La semana entre preparativos, aunque algo cahótica, en su mayor parte fue... única.
A la boda vendrían nuestras familias prácticamente al completo, lo que sería todo un acontecimiento y posiblemente una locura. Obviamente, en la lista de invitados se incluían nuestros amigos.
Respecto al sitio, no teníamos muy claro dónde celebraríamos la boda. Si algo no faltaba en Roma, eran iglesias.
Las damas de honor serían, Alice, Rosa, Alex y Frany. El padrino de la boda sería Alexandro. Y mi padre, obviamente, me llevaría al altar.
El pecho se me encoge solo de pensarlo...
Durante aquella semana, no dejé de tener pesadillas de las que únicamente me levantaba llorando, agitada y sin recordar el por qué. Por suerte Philip siempre lograba con su abrazo que volviera a dormirme, para no despertarme más en toda la noche.
Dos días antes de la boda.
Mi padre vino a recogerme para ayudarme con un pequeño regalo de bodas que le quería preparar a Philip.
-Nerviosa?-estábamos en el ascensor, a espera de llegar a la última planta en la que se había alquilado su piso.
-Sé que es raro, pero sí-dije agachándome para coger la caja, pero se adelantó.
El edificio era más bien antiguo, aunque estaba muy bien cuidado. En el aire se sentía ese frío de caverna y se olía el barniz renovado de puertas y barandillas.
-Menuda sorpresa te llevarías cuando la madre de Philip dijo que vendría-dijo abriendo la puerta, antes de empujarla para dejarme pasar.
-Gracias-me quité la rebeca para dejarla en el recibidor-Si soy sincera, mucha gracia no me hace y mucho menos lo comprendo-dije alzando la voz, ya que mi padre había seguido hacia el salón-Pero mejor la aprovechamos ya que parece estar de buen humor.
La casa era enorme y luminosa, todo era blanco a excepción de los suelos y el techo, de un madera color miel clara. Solo tenía dos habitaciones, pero ambas enormes. Y qué decir de la terraza, del salón, la cocina...
Al llegar al salón, el cual se separaba de la cocina únicamente por una larga barra de mármol, no pude evitar fijarme en la botella de whisky medio vacía que había sobre ésta.-La impresora está en mi despacho, así que tendremos que dar unas cuantas vueltas-lo miré preocupada, mientras él se entretenía en sacar los álbumes de la caja junto con el sobre amarillo en el que estaban las fotos que me regaló Viny.
-Papá-me miró extrañado por mi voz-Vuelves a beber?-miró automáticamente hacia la barra antes de ir hacia ella, tomar la botella y guardarla en uno de los muebles de madera, también en color blanco.
Philip ya me había comentado un par de semanas atrás que hablara con él, porque tenía la impresión de que estaba bebiendo más de lo habitual, pero yo no quería darle importancia. O no tanto eso, como que no quería creerlo.-Me ayuda a relajarme, solo es eso cariño-se acercó para besar mi cabeza, antes de volver a dirigirse hacia la mesita de cristal sobre la que desplegaba todo.
Me senté en el sofá mirando hacia la mesa, pero sin dejar de pensar en mi padre.-Papá, has pensado en volver a enamorarte?-ambos nos miramos, yo a él con seriedad y él a mí con extrañeza.
-Como si fuera tan sencillo, además, estoy muy bien soltero.
-Papá...
-Bueno, entonces tienes algún orden para ir colocando las fotos?
-Papá intento...
-Déjalo-pareció suplicarme sin apartar la vista de las fotos que sostenía entre sus manos.
-Cuántas copas llevabas cuando has ido a recoger a tu hija embarazada?-tras unos segundos aún con la vista clava en las fotos, se llevó la mano a la cara, antes de terminar rascándose la barba en un gesto nervioso.
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DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)
RomanceDieciséis años, hermosa y con ciertas habilidades especiales, inexplicables para ella misma. Ella, la cual nunca pensó en otro hombre que no fuera su padre, tras lograr entrar en el mundo del modelaje, conoce a ese chico... El chico. Te enamorarás...