Melodía de luna llena (Jinx)

VII

Nuestra convivencia fue aceptable durante el festejo de su victoria, todo el equipo estaba feliz brindando a cada rato por Jaekyung, incluso por mi, por haber sido quien "salvó" la pelea. Tomé un par de copas suficientes para sentir mi calor corporal elevarse y mi mente un tanto adormecida.

—Tome otra copa, doc.— me ofreció Daehyun.

—Creo que he tomado suficiente...

—¡Apenas empieza la noche!, solo una más— deslizó el vaso al frente de mi.

—Dijo que ya no quiere— interfirió Jaekyung alejando el vaso nuevamente, Daehyun algo dudoso se encogió de hombros «Más para nosotros» dijo al alejarse.

—No era necesario que interfiriera, pero gracias.

—Sabes que tienes poca resistencia e insistes en seguir tomando.

—Ya no lo iba a hacer...— el hipo interrumpió mi frase —Ya quiero irme.

—Vámonos entonces— tomó sus cosas.

—Usted debe quedarse, usted es el motivo del festejo.

—Sabes que no tomo, pronto olvidarán cual es el motivo por el que beben— miró a los chicos quienes ya se miraban perdidos —Vámonos— me ayudó a levantarme.

Lo seguí tambaleante, nos despedimos aunque nadie hizo caso.

—¿Por qué libera su aroma?

Me miró extrañado —No he hecho tal cosa.

—Mm, pero huele demasiado... Bien— me senté de lado en el asiento del coche mirando como lo encendía, tanteo mi frente.

—Tienes fiebre.

—Mm... No creo que sea eso— sonreí sosteniendo su mano dirigiéndola a mi mejilla frotándome contra su tacto. La apartó sorprendido.

—¿Trajiste tus supresores?

Negué enérgico —Salí a las prisas que apenas y traje dinero conmigo.

—Bueno, vayamos a comprar unos.

—De acuerdo— arrancó y se dirigió a la farmacia más cercana, quitó los seguros pero no lo dejé bajar, desabroche el cinturón y me abalance contra él, tomé su rostro entre mis manos estampando mis labios contra los suyos, tardó en corresponder pero al paso de unos segundo sus brazos rodearon mi cintura jalándome y colocándome sobre él, separé mis piernas sentándome en su regazo.

—Tus supresores...— murmuró sobre mis labios.

—No los quiero— volví a buscar sus belfos, su aroma era tan atrayente y aditivo, encantaba mi mente y cuerpo, deslicé mis manos abrazando su cuello y restregué mi cuerpo contra el suyo meneando mi cadera buscando fricción, gimotee cuando ubiqué su dureza, atrapó mi voz en su boca deslizando su lengua dentro de la mía acariciando y jugueteando con libertad, la mezcla entre nuestras salivas era agridulce por el alcohol que había consumido, tiró de mi cabello cortando el beso, la saliva manchó mis labios.

—Vayamos a casa.

—Pero quiero hacerlo— deslicé mis manos hasta llegar a su entrepierna roce con mis dígitos la tela delineando el contorno de su pene, gruño alejando mi mano.

—Lo haremos allá, ahora regresa a tu asiento.

Negué enterrando mi rostro en su cuello, me dediqué a aspirar sus feromonas —Creí que no le importaba que nos vieran...

Rió apretando entre sus manos mis glúteos, jadee aferrándome a su cuerpo —No me apetece que te vean, eres mío, ¿lo olvidaste?, tu voz y tu cuerpo me pertenecen.