DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)

Dieciseis primaveras

Hacia un día precioso. Algunas aves volaban los cielos con elegancia, mientras otras daban melodía de fondo al paseo, con sus agudo piar; las parejas paseaban; el tráfico circulaba en abundancia, sobre el cual destacaban los autobuses turísticos de un rojo chillón; los niños jugaban en los parques, otros más insensatos jugaban con la pelota en las aceras...

Alice había puesto la canción Unwritten de Natasha Bedingfield hacía un rato, exactamente desde segundos después de que su hermano la regañara. La pobre no había abierto la boca más que para cantar.

-¿Me puedes decir en dónde hemos quedado, con quién y para qué?

-Demasiadas preguntas- me respondió acercándome a él para darme un beso en la mejilla -Pero seré bueno y te responderé. En una cafetería, con un viejo amigo de la familia y para hablar de algo importante en mi vida- tras decir aquello último me besó en los labios haciendo que me detuviera.

Tras un corto tiempo más de estar observando las bellas calles de Londres y pasar junto al Big Ben, llegamos a una cafetería llamada Monmouth.
Habían pocas personas dentro, uno de ellos era un hombre que se sentaba en una mesa apartada, leyendo un cuaderno de pasta gruesa, vestido con vaqueros y una camiseta negra. Nos dirigimos hacia él nada más entrar.
Alice detuvo la canción, que no había parado de sonar en bucle.

-Marcello- le habló en italiano.

-¡Philip!- lo correspondió con un saludo efusivo -¿Qué tal todo por casa? ¿Han cambiado mucho las cosas?

-No, todo sigue como lo dejé.

-Y tú pequeña, ¿te acuerdas de tito Marcello?- le preguntó a Alice que prácticamente se escondía tras de mí.

-Pues no- dijo ella en inglés. Marcello rio a carcajadas.

-Y tú eres...- se dirigió ahora a mí.

-Ella es Megana, mi novia- aún no me cansaba de escuchar como aquellas palabras sonaban en su boca.

-La joven de la que tanto me has hablado- aquello no fue una pregunta, de hecho lo hizo sonar como una bella y cómplice confesión -Encantado- dijo tendiéndome la mano. Se la estreché.

-Mi nombre es Marcello Rossi, director de películas y escritor- al escuchar la parte de "Director" sonreí por instinto, sin pensar en otra cosa que en la suerte que tenía Marcello por poder moverse en ese mundo -Supongo que te preguntarás lo que haces aquí, puesto que iba a ser una sorpresa- dijo indicando con un gesto de la mano, que nos sentáramos en las butacas que quedaban libres. Asentí mientras me acomodaba en uno de los altos asientos -Tu novio me ha contado que de niña tu sueño era ser actriz y que lo mantienes- aquello llamaba mi atención por segundos -Pues- siguió mientras me tendía el cuaderno negro que minutos antes había estado ojeando -Aquí tienes tu primer guión- dijo sin más.

Tomé el cuaderno sin entender nada. Miré a Philip que me observaba con diversión en el rostro.

-Creo... Creo que no he entendido bien- dije mirando nuevamente a aquel hombre al que creí no haber escuchado correctamente.

-A ver cuñadita. A ti, te gusta lo de ser actriz, él, te da la oportunidad de que realices tu sueño- me dijo Alice antes de tomar un sorbo del zumo que le acababan de dejar sobre la mesa. Philip reía.

Volví a mirar a Marcello un poco más convencida, pero sin terminar de creérmelo.

-¿En serio?- mi voz me hacía parecer más serena de lo que en realidad estaba.

-Sí- dijo sonriendo -Lo malo es que no te pude conseguir el principal, al compartir la dirección de esta película con Marie White, que es muy exigente y me terminó por convencer de que aún no tienes experiencia en esto- parecía quererse disculpar con la mirada.

-¿Estás de broma? Pero si ya me sorprende el simple hecho de haber conseguido un papel, así sea de farola- rio.

-Eres hermana de la protagonista- dijo haciendo que abriera los ojos como platos.

-¿Sin haber hecho pruebas?

-Confío en ti- dijo antes de ponerse en pie -Y ahora si me perdonáis, tengo otra cita importante. Te llamaré en esta semana- dijo antes de despedirse de cada uno de nosotros. Vi como cruzaba la puerta... Pestañeé sin creérmelo aún. Abrí la primera página mientras era observada por mi novio y mi joven cuñada.

"DIECISÉIS PRIMAVERAS”

Aquel era el nombre de la pelícua.