La casa por dentro, la habían decorado con rosas blancas, cintas de tela también blanca para enlazar los ramilletes o decorar la larga barra de madera caoba que habían colocado en el salón, sobre la cual habían demasiadas bebidas, tanto jugos o refrescos como alcohólicas, y tras la que habían dos jóvenes camareros, un chico y una chica. Los dos camareros iban vestidos completamente de negro con una pajarita blanca; la chica peinada con una cola alta y un pequeño cardado y el chico... El peinado del chico me recordaba a las fotos de comunión, todo repeinado y engominado, con su flequillito a un lado.
En definitiva, la casa la habían decorado de forma sencilla pero bonita. Era acogedor.
-Chicas ya estamos llegando!-dijo mi padre en voz alta cuando íbamos llegando a la esquina que ocultaba de nuestros ojos el pasillo y el ventanal para salir al jardín.
-Venga, venga!-se escuchó entre risas antes de que las suaves y hermosas notas de un violín comenzaran a sonar.
Sonreí como una tonta al ver aquello. Sobre el suelo del pasillo, haciendo un camino hacia el ventanal, habían esparcidos pétalos de rosa blancos, camino que cesaba justo antes de topar con la gran alfombra blanca ahora salpicada por pétalos rojos, que desde allí en el ventanal, cruzaba todo el jardín para finalmente perderse entre los árboles.
Rosa y Alice se encontraban de primeras, una frente a otra a cada lado de la alfombra y Rosa agarrando al pequeño Draco que llevaba un collar blanco del que colgaba una pequeña cajita. Las siguientes eran Frany y Alex. Después las seguían Lilian y Sophie, Lola y Lupe, Alexandro y Mike, y por último Carlos y Sergio, en aquel orden y todos formando un pasillo.
Las cuatro primeras llevaban vestidos a juego, todos de un bonito color nude, los de las peques les llegaban por debajo de las rodillas mientras los de mis bombones preferidos eran largos y con una abertura a un lado, todos de tela drapeada y con los hombros al descubierto. Tenían un aire romano que enamoraba. Se veían hermosas y lo completaba tanto el gran trabajo de Anthony, Tirisha y Dina, como aquellos bonitos ramilletes blancos decorando sus muñecas. Tenía las damas de honor más guapas de toda Roma.
El resto iban simplemente perfectos, las mujeres vestidas por largos vestidos de telas y colores ligeros, y los hombres con elegantes trajes a medida. Carlos con uno de un oscuro azul marino y Sergio con uno de un oscuro plateado. Los dos restantes iban con trajes negros.
Todos iban guapísimos, pero la verdadera sorpresa me la llevé al comprobar que una bailarina bailaba varios metros más adelante, guiada por la melodía que ofrecía su violinista... Eran los dos artistas de Siena!Philip-pensé con ternura intentando comprender cómo se las había arreglado.
-Megan estás increíble-dijo mi hermosa cuñada nada más verme. Me dio mi pequeño ramo de rosas blancas, con tres perlitas también blancas en el centro de cada una de ellas.
-Y vosotras estáis preciosas-dije mirándolas a todas, que me sonrieron-Y preciosos-provoqué ahora la risa de todos.
-Corre dame un beso que tengo que irme-se apresuró en decir Alice. Le di el beso sin entender y tras Rosa conseguir también el suyo, ambas se fueron corriendo hacia los árboles, perdiéndose junto a la impoluta alfombra a excepción de aquellos rojos y pequeños pétalos.
Comencé a avanzar en compañía de mi padre por aquel largo pasillo, marcando el ritmo y velocidad a consecuencia del baile de la bailarina, vestida y peinada tal y como la recordaba, así como por el violinista y su melodía, también enfundado en el mismo traje.
Las mujeres me sonreían y me decían lo hermosa que iba conforme pasaba frente a ellas, al igual que hicieron casi todos los chicos. Carlos en cambio optó por intimidarme con su dulce mirada.
Una vez los pasé, todos echaron a andar a mayor velocidad de la que yo podía permitirme y solo Alex y Frany siguieron a nuestro lado.
Me quedé idiotizada con lo que mis ojos iban descubriendo de la nueva decoración del jardín, conforme íbamos avanzando.
ESTÁS LEYENDO
DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)
RomanceDieciséis años, hermosa y con ciertas habilidades especiales, inexplicables para ella misma. Ella, la cual nunca pensó en otro hombre que no fuera su padre, tras lograr entrar en el mundo del modelaje, conoce a ese chico... El chico. Te enamorarás...