I

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A la noche, todos, incluídos los padres de Philip, nos bañamos en la piscina.

-Alice no veo si me pones las manos en los ojos- dijo mi novio que cargaba con su hermana en los hombros.

-¿Tú no eras tan fuerte?- preguntó ella sin apartar las manos.

-¿Y qué tendrá que ver ser fuerte con poder ver?- rechistó él apartándose las manos de su hermana del rostro. Yo observaba con diversión el panorama desde el bordillo de la piscina en el que estaba sentada.

-Aburrido- dijo Alice soltándose y dejándose caer hacia atrás, antes de hundirse en el agua.

-Guapa- dijo Philip. Tardé en caer en que aquello iba dirigido a mí. Se acercó para luego rodearme la cintura con los brazos y breves segundos más tarde, darme un beso en el vientre. Un cosquilleo juguetón creció en el mismo lugar donde sus labios habían tomado contacto con mi piel desnuda y aún húmeda.

-Bello-le dije antes de acariciarle hacia atrás los cabellos mojados. Sonrió.

"No puedo permitir que esto termine bien"- pensó la madre de Philip. La miré. Nos observaba.

-Miquiella...- la llamó su marido tendiéndole la copa de Martini.

-¿Te ocurre algo?- preguntó Philip. Negué con la cabeza antes de inclinarme para poder besarlo. Con cuidado y sin dejar de besarme me tomó de la cintura y tras atraerme hacia él, me encontré rodeando su cintura con mis piernas, con medio cuerpo bajo agua.

Fuimos los últimos en irnos a dormir.

-Voy a por dos vasos- dijo Philip dándome un beso en la mejilla. Me encontraba sentada en una butaca hueca de mimbre, frente a una hoguera rodeada de piedras blancas y negras.
Hice bailar la brisa nocturna entre mis dedos, mientras hacía que estos danzaran de un lado a otro. La llama danzaba al compás. Hice un rápido dibujo en el aire y al instante la llamarada se dividió en dos ramas para luego arquearse ambas al mismo tiempo y formar el contorno llameante de un corazón.
Jugué durante varios segundos más, haciéndola danzar de arriba a bajo, de atrás hacia delante, creando un mini torbellino de fuego.

-¿Cómo lo haces?- me sobresalté, por lo que apagué la hoguera en un acto inconsciente. Miré hacia atrás. Alice me rodeó para sentarse en otra butaca sobrante.

-¿Cómo hago el qué?- pregunté mientras me llevaba la mano al pecho como si aquello pudiera tranquilizar el tambor que tenía por corazón en aquellos momentos.
Había estado atenta a la puerta por la que había desaparecido Philip por si regresaba, por lo que me había tomado completamente por sorpresa.

-Te he visto controlar el fuego- dijo con excitación en la mirada.

-Es tarde Alice, lo habrás imaginado. Tan solo seguía el ritmo de una canción con la mano.

-No soy tonta Megan- dijo echándose hacia delante -Además, prometo no contarlo.

-Perdón por tardar- se disculpó Philip antes de cruzar siquiera el umbral de la puerta -Aquí tienes... ¿Qué haces aquí, Alice?- Alice me miró.

-Nada es que vi a Megan desde mi ventana y quise bajar a saludarla. Creí que estaba sola, pero ya me voy- dijo poniéndose en pie de un salto para luego darle un beso en la mejilla a su hermano.

"Sé que no me lo he imaginado"- pensó antes de mirarme y acercarse para darme un abrazo y un beso en la mejilla.

-Buenas noches Megan- dijo dirigiéndose a la puerta -Aah!- se volvió -Te haré caso y dejaré de soñar despierta- dijo finalmente, sonriendo antes de marcharse.

-¿A qué venía eso?- me preguntó Philip entregándome el vaso de batido.

-Dice que creyó haber visto algo- dije encogiéndome de hombros antes de tomar un sorbo de batido. Sentí los pequeños trozos de hielo triturado, bajo el dulce sabor del plátano.

Hablamos durante un rato sobre la película.

Tras volver de la cafetería me había leído detenidamente el guión. Al parecer yo sería la hermana de Elodie, una joven Londinense que se queda embarazada con dieciséis años. El padre es un completo inútil que termina por abandonarla a mediados del embarazo. Yo, la hermana en este caso, estoy apoyándola en todo momento y queriendo separarla todo el rato de él, por lo que me alegra que el chico la abandone, el motivo es que poco antes de que se supiera que la joven estaba embarazada, "Yo" y "mi cuñado", nos habíamos acostado... La película era un verdadero drama.

-Mi primera peli y saldré como la furcia de la peli... mola- dije con sarcasmo. Philip rio divertido.

-Pero la más hermosa de toda la película- dijo poniéndose en pie antes de tomarme de la mano para hacer que lo imitara. Me besó en la mejilla.

-¿Un baño?- me preguntó.

Varios minutos después estábamos nadando de un lado a otro intentando alcanzarnos mutuamente. Parecíamos niños y disfrutábamos como tal. Una de las veces que quise escabullirme, me aprisionó por la cintura. Me miró con un extraño brillo en la mirada y tras acariciarme la mejilla, me besó casi con violencia. Con los ojos cerrados y tropezando con torpeza, al retroceder, con la propia fuerza del agua, terminé por chocar con lo que supuse uno de los bordillos de la piscina. Nuevamente Philip me cargó sin molestarse en apartar sus labios de los míos. Nunca habíamos desprendido tanta... pasión... y aquello no me desagradó en absoluto. Cada rincón de mi cuerpo, por escondido y pequeño que fuera, fue recorrido por una especie de corriente eléctrica que iba entumeciendo cada músculo que rozaba a su paso. A través de los párpados aún cerrados, pude ver como una luz anaranjada encendía la noche, en ese mismo instante mi cuerpo se había inflamado en un calor enfermizo. Al abrir los ojos y apartarme de Philip, miré hacia aquella luz. Aquel ataque repentino de nervios había hecho que perdiera el control nuevamente con alguno de mis poderes y había conseguido reavivar el fuego de la hoguera incluso con mayor intensidad que antes. Comencé a reír.

-¿Tu de qué te ríes ahora?- me preguntó con ternura y diversión en la voz, pero sin poder ocultar la sorpresa de su rostro por lo que acababa de ocurrir.

-De nada- dije antes de atraerlo tirando de su nuca para comenzar otro juego continuo entre nuestros labios.

Poco después salimos de la piscina y nos tumbamos en una de las grandes camas balinesas de madera oscura, con colchones y telas blancas.

El cielo estaba completamente estrellado.

Unos dedos rozaron con delicadeza mis mejillas para descansar finalmente sobre mis labios. Al volver la cabeza ligeramente a mi derecha, pude ver cómo aquellos hermosos ojos me observaban desde lo alto.
Sin decir una palabra, me contempló hasta el punto de intimidarme. Al observar mi reacción, que fue la de esquivar su mirada y clavarla en la luz de la hoguera, pude ver de soslayo como sonreía antes de tomarme de la barbilla para luego besarme nuevamente en los labios. Poco a poco mis sentidos comenzaron a volverse ciegos para entregarme por completo en cada beso. Mientras una de sus manos le servía de apoyo a mi cabeza, con las yemas de los dedos de la otra rozaba mi cuello, mi hombro izquierdo, la curva de mi cintura, hasta que finalmente sus dedos ejercieron presión sobre la línea del biquini, queriendo bajarlo.

Lo detuve.

-Philip no...- quise decirle que no estaba preparada pero por algún motivo aquellas palabras parecían no querer salir de mí. Creí que aquello lo molestaría, que provocaría alguna mala reacción en él, pero sin embargo... sonrió con ternura.

-Tranquila- dijo antes de darme un beso tierno -Esperaré el tiempo que sea necesario. Por ti vale la pena esperar- sonreí tontamente y queriéndome disculpar con la mirada.

-Lo sien...- colocó su dedo índice sobre mis labios obligándome a callar.

-Sshh... Te quiero pequeña- dijo con dulzura antes de darme un breve beso y tras acomodarse, descansar su cabeza sobre mi pecho.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora