Cortos God of War.

Capítulo 3

La comida entre ambos había sido muy buena de hecho, al día siguiente temprano Faye estaba con él en la orilla del río enseñándole a hacer un arco con los recursos del bosque—¿por qué viniste desde la cálida Grecia hasta Midgard? ¿Cómo terminaste aquí?—preguntó ella sacando platica, no estaba nevando así que cerca de una fogata era bastante calmado el día.
—viajé por innumerables tierras…llegando aquí vi que el clima es muy frío, hay nieve y pensé qué no vivía nadie aquí, pero hay otra civilización de bárbaros—dijo.

—¿bárbaros? ¿Así nos llaman en tu tierra?—cómo si hubiera notado qué ese comentario la ofendió Kratos buscaba rectificar pero solamente causó gracia en ella—no te preocupes, esta tierra es de pelear para sobrevivir así que no estamos lejos de ser bárbaros. Así que querías frío, buen lugar escogiste…deberé enseñarte los límites de la barrera si derribas árboles no puedes quitar los del símbolo.

—¿Tu símbolo está sellado con árboles?—preguntó el hombre.
—La magia recorre el árbol y se disipa en la tierra muy bien, así qué es más difícil de detectar—estaba ella tallando la forma de la madera.
—sabes usar bien tu entorno.
—es más fácil así, un buen arco—ella se puso de pie y le colocó la cuerda al arco dejándolo tenso—para ti, toma flechas y vamos a cazar—sentenció.

Kratos y Faye, él sin saberlo convive con una mujer de una raza ancestral, él la miraba con atención, era feroz pero se notaba de lejos qué quizá no siempre fue de ese modo. Tuvo mucha elegancia y gracia para pelear como una danza mortal, un cabello rojo qué nunca pudo ver así en su tierra, ojos azules brillantes como el mismo cielo y pecas en su rostro.

—¿por qué luchas sola?—se le ocurrió preguntar mientras caminaban y hasta ella se detuvo, quizá pensando qué le molestó la pregunta pero en su lugar tomó aire profundamente.
—prefiero…por favor, limitarnos a enseñarte a sobrevivir en el bosque y qué te ponga a salvo para el siguiente invierno—pudo responder nada más, a Faye le agradaba este hombre rudo pero qué después de la pelea sintió mucho más suave…cansado de algo, tenía una historia que estaría encantada de escuchar pero debía alejarse de él lo más posible tanto como por ella y por él, sería injusto meter a alguien más en ese infierno de la profecía, así que se olvidaría del tema y se alejaría de él, asunto terminado.

—iremos por diferentes animales: conejos, ciervos y jabalíes, son ricos y seguros para comer, enfermarse del estómago aquí no es opción pero te diré de plantas que te pueden ayudar si comes algo indebido por accidente, puede pasar—Kratos asintió, era inteligente y estaba interesado en aprender, así pues pasaron el invierno con Faye enseñándole a cazar de manera responsable pues se molestaría si en menos de un año los animales del bosque se acaban Kratos fue muy cuidadoso con eso.

Llegando la primavera, se le enseñó la cosecha en esa tierra tan difícil pero para iniciar Faye le había dado vegetales de su propia siembra para que pudiera comer más variado, Kratos era bueno para cocinar de hecho y ella quedó sorprendida pues una tarde le había invitado de su estofado como agradecimiento, era extraño ese hombre pero poco a poco veía que no era del todo malo. Aún así no hablaban demasiado en su día a día y así fue hasta el verano de ese año.

Faye lo visitó en su campamento, una tienda de campaña a las afueras de una cueva, era de buena calidad y tenía ya provisiones—Kratos, vengo a ver como vas y te va bien.
—eres buena enseñando—ella sonrió un poco y le dio un par de botas.
—cambia tus botas, estas son mejores para estos terrenos difíciles.
—te…lo agradezco—dijo aunque batallando un poco, Faye se rió un poco y se sentó en una roca cercana a él.

—sobre lo qué me preguntaste…lucho sola porque, la gente de esta tierra necesita alguien que los proteja del peligro. Yo no tuve esa ayuda en mi pasado—comentó—no iba a responderte pero, me caes bien—asintió mientas hablaba y él le puso atención—un grupo de enemigos asesinó a mi familia cuando era más joven…fui la única en sobrevivir y me juré luchar para proteger a los débiles, qué nadie más tenga que sufrir lo qué yo pasé.