L'inizio

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  • Dedicado a My Princess: My sister
                                    

Desde pequeña, siempre soñé con ser actriz, modelo o simplemente moverme en el mundo de la fama, y bueno, durante demasiados años me vi obligada a olvidar mis sueños. Luego tuve la oportunidad de seguir alguno de ellos... Y al final... Bueno... La vida da muchas vueltas. Mi vida ha sido perfecta mientras ha sido posible...

Hoy en día, en parte, también lo es gracias a mi peque y lo que supone para mí la fé en la idea de nuestro bonito futuro. La parte que actualmente me está desquiciado es la relación que tengo con mi madre. No estamos hechas para vivir bajo el mismo techo. Pero, legalmente, tengo que esperar dos años para poder marcharme oficialmente de casa, porque de momento está encabezonada en no dejar que me mancipe. Con lo fácil que le resultaría firmar los papeles y perdernos de vista mutuamente... Pero bueno... No nos adelantemos. Aún falta mucho por contar hasta llegar al día de hoy.

Comenzaré mi historia por el principio, ahora que sé el final.

De niña, con tan solo tres años, una mujer con la que casualmente nos cruzamos un día en un centro comercial y trabajadora de una agencia de modelos, quiso contratarme, pero mi madre se opuso en rotundo, puesto que a su parecer, aún era muy pequeña. Y todo a pesar de que mi padre y la familia decían que mientras yo quisiera, aquello sería una buena oportunidad.
Meses más tarde, otras tres agencias, causa de motivos totalmente aleatorios, también quisieron contratarme para hacer anuncios en la tele o promocionar ropa infantil. La situación se repitió.
Dos años después, mis padres se separaron. Recuerdo que los familiares de mi madre y las personas de mi entorno se escandalizaron como si aquello fuera el fin del mundo, yo en cambio me lo tomé genial, sobre todo cuando entendí que tras aquella separación, venía perder de vista a mi madre varias veces por mes.

Si te preguntas por qué tanto recelo hacia ella...
Verás... Ni Roberto, mi padre, ni Anaís, mi madre, son mis padres biológicos. Me acogieron cuando tan solo tenía meses, de lo que no tengo recuerdos, como es de esperar, y desde que tengo consciencia, mientras que a mi padre siempre lo he amado, a ella siempre la he detestado.
Hace no tanto pensaba que no tenía motivos reales para mi comportamiento hacia ella, pensaba que solo era por el hecho de que, a pesar de saber que me encantaba la idea de ser modelo, ella se negaba rotundamente a permitirme seguir uno de mis sueños de entonces. Pero al final todo tiene una explicación... Aunque sigue faltando mucho para llegar a esa parte de la historia.

Mi vida comenzó a ser realmente perfecta cuando mi padre, a escondidas de mi madre, firmó un contrato con una agencia de modelos. Aquello trajo problemas y más peleas entre ambas, pero me dio exactamente igual y por supuesto no dejé que culpara o denunciara a mi padre. Sí, denunciar... buscaba el mínimo motivo para quitarle la custodia a mi padre. El caso es, que otro de los motivos del comienzo de una vida perfecta y tras comenzar a controlarlos, fue cuando descubrí que tenía varios dones.

Uno de ellos es el de leer la mente, a veces resulta divertido oír las tonterías que son capaces de pensar las personas, pero otras es o bien agobiante, porque no siempre lo controlo, o bien perturbador, porque no siempre se escucha lo que se desea.
Y el otro es el de controlar el fuego.

Al entrar a la agencia, conocí a un chico llamado Philip Hemsworth.
Al principio éramos tan solo compañeros y en lo que a alguna relación se refiere, éramos muy... tímidos y respetuosos. Lo cierto es que nunca me habían interesado los chicos, pero, él era diferente.
Chico alto, en forma, piel ligeramente bronceada, melenita corta y oscura, ojos color chocolate con leche...
Era cuatro años mayor que yo, pero ese no fue motivo para renunciar a él.

Hay dos dichos o frases que amo para definir nuestro caso:

"La edad no importa cuando hay amor por delante" y "En el amor y la guerra, todo vale".

Más de una vez pensé en leerle la mente y quitarme cualquier duda sobre qué pensaba a cerca de mí, pero... no quería eso, quería que aquello fuera normal, especial... aunque claro, yo no soy normal.

Al cabo de dos meses trabajando juntos para portadas de revistas y posando para varias marcas de moda, varias salidas amistosas, bromas, risas, abrazos... nuestro primer beso...
Nuestra simple y bonita amistad acabó con unas palabras que terminaron dando comienzo a algo mil veces mejor:

-Claro que quiero ser tu novia.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora