Necesito tiempo.

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No podía respirar. Sentía que me ahogaba, mi corazón latía tan rápido. Mis manos empezaron a temblar. No sabía que hacer. Neymar me estaba hablando detrás de la puerta pero no escuchaba nada de lo que decía. Las lagrimas no dejaban de salir de mis ojos. Tenía mi cabeza apoyada sobre la tapa del inodoro. Otra vez. Otra vez siento que la vida me fallo. Que me devuelve a un lugar oscuro.

No se en que momento deje de escuchar a Neymar. Ni cuanto tiempo había pasado desde que dejo estar detrás de la puerta. No tengo energía para levantarme. Apenas y tuve energía para dejar de llorar. Entonces me venían imágenes a la cabeza de cosas que pudieron haber pasado y mi corazón se arrugaba más. 

¿Sabina? Sabina se había pintado el cabello muy parecido a mi color hace poco, no creí que fuera para parecerse a mí. Nunca sentí que estuviera completamente feliz de que regresara a casa, al grupo, a Ney. Muchas veces se reía de más cuando Ney decía algo gracioso. Muchas veces nos sonreía cuando Ney me decía algo lindo, pero como si deseara estar en mi lugar. La vi enseñándome el vestido de novia, ¿Pero acaso era el vestido que ella quisiera usar? Respire profundo. 

"No dejaba de repetir que eras tú" esas palabras me daban vuelta en la cabeza. 

-¿Gabi? ¿Cariño? -preguntó Pauli detrás de la puerta en voz baja. 

No le respondí. 

-Me quedaré fuera hasta que estés lista. Estoy aquí para ti. -dijo. 

De repente me di cuenta que no podía sentir nada ya. Es como si mis sentimientos estuvieran apagados o estuvieran anestesiados. Como si mi vida fuera una mentira, o la viera a través de los ojos de otra persona que no fuera yo. Respire y me levante muy despacio. 

Me vi a través del reflejo del espejo. Mi cabello estaba liso a pesar de que pensaba que era un desastre, pero tenía mi cara llena de maquillaje. Me empecé a quitar el maquillaje hasta dejar mi cara completamente limpia.  Entonces note mis ojos hinchados y rojos. Mi piel pálida. 

Abrí la puerta y Pauli estaba sentada al frente de la puerta en el piso esperándome. Me sonrió. Se levantó y me abrazó. No sabía que necesitaba un abrazo de ella hasta que me lo dio. 

-Vámonos de aquí. -dijo ella. 

Me ayudo a armar mi maleta en el cuarto de Neymar. Yo no pude entrar entonces la estaba esperando en su habitación. Entonces volvió y hizo su maleta. 

-¿A donde vamos? -le pregunté confundida. 

-A Casa. 

-¿Neymar no esta aquí? -pregunté. 

-No. Le dije que se fuera y que regresará cuando le avisara. Lo más seguro es que la gente que trabaja para él le avisará que nos estamos yendo. 

Entonces caí en cuenta. No tengo a donde ir. Sentí que mi respiración se aceleraba. 

-Pauli...

-Tranquila. Amiga, respira. Te quedarás conmigo. -me dijo ella tratando de calmarme. -Respira. 

Le hice caso y entonces nos levantamos. Salimos de su casa y llegamos al aeropuerto. Ella me dio mi espacio. No me hablo en todo mi regreso a Paris, pero cuando lloraba ella me abrazaba y me limpiaba mis lagrimas. Llegamos a su casa. 

Durante el viaje ella estuvo en su celular en algunos momentos respondiendo molesta. Cuando llegamos la llamaron y ella se fue lejos para poder responder. Al ver la casa por dentro, vi que estaba llena de cosas de Sabina. Entonces escuche a Pauli gritar. 

-No. Dale espacio. Lo sé, pero no teníamos más nada que hacer allá. Tú no la viste. -Pauli me miro e hicimos contacto visual - Me tengo que ir. Neymar, danos espacio a ambas. -colgó. 

4 AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora