Cortos God of War.

Capítulo 6.

—apenas eres un niño…—sentenció Akenatón paseando por alrededor del joven—¿cómo tú eres un dios?
—tengo catorce apenas, pero lo soy, puedo probarlo—se alejó de todos—si tus sacerdotes pueden hacer lo mismo que yo, seré mentiroso y puedes hacer lo que quieras conmigo—Faraón asintió y Atreus tomó aire transformándose frente a todos, fue rápido pero en un parpadeo ya era un enorme oso rugiendo. Los miembros de la corte comenzaron a gritar. Algunos de asombro y otros de horror, rápidamente volvió a su forma original—¿qué opinas?

—¿debería yo arrodillarme ante ti?—preguntó Faraón.
—claro qué no, solamente quisiera un lugar que no sea un desierto para poder dormir un poco y comer, luego iré con Toth para ver si me puede ayudar a reunir a mi gente, lo prometo—los sacerdotes de Faraón sí se arrodillaron ante Atreus—por favor, no necesito esto…pero sería muy amable si me dejasen quedarme al menos esta noche, luego seguiré mi camino.

—te quedarás aquí, joven dios. Hay cosas que quisiera hablar contigo—Atreus asintió y hasta se le invitó a quedarse en la fiesta simplemente por ser un imperio próspero—sabes desde Týr que fue recibido por mis ancestros, hace trescientos años que un dios de fuera no nos visitaba—un día después Atreus estaba caminando junto al Faraón, el rey de todo Egipto y esa enorme ciudad en mitad del desierto. Un joven bastante confundido ahora caminaba entre esculturas de los dioses que eran inmensas pero intentaba aprender de todo un poco, todos los dioses que se le mencionaban tenían cabezas de animales…nada raro ¿verdad?

El Faraón ya tenía toda una dinastía detrás de él y los dioses al menos ahí eran mucho más justos, Thoth no solía ayudar a cualquiera pues se encargaba solamente de los dioses pero sí había otros que ayudaban a los perdidos en el desierto—¿han habido más visitantes?—preguntó el joven con curiosidad siguiéndolo hasta un salón dónde los mismos sacerdotes de cuando llegó estaban leyendo pergaminos y buscando algo en algún otro.
—no de hecho pero Týr ha visitado otras tierras—contó el Faraón—¿buscas a tu gente? Týr dejó escritos aquí sobre su viaje a otra tierras, seguramente buscas al dios de la guerra ¿no?

—escuché poco de esta tierra pero si son muy adelantados—Atreus sonrió acercándose a la mesa viendo a los sacerdotes leer a toda velocidad.
—Týr visitó el templo de Montu y ahí con los dioses principales intercambiaron conocimientos—explicó Urshu.

—¿Cómo se llaman estos dioses?—preguntó el joven mirando los símbolos tan curiosos que usaban como escrituras.
—Si vas con ellos para encontrar lo que buscas, se respetuoso con ellos: Ra, Isis, Osiris, Horus, Amón y Anubis—dijo Asim mirando al joven—me imagino que quieres saber qué conocimiento nos dejó Tyr a los mortales ¿no?

—sí, quiero saber si lo que compartió con ustedes es lo mismo que habló con los dioses, también si todo fue cordial o lo recibieron como a mí—se rió algo nervioso.

Atreus se pudo sentar cerca de la mesa con pergaminos mientras los sacerdotes leían para él y Akenatón estaba presenciando todo de una distancia prudente—Týr vino buscando respuestas para resolver un conflicto, algo relacionado a dos razas en eterna guerra—explicó Urshu leyendo su pergamino—el entonces Faraón le dio respuesta a ello mientras a nosotros nos dio consejos…para evitar guerras.

—En ciertos años hay mucha sequía—dijo Akenatón llamando la atención de todos, sentado en una silla lujosa como una especie de trono mirando todo a su alrededor—mis ancestros peleaban por el agua del río Nilo…Týr nos enseñó a compartir con todos y evitar conflictos. Siempre fue un cambio justo.

—Yo no tengo experiencia como Týr, pero después de estar en una guerra solamente puedo decir que no quisiera que nadie pase por eso nunca—exclamó Atreus—mi gente huyó por una guerra…no sabía que Týr intentó ayudar en la guerra élfica.
—¿guerra élfica?—preguntó el Faraón.
—si, habían dos razas en guerra, los elfos pelean todo el tiempo quizá mientras hablamos estén peleando—suspiró frustrado—espero Freyr y mi padre puedan detenerlos, bien así que me voy a enfrentar a un templo lleno de dioses ¿no?