Cinnamon Girl | Roier

28

—Dejenlo ahí, todavía ni poníamos su pinche cama. —Bufé viendo como Mariana y Aldo dejaban a un ebrio Roier en mi cama.

—¿Y tú donde vas a dormir? —Me preguntó Ari. —Si quieres puedes venir con nosotros, tenemos una habitación extra.

—No, no te preocupes, tengo que hacer algunas tareas, no creo dormir. —Le dije señalando mi laptop.

—No mames que tenías tarea. —Jadeó Mariana. —Y nosotros haciendo peda.

—No se preocupen, cuando ustedes andaban bailando payaso de rodeo yo me puse a adelantarle poquito.

—¿Para cuando es? —Preguntó Mariana.

—Para... Son las cinco... A las nueve. —Murmuré.

—¿Y cuánto te falta?

—Pues... No mucho en realidad. Solo unas veinte hojas y así.

—No digas mamadas. ¿En qué te ayudamos?

—No es cierto. —Reí. —Ya casi acabo, me falta muy poquito pero la neta me dio hueva hace rato.

—Ah, pues entonces te dejamos, ya recogimos de todas formas. —Me dijo Rivers, quién estaba junto a Producción.

—Baiiis.

Ellos se fueron del departamento y luego de mirar mi nuevo hogar, sonreí y fui a terminar mi trabajo al sillón junto a mi cama, en donde se encontraba Roier.

No pasó mucho tiempo cuando se despertó, comenzó a quejarse así que yo me levanté para verlo.

—¿Qué hora es? —Preguntó entre quejas.

—Son las... casi las seis. —Murmuré. —¿Cómo te sientes?

—Quiero vomi... —Justo en ese momento le pasé un bote de basura y él descargó todo lo que había consumido.

—Cuando te sientas mejor vas a tener que lavar eso. —Le dije y él dio una afirmación para seguir vomitando.

Volví al sillón y seguí haciendo mi tarea.

—¿Qué haces?

—Tarea.

—Esto me trae... recuerdos de algo.

—¿De Sabi? —Levanté una ceja mirándolo divertida.

—Si... ella estudia contabilidad (la verdad no sé si esté estudiando eso pero bueno, sigamos) y a veces cuando se peleaba con su mamá, iba a mi casa para hacer su tarea con tranquilidad... ella solía quedarse en mi escritorio hasta muy tarde haciendo su tarea, yo me dormía porque no le entendía como para ayudarle.

—¿Buscaste a Sabi después?

—Si, al parecer se hizo novia de un doctor, y parece que les va bien a los dos.

—¿Y...? —Me quedé callada, pensando si decirlo.

—Tarde o temprano íbamos a terminar... su mamá era muy mala onda conmigo, aunque no lo pareciera. Se quejaba de que yo estuviera en su casa, aunque solo estuviera afuera de la casa con Sabi... Yo ya estaba harto, por eso me metí a lo de la casa.

—¿Pero aún la querías?

—Le tenía mucho cariño, por todo lo que pasamos juntos... pero yo ya no la amaba.

—Ella si te amaba, me lo dijo.

—No, ella no me amaba, si lo hubiera hecho habría luchado por nosotros, pero prefirió a su madre... que no tiene nada de malo, pero eso dice muchas cosas.