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—Todos ya están bien pedos. —Escuché decir a Roier.

Levanté un poco mi cabeza para verlo acercarse, se sentó en la camilla de al lado y luego se acostó.

—Pero querían que les preparara una licuachela. —Me reí. —¿Y tú por qué andas tranquilo?

—Es que como nos dejaron salir, le di a Aldo la licuachela y pues ya, nada más me tomé los dos pitufos que me diste.

Ya era muy tarde, quizás era de madrugada ya. Aunque aún se veía muy oscuro el cielo.

—¿Por qué estás aquí tú sola? —Me preguntó volteando a verme.

—Me engenté. —Le dije y se rió. —Ya me había abochornado con tanto ebrio, por eso vine para acá.

—¡Pinche Osvaldo, limpia tu cochinero! ¡Ya me vomitaste los pinches tenis!

—Iuuuu.

—Ya no vuelvo a preparar sus aguas locas, porque se pone muy mal. —Murmuré con culpa.

—Hey, chamacos, ya metanse, hace un buen de frío. —Dijo Molly caminando hacia nosotros, ella tenía una mantita sobre sus hombros para taparse.

—Nah, yo me voy a quedar un rato aquí. —Murmuré dirigiendo mi vista hacia el cielo.

—Yo me quedo con ella. —Dijo Roier mirando a Molly.

—No pues ya es su pedo, yo ya me voy a mimir. —Dijo quitándose la mantita para ponermela en las piernas.

—Oh, gracias. —Le sonreí.

—¿Cuál gracias? Mañana la quiero lavada. —Dijo y soltó una risa. —Mentira, ya mañana me la das.

—Okay, hasta mañanita, o al rato. —Le dije y ella finalmente se fue.

—¿Qué ves? —Preguntó Roier.

—Pues las estrellas, ¿Qué más quieres que vea? Aparte de la contaminación, y el avión que está pasando ahí, y... ¡No mames!

—¡Pide un deseo!

—¡Cállate, estoy en eso! 

Ambos cerramos nuestros ojos, emocionados, y entonces yo pensé en mi deseo.

—Listo. —Dije mirándolo.

—Ya quedó el mío. —Me dijo. —Oye Navi, ¿Cuál es tu nombre?

Me quedé en silencio, nunca había dicho mi nombre. O sea, si lo he dicho y así, pero no frente a las cámaras.

—Ah, Yari Yalid Nava Neza. —Dije incómoda.

—No mames, está bien raro tu nombre. —Murmuró sincero. —Te voy a decir Yaya.

—O mejor dime Navi. —Le dije.

—O mejor Yaya, y que quede como un apodo entre ambos.

—Bueno, pero no lo digas frente a los demás.

—Hecho.

—Siempre que te preguntamos sobre por qué decidiste venir aquí, sacan otro tema y no dices nada, ¿Por qué?

—¿Ya viste esa nube?

—Yaya. —Dijo en tono amenazante.

—No pues, no es que yo no quiera decirlo, no me dejan. Pero... pues la verdad es que me salí de mi casa, y mis papás no saben que estoy acá en Estados Unidos en una especie de reto de streamers.

—No digas mamadas.

—En serio, para mi papá es una pendejada ésto de ser streamer. Y pues mi mamá me corrió de su casa, o sea, los dos están separados y viven en lugares diferentes, pero digamos que me salí de dónde vivía con mi papá, y me fui con mi mamá.

—¿Por qué te saliste de la casa de tu papá?

—Pues... no sé, ya no me gustaba el ambiente, aparte no éramos solo mi papá y yo, y mi hermano, porque tengo un hermano. Era toda la familia de mi papá viviendo en esa casa, y pues ellos andaban en su mundo y a mí me dejaban de lado. Bueno, la cosa es que me fui con mi mamá, pero ella me corrió porque soy floja, y la verdad si soy.

—¿Entonces en donde estabas viviendo? ¿Eso cuando fue?

—Fue hace poquito. De hecho Ded me había contactado para venir a la casa, pero pues estaba bien insegura de venir, porque en mi cabeza era como: ”okay, vas a ir pero te van a sacar en la primer semana”. Y pues no había querido como responder, hasta eso me dio tiempo para pensarlo. Pero ya luego pasó eso y acepté. Lo bueno es que por mi universidad ya tenía tanto visa como pasaporte, así que no fue difícil.

—¿Y por qué crees que vas a salir en esta semana?

—No mames, ¿No ves? —Reí sin gracia. —Todos aquí son muy conocidos, y obviamente queridos. Yo soy la única de todos ustedes que no tiene tantos seguidores, es obvio que van a sacar a quien menos apoyo tenga.

—Bueno, pero si viniste aquí para ser conocida, ¿Quién quita y hasta estás ganandote a la gente?

—Ay, ojalá, porque la verdad tengo muchas ganas de conocerlos a todos ustedes. —Sonreí y él también lo hizo. —¿Tu por qué estás aquí?

—Pues Ded también me contactó, y bueno... mi novia me insistió mucho, ya que era una buena oportunidad.

—¿Tienes novia? —Pregunté sorprendida. —Ay si es cierto, ¿Sabi?

—¿Cómo sabes?

Me tapé la boca y agaché la cabeza, tomé una bocanada de aire y negué.

—¿Ves mis streams acaso? ¿No serás una fan?

—Nooo, ¿Cómo crees? ¿Fan? No soy.

—¡Si lo eres, mentirosa! —Rió mirándome divertido.

—¿Y qué tiene? Déjame ser fan. —Le dije colorada hasta las orejas.

—No creí que serías fan mía.

—De todos, me siento bien fangirl aquí. Es más, si desde el inicio hubiera sabido que todos ustedes estarían aquí, nembree, acepto luego luego.

—¿Ah si? ¿Y que streamer te gusta más? —Preguntó sentándose, para después girarse en mi dirección.

—Pues... me gusta más el contenido de Quackity, pero ni vino. —Dije a modo de queja, haciendo una mueca.

—No, mensa, de los que estamos aquí.

—Ah, pues explícate. —Viré los ojos y él me dio un pequeño golpe en el brazo. —Pues mira, no te vayas a emocionar, pero también me gusta tu contenido. Sobre todo tus mil personajes.

—Oh, adí que te gudta Doied. —Dijo y yo solté una carcajada.

—Me gusta más Melissa, ando igual que el Mariana con Melissa. Te juro que no puedo ver el vídeo de la canción de Peso Pluma sin imaginarme tu cara en la chica.

—Es que... ¿Qué te puedo decir? Hasta como mujer soy guapo. —Dijo mirándose las uñas.

—Ay que mamón. —Me reí. —Y de las chicas, creo que Rivers es de quién más consumo contenido. Pero ahorita siento que me agrada más Ari, es muy buena onda conmigo.

—Es que estás chiquita, eres la más pequeña de todos... bueno, de edad, porque de estatura les ganas a todas. ¿Cuánto mides?

—Midoooo... ah caray, ya ni me acuerdo. —Murmuré pensativa. —Creo que... cómo uno sesenta y cinco, algo así. Pero creo que Molly igual es un poco más alta que yo, o no sé, es que siempre usa tacones, ¿No?

—Ah si, pero si, tienes razón, ella también es alta.

—Oye...

—¿Eu?

—¿Y entonces para cuándo se muere el Abueloier?

Cinnamon Girl   |   Roier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora