IX

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Me queje por lo bajo removiéndome en la cama la fiebre me impedía sentirme cómodo y la cama era un tormento, no era fiebre por un resfriado ni por el celo, sabía el porqué de mi malestar pero no quería admitirlo. Llevaba ya tres días en cama sintiéndome fatal , el vacío, la tristeza, la desolación me estaba afectando demasiado, la marca en serio era un martirio.

Me dirigí a rastras hacia las maletas a medio abrir, esculque entre mis prendas hasta que encontré una camiseta, había hecho bien en guardar una que otra prenda de Jaekyung, solo esperaba que no se diera cuenta, saqué la camiseta y volví a acurrucarme estrechándola contra mi, aspire su aroma y de inmediato la paz y el alivio llenó mi ser, pero no era suficiente, un par de lágrimas se deslizaron, regresé a buscar otras prendas y comencé a acomodarlas a mi alrededor, cuando hubo un círculo en la cama me enterré entre estas era confortante no tanto como tener a Jaekyung en persona, pero lo era.

》♪《

—¿Estas seguro en querer ir a trabajar? Te ves cansado...

—Si abuela, ya estuve mucho tiempo sin hacer nada, el dinero se acabará— no tenía energía, me sorprendía estar de pie ahora mismo —Procuraré no exigirme demasiado, ¿si?

—Bien, si te sientes mal hazselo saber a tu jefe— me despidió con un beso en la mejilla.

—Lo haré— sonreí tratando de confortarla, creo que solo lo empeore.


—Serían mil wons— recibí el dinero y lo guardé en la caja, sentía los párpados tan pesados que me costaba mantener los ojos abiertos, no sé dónde había dejado toda mi energía. Luego de superar mi crisis por la lejanía de quien me marcó nada en mí se sintió como antes, mi instinto era consciente de que alguien me faltaba, pero no tenía el mínimo interés de buscarlo, por fin tenía paz. Aunque no sentimental.

Aún faltaba media hora para acabar mi turno, bostece tratando de no ser visto, talle mis ojos quitando lo vidrioso de las lágrimas, llegaría a casa a dormir. Sonó mi celular al no haber clientes decidí tomar la llamada.

—¿Diga?

«¡Dan!, por fin te localizo.»

—¿Qué pasa?— se oía bastante alarmado.

«Es Jaekyung, no tolera a ninguno de los terapeutas que recomendaste.»

—Ah, lo siento mucho, buscaré a alguien más.

«No, no me estás entendiendo, necesitamos que seas tú, por alguna cuestión no soporta los aromas de otras personas, incluso el de los betas le resulta nauseabundo.»

—Yo... Yo ya no trabajo con él y ahora mismo estoy en mi turno de trabajo, lo siento mucho...

«Por favor, Dan, te lo pido yo, no sé qué problemas tuvieron en el pasado, pero hazme este favor, ¿si?» Ante mi silencio volvió a hablar «Ven mañana, hoy ya es un poco tarde»

—Si... Ahí estaré, señor Park— al menos tenía tiempo para hacerme a la idea de ver nuevamente a Jaekyung, el destino estaba empeñado en juntarnos.

Me la pase toda la noche en vela, todo el cansancio que había juntado en la semana había desaparecido de repente, ahora sólo había lugar para los nervios y la ansiedad, en el fondo distinguía la felicidad de ver nuevamente a mi alfa, todavía lo era pues la marca aunque era poco visible seguía ahí.

Di vuelta tras vuelta en la cama, abracé la playera enterrando mi rostro en ella, aún lograba percibirse su aroma, suave pero amaderado, la lavanda le daba un toque especial. Inspire con detenimiento hasta que me termino por dormir.

Melodía de luna llena (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora