XXXV

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—Necesitamos que espere aquí, el doctor vendrá a explicarle la situación— dicho esto la enfermera cerró las puertas frente a mí, enjuague las lágrimas que nublaban mi visión, miré a través del cristal como se llevaban a Jaekyung al quirófano, me desplome ante las puertas envuelto en llanto.

—¡Dan! — giré en cuanto oí la voz del entrenador, lo miré desde el suelo entre lágrimas —Oh, Dan, ven necesitas calmarte— me ayudó a levantarme —Él estará bien, es un chico fuerte— me consolaba a la par que secaba mi rostro, no podía estar calmado, ¿cómo me pedía eso? Acababa de ver cómo le habían disparado al padre de mi hijo y a la persona que más quiero. Volví a llorar de solo recordar todo, ¿cómo habíamos llegado a esto?

—Todo esto es mi culpa... Si le pasa algo yo... Yo no sé qué voy a hacer.

—No va a pasar nada, Dan, tienes que calmarte, a tu bebé no le hará nada bien que estés así.

—Es que no puedo... — cubrí mi rostro con ambas manos ahogando mis sollozos en ellas, sus brazos me rodearon con suavidad acariciando mi cabello con delicadeza.

—Iré a traerte un calmante, quédate aquí— me aferré a su espalda, no quería que me dejara solo y lo entendió, se quedó otro rato conmigo hasta que estuve más tranquilo incluso llegando a dormirme

«Vamos a estar bien, cariño»

Desperté de golpe —¡Jaekyung!— miré con confusión mi alrededor, las lámparas me cegaron unos instantes, el entrenador que estaba a mi lado se hinco frente a mí, su mirada preocupada tocó mi corazón.

—¿Te encuentras mejor?

Asentí como pude —Gracias... — miré los ventanales, el sol ya se estaba poniendo —¿Cuánto ha pasado? — tallé mis ojos, estaban inflamados.

—Dos horas aproximadamente, aun no hay noticias de Jaekyung— me entregó un vaso de agua que descansaba en la mesa —Bebe, iré a ver que puedo averiguar.

—Sí, gracias— tomé el vaso y di un sorbo, observé como se alejaba, la mayoría de los presentes me miraban, aunque trataran de ocultarlo, estaba empapado en sangre así que no los culpaba.

—¡Doc.!

—Chicos— fueron desacelerando su andar, sus miradas se volvieron cabizbajas, no dijeron nada, solo me rodearon.

—¿Cómo está?

—Mejor, pero aún no sé nada de Jaekyung...

—Verá que todo estará bien, no subestime la fuerza de Jaekyung.

Rei con suavidad —No lo hago, sé que es alguien fuerte, pero el que algo pueda complicarse me atemoriza.

—No sucederá, Doc., cálmese.

—¿Familiares del señor Joo?

—Yo— salté de mi sitio —¿Cómo está...?

—¿Podemos hablar en privado? — buscaba confort y eso solo logró preocuparme más, asentí con cuidado y lo seguí a su consultorio —Tome asiento, por favor— así lo hice, me senté frente a él y esperé paciente a su respuesta. —El señor Joo se encuentra estable, logramos sacar la bala con éxito y por fortuna no se fragmentó, pero hay una situación un poco compleja, ¿el señor Joo, había presentado molestias en su hombro anteriormente?

Me hice a la idea de lo que estaba por venir, después de todo la bala la había recibido en el hombro izquierdo —Sí, hace unos meses tuvo que tomarse placas por un dolor que presentaba en el.

—¿Cuál fue el diagnóstico?

—Bueno, presentaba un desgaste en sus articulaciones, el doctor le mando reposo, pero como sabrá Jaekyung es luchador y era casi imposible que pudiese tomar un descanso.

Melodía de luna llena (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora