VIIII. Klaus

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- ¿Para qué querías verme? – le pregunto Jen a Klaus.

Se encontraban a las afueras de Hosgmeade, Jen había tenido que dar mil excusas para poder separarse de sus amigos.

- Y yo que pensaba que empezaba a agradarte, supongo que tendré que esperar otros 100 años para poder al menos ser tolerado.

Jen rodó los ojos.

- Hablo enserio, Klaus, ¿Qué tenías que decirme?

El vampiro suspiro.

- Primero que todo entregarte tu comida – de su bolsillo saco una caja, Jen pudo oler la sangre y se la arrebató.

Tomo una de las bolsas y empezó a tomar con rapidez, cuanto había extrañado el sabor de la sangre fresca.

- Gracias- dijo cuándo se terminó la bolsa.

- De nada – respondió – ahora lo importante, necesito que hables con tu tataratarataratara nieto, o lo que sea tuyo.

- ¿para qué quieres que hable con Tom?

- Se está metiendo en un terreno peligroso, convénselo de no iniciar una guerra, créeme perderá y no valdrá la pena la cantidad de personas que morirán.

- ¿desde cuándo estas tan interesado en la paz? – le pregunto Jen – creí que disfrutabas ver el mundo arder.

- No me gusta cuando yo puedo arder en él.

Se quedaron en silencio un momento, Jen contenía sus ganas de acabarse todas las bolsas con sangre que había en la caja.

- Tengo unas preguntas para ti – Jen comenzó indecisa

- Adelante.

- Primero que todo, ¿Por qué Amanda?, hay miles de nombres, ¿Por qué tenías que escoger uno tan feo?

Klaus negó.

- Es solo un nombre, Jen, y es Horrible, a mí me parece un bonito nombre.

- Está bien, mi otra pregunta es, ¿sabes porque Regulus se parece tanto a Arturus?, he conocido a otros Black, pero ninguno es tan parecido, él es idéntico, ¿sabes por qué?

- Tengo mis teorías – dijo – pero ninguna lo suficientemente lógica o concreta como para contártela.

Jen suspiro.

- Supongo que nos veremos en unos años.

- Habla con Tom.

- Lo hare.

Klaus desapareció y Jen camino de vuelta al pueblo donde Regulus la esperaba.

- ¿Qué estabas haciendo? – le pregunto al verla volver.

- Yo... quería un tiempo a solas.

El Black la miro, no muy convencido, pero asintió.

- Tienes algo en tu mejilla – él se acercó y con el dedo se lo quito – es... no lo sé, parece sangre.

- Es mermelada – se apresuró a decir – debe haber quedado del desayuno.

- Probablemente.

- Tenemos que volver, antes que los chicos se preocupen demasiado.

Regulus asintió, los dos caminaron hacia las tres escobas, donde los Gryffindor los esperaban.

Slytherin¹ | Regulus blackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora