XIX.- Hay Tiempo

245 16 1
                                    

—Vale, entonces te esperamos para desayunar —me dice mi hermano Carlos por teléfono—. Pero apúrate.

—Ya bajo —le respondo—. Estoy esperando el ascensor.

—Usa las escaleras.

—¿Quieres que me quede sin poder caminar después de haber entrenado piernas hoy en el gimnasio? —le contesto, irónica.

—Tienes razón, olvidé que hoy entrenaste —se ríe él.

—Idiota —digo justo cuando suena la campana del ascensor. Las puertas se abren, y al mirar la pantalla de mi celular, no me doy cuenta de quién está dentro.

—Buenos días —saludo por cortesía.

Buenos días, Ika. ¿Cómo estás? —me responde Charles, haciéndome dar un respingo.

A punto de tener un infarto, Leclerc —respondí—. ¡Me asustaste!

Charles ríe y levanta una ceja juguetonamente.

Lo siento, no era mi intención. Deberías prestar más atención —dijo con una sonrisa.

Sí, sí, claro —respondí, aún recuperándome del susto. —Parece que estoy un poco despistada esta mañana.

Charles se acercó y me dio un beso en la mejilla.

Bueno, al menos el susto te quitó la modorra matutina —dice divertido—. Así estás lista para el día más movido del Gran Premio.

Solo es un día de medios —le explico—. Preguntas por aquí, por allá, uno que otro sobre tu vida privada y si ya tienes pareja, más los típicos comentarios sobre las escuderías.

Lo has resumido muy bien —se ríe—. Suena como un día lleno de diversión. No entiendo por qué tanta obsesión con mi vida personal; no creo que afecte mi rendimiento.

Llevas cinco años en esto. Es la curiosidad humana —me encojo de hombros—. La gente quiere saber más allá de lo que ven en la pista.

Cambiando de tema, Lorenzo me dijo que ayer fueron a la playa con Erick.

—asiento—. Fue un día divertido. A Erick le encantó y pasamos un buen rato explorando. Pero Lorenzo me mencionó algo.

¿Qué te dijo?

Básicamente, comentó sobre ti tras la muerte de Jules y cómo eso podría haber influido en tus sentimientos —le explico, confiando en que entenderá.

Charles asiente en serio y baja la mirada un momento, reflexionando.

Nos afectó a todos —admite—. Fue un momento difícil y cambió muchas cosas en mi vida, incluso cuando perdí a mi padre.

Lorenzo sugirió que eso también podría haber influido en cómo te sientes hacia mí —le digo, sin saber qué esperar.

Charles me mira, evaluando cómo abordar el tema.

—No —responde finalmente—. La vida es efímera, y me llevó a reevaluar muchas cosas, incluidos mis sentimientos hacia ti. Desde que te conocí, algo en ti me atrajo de una manera que no puedo ignorar. Las circunstancias han complicado todo, pero lo que siento es genuino.

Me quedo en silencio, procesando sus palabras. Saber que sus sentimientos son auténticos me hace sentir más conectada.

Entonces, ¿dónde estamos ahora? —pregunto, buscando claridad.

Un Corazón con MotorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora