IV

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—¡Ese maldito!

Pegué un brinco ante el portazo, dejé el control de la tele a un lado —¿Qué ocurre?

—Ese imbécil me estuvo retando.

—Pero, todo se veía tan calmado en la televisión.

—El maldito estuvo liberando sus feromonas para irritarme, apuesto a que todos se dieron cuenta, estoy seguro que quería hacerme perder la cordura, si usaba mi dominancia me vería como un aprovechado— golpeó con sus puños la mesa, todo se cimbró.

—Tranquilícese, tome una ducha para que le ayude, sirve que se quita el aroma de encima.

Me miró con los párpados a medio cerrar, sus cejas casi se unían en el centro, retrocedí por instinto —Ven— solicitó en un gruñido, tragué con sutileza y dubitativo me acerqué —No voy a cogerte, con tu poca resistencia solo me irritaría más, solo quiero que vengas.

En cierta manera aquello me relajó, aunque tal vez sustituiría el sexo por golpes, vino a mi mente imágenes donde él se abalanzaba sobre mi estrellando su puño contra mi rostro repetidas veces, no, no sería capaz. Caminé con más seguridad hacia él, apresuró en cortar la distancia encontrándonos en un punto medio, sus brazos me rodearon con fuerza enterrando su rostro entre la curvatura de mi cuello, me quedé estupefacto. Estaba inhalando mi aroma, sabía que nuestras feromonas lograban muchas cosas y entre ellas apaciguar las emociones del alfa, sonreí y rodee su espalda con suavidad, dejé fluir mi aroma rodeándonos a ambos con el.

Antes había estado buscando este tipo de acercamientos con él, pero siempre alzaba un muro entre nosotros jamás me dejaba ver detrás de su coraza, "el emperador" era un sobrenombre que le quedaba a la perfección, siempre imperturbable y con su armadura impenetrable.

—¿Siempre has olido así de bien?— murmuró aún con su rostro pegado a mi cuello.

—Bueno, huelo así desde mis diez años— respondí con nerviosismo.

Podía jurar que lo oí susurrar un: «Me gusta» probablemente había sido mi imaginación pues se apartó seguido de ello. —Iré a ducharme.

—Yo iré a ver a mi abuela si no le molesta...

—¿Quieres que te lleve?

Me extrañó su pregunta jamás se había ofrecido a llevarme, regularmente me decía que no tardara o simplemente no respondía —No, no es necesario, usted tome su baño y relájese, regresaré pronto para hacer la cena.

Asintió en respuesta y me dio la espalda yéndose en dirección al baño. Suspiré con ánimo y entonces salí al hospital.

》♪《

—Todo ha marchado muy bien, ha tenido una excelente respuesta al tratamiento, su ánimo ha mejorado demasiado.

Me explicaba la enfermera a cargo mientras observábamos a mi abuela a través del umbral de la puerta, miraba sonriente en nuestra dirección —¿Aún hay riesgo de alguna recaída?

—De momento lo descartamos, pero ya sabe cómo es esto, la enfermedad va y viene, aunque sabemos con certeza que si tiene alguna recaída sería muy superficial, no afectaría tanto como otras veces.

—Ah, eso es un avance— sonreí ladino, aún sin saber como sentirme respecto a esto último.

—Bueno, te dejo para que platiques con ella, ha estado preguntando por ti— sonrió con amabilidad antes de retirarse, me adentré al cuarto con una sonrisa.

—Abuela— extendí mis brazos rodeándola con fuerza.

—Hijo, ¿cómo has estado?— se apartó acunando mi rostro entre sus manos —Te ves tan delgado.

Melodía de luna llena (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora