iba a ahogar ahí mismo y se puso a pensar en la primera persona que pudo, su padre. Él nadaba muy bien pues lo sacó del lago de las almas moviéndose en el agua como una flecha disparada por Skaði.

Recordando sus movimientos empezó a mover sus brazos aguantando la respiración porque por el pánico ese día tragó agua, Atreus pudo nadar por primera vez hacia la orilla del río violento, tosiendo sobre la tierra—había cocodrilos en el río, si te atacaban iba a ayudarte pero no lo necesitas. Vamos.

—pensé que mi padre era estoico…sentí los cocodrilos pero no querían atacarme—dijo entre bocanadas de aire, pero el agua helada y el frío de la noche lo hicieron sentir muy bien—qué frío, como lo extrañaba.

Durante la noche su ropa se secó y caminó siguiendo a Thoth, la situación era bien extraña, estaba caminando detrás de un dios hacia lo desconocido pero al menos llegando al río ya había mucha más vegetación nueva que anotaba en su diario, la caminata era silenciosa pero cómoda de hecho.

No sintió los días pasar aunque en realidad fueron dos solamente, Atreus vio de frente una inmensa ciudad con pilares en la entrada principal llena de símbolos coloridos decorando y inmensas pirámides detrás de la ciudad—aquí estamos, la ciudad de Menfis, tomarás un descanso aquí. Conoce la ciudad, se te ve un espíritu curioso, aprende, conoce, disfruta y luego te llevaré a dónde necesitas.

—gracias, Thoth—Atreus le sonrió—y…cuándo vaya contigo. ¿Exactamente a dónde voy?
—debes seguir el río, nos vas a encontrar—el ibi se fue volando sin decir nada más.
—con razón mi padre odia los acertijos son muy complicados, bueno, es agradable saber que en otras tierras los dioses no son como Odín—cuando el ave desapareció de su vista en mitad del desierto, Atreus finalmente caminó hacia la gran ciudad se preguntaba cómo es que hicieron para sobrevivir ahí en primer lugar.

Gracias a lo que Thoth le había hablado logró entender el idioma de ahí, supo que su gran habilidad con los idiomas venía también de su propia magia—espero sean más cálidos que los espartanos—se veían amables ¿no?

Atreus llegando a la entrada principal se topó con soldados con lanza y las personas que caminaban dentro de la ciudad vieron al joven y pequeño extranjero caminar hacia ellos—¡alto, inmunda rata!—exclamó el primero de los dos soldados en la entrada.
—¿qué? ¿yo? Ni Heimdall me habló tan feo—Atreus se sintió bastante ofendido pero sabía que no todas las tierras eran como Midgard donde se era hospitalario con cualquiera—al parecer mientras más avanzo más hostiles son…vengo en son de paz, quisiera hablar con algún sacerdote.

Los soldados alzaron sus lanzas contra él—los forasteros no son bienvenidos, raro es que hayas podido sobrevivir a la inclemencia del desierto—mencionó el otro, Atreus no percibió magia alguna en ellos.
—¿esta es tierra de los faraones, no? Thoth me guió en el desierto para llegar aquí, me dijo que descansara aquí y conociera—aseguró serio manteniendo la calma lo más posible, alzó sus manos en calma—soy un guerrero pero vengo en paz, no deseo pelear contra nadie.

—¡sal de aquí!—un soldado como advertencia le tiró la lanza a matar, sin siquiera dudar ni un poco si lo que hacía era correcto. Atreus por instinto abrió su escudo mágico para cubrirse del ataque—¿cómo?
—no tenías que hacer eso…no quiero pelear, vengo de otra tierra, sí. Pero uno de los dioses me ayudó, habría muerto en el desierto de no ser por Thoth—se miraba tranquilo, sin perder la calma.

Cortos God of War.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora