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-Te resulta gracioso?-me preguntó aún desde abajo moviendo levemente las piernas y brazos para flotar. Si precisamente él, no daba pie, entonces sí estaba profundo. Dejé de reírme de golpe para quedarme mirándolo, no sin el esfuerzo de evitar seguir las risotadas con los labios fruncidos. Yo había retrocedido varios pasos nuevamente por precaución. Nadó hacia el borde recto de madera y tomó el impulso justo para poder apoyar los brazos y dejar la cabeza allí apoyada sobre ellos. La risa desapareció para darle paso al embobamiento. 
Estaba guapísimo mirándome en silencio con la barbilla sobre sus antebrazos cruzados, uno sobre el otro. Varios mechones mojados hacían que la caída de gotas por su rostro no cesara. El resto estaba alborotado en todas direcciones

-Por tu cara, veo que ya no-dijo ahora con más seriedad que antes.

-Antes sí-acepté sin dejar de mirarlo.

-Te he dicho ya lo que me encanta que te me quedes mirando así?-preguntó ladeando la cabeza lo suficiente para apoyar parte de su mejilla izquierda, pero no tanto como para dejar de mirarme. Un tierno cosquilleo acarició mi vientre.

-Eres tú el que está ahí, con esos hermosos ojos obligándome a que lo viole despachito-su risa fue hermosa y me uní a él al ver que escondía la cara en el hueco que quedaba entre sus brazos y su cuerpo, aún entre risas.

-Ven aquí anda-me dijo con dulzura elevando la vista nuevamente hacia mí. No tardé apenas segundos en hacerle caso. Sus ojos estaban lacrimosos por la risa. Me senté con cuidado frente a él que ahora se sostenía al borde con los dedos. Mis muslos sintieron de inmediato la humedad de la madera, ahí dónde antes había estado Philip apoyado. Se acercó nuevamente mojando mis piernas y los laterales de mis muslos al colocar sus brazos a ambos de mis lados-Creo que me merezco una disculpa-dijo con semblante tranquilo.

-Lo si...

-No-no me dejó disculparme-No quiero una disculpa de ésas y menos cuando te he hecho reír-sonreí dulcemente.

-Cómo pues?

-En serio tengo que decírtelo?-asentí aún con mi boba sonrisa en los labios.

-Sólo necesito que rodees mi cuello con tus brazos y me beses. Crees que podrás?-todo el tiempo me había estado hablando con el semblante imperturbable, una casi imperceptible sonrisa y con sus ojos destilando una dulzura tan tenue que mi cuerpo tan goloso como de costumbre, pedía más. Me sentía extrañamente intimidada, muy distinto al resto del tiempo que creía sentirme así. Esas veces en comparación con ésta, no eran nada.

-Creo que podré-dije acariciando su rostro mojado, llevando mi mano desde su mejilla hasta su cuello. Cuando estaba dispuesta a inclinarme para que mi abrazo con mis manos ya unidas tras su cuello, fuera más cómodo, tomó impulso agitando el agua y provocando un brusco chapoteo antes de alcanzar mis labios. Al principio me sorprendí, pero rápidamente pasé solo a cerrar los ojos y a concentrarme en memorizar cada leve arruga de sus labios ahora mojados y pegados a los míos. Bajo mis manos notaba sus omóplatos prácticamente unidos por el esfuerzo de estar apoyado en sus manos, dejando todo su peso al cargo de sus brazos. Me aparté viendo como poco después abría los ojos, interrogativos.

-Sal y te doy un beso en condiciones-le dije casi en un susurro provocando una sonrisita dulce en sus labios, mientras yo liberaba su cuello de mi abrazo. Tomó impulso una vez más pero ahora para dejarse caer nuevamente al agua, salpicándome por completo y provocando mi risa. Me puse en pie en lo que él subía a la plataforma por las escaleras, humedeciendo la madera a su paso. Se sacudió el pelo con la mano mientras se acercaba a mí. No sé si sería otra cosa o que se me estaba haciendo eterno lo que tardaba, pero era como mirarlo a cámara lenta dándome tiempo a analizar detalles como su sonrisita en los labios, las gotas recorriendo su rostro, su cuello... Su camiseta negra empapada pegada a su cuerpo, marcando cada uno de sus músculos y arrugada por las posibles burbujas de aire que hubiesen entre su piel y la tela...

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora