I

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-Di algo por favor-mi voz estaba rota. Negó con la cabeza antes de darme la espalda y echar a andar. El nudo de mi garganta se deshizo llevando consigo mis lágrimas que comenzaron a caer silenciosas, lentas, angustiadas. Comenzando a cegarme por las lágrimas, prácticamente me arrastré hasta la puerta del copiloto pero no tuve fuerzas siquiera para abrirla, así que simplemente y apoyándome en ella, me dejé caer.

Eres estúpida!-me reprimí a mí misma-Pero... Mejor así... No podías esperar a estar casada...-así lo pensaba, pero no estaba segura de en ese caso, estar orgullosa de haber hecho lo correcto.

Philip por otra parte no dejaba de alborotar su mente sin sacar nada en claro. Ante todo aquella avalancha de pensamientos y sentimientos, sobresalía uno, el mismo que me estaba desgarrando, porque era cierto que le había ocultado aquello pero, su mente estaba abordando ideas absurdas coronadas por ese sentimiento, la traición. Te explicaré bien para poder entender esos pensamientos incluso yo. Sentía como si todo el tiempo lo hubiesen estado espiando sin permiso, al pensar que era algo que no controlaba, sentía que todas esas veces que yo le decía o le daba a entender que no sabia algo de él, le mentía, se sentía traicionado, aunque siquiera a él le gustaba pensar que yo, lo podría haber estado traicionando, se debatía contra aquellos pensamientos, pero así lo sentía.

-Megan!-su voz sonó asustada al pronunciar mi nombre. Yo asustada por si le ocurría algo, me levanté para mirar hacia donde se había ido, pero no me hizo falta buscar mucho, estaba allí delante, al otro lado del coche.

-Qué ocurre?-dije yo aún con el corazón agitado y la voz rota, revisándolo con la vista. Su única respuesta fue mirarme y suspirar por el alivio. Entonces me imitó y apoyándose en el coche, se dejó caer hasta desaparecer de mi vista. Seguía sin entender qué pasaba. Rodeé el coche y lo encontré allí con los brazos cruzados sobre las rodillas y la barbilla apoyada sobre éstos. Tenía el aspecto de un niño asustado, supongo que de ponerme un papel en la película, yo sería el monstruo.

Me miró sin moverse del lugar.

-Pensé que...-comenzó a hablar quedándose a medias.

-"Pensé que te habías marchado"-pensó bajando la mirada. Estaba tenso.

-Me has escuchado?-me preguntó volviéndome a mirar-Lo que he pensado-aclaró.

Asentí.

Por eso el tono asustado en su voz al llamarme y el alivio al verme-pensé algo alegre.

-Philip...

-Ven aquí-dijo interrumpiéndome mientras él se acomodaba apoyando la espalda por completo en el coche. Me senté a su lado sintiéndome... Eran muchos los sentimientos que me envolvían, el miedo, la tristeza por los pensamientos que él hubiese podido tener hacía un momento... Incluso me sentía incómoda.
Philip no me miró, tan solo cerró los ojos.

-Perdón que me haya alejado sin decir nada, pero me has pillado con la guardia baja-suspiró-Simplemente es que algo así es...

-Demasiado. Lo sé-abrió los ojos y torció la cabeza para poder mirarme.

-Me lo has leído en la mente?

-Ni siquiera habías encontrado la palabra para terminar la frase-repliqué haciéndolo sonreír débilmente. Llevó su mano derecha a mi rostro y con cuidado limpió mis mejillas aún con el rastro de mis lágrimas.

-Siento haberte hecho llorar. Sabes que ni aún tratándose de alegría me gusta hacerlo-negué con la cabeza tomando su mano antes de que pudiera apartarla por completo de mi rostro.

-Comprendo, en parte, como te has sentido.

-En parte?-preguntó frunciendo el ceño.

-No le llames traición, sino miedo a una reacción similar. Ser yo y más, arrastrar conmigo, sé que no es tarea fácil.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora