Cinnamon Girl | Roier

04

—Deberíamos copiarle a la Wendy y hacer un programa como Resulta y Resalta. —Murmuró aburrido Aldo. —Yo creo que si la armamos.

—O seamos originales y hagamos un: “mírame empedarme”, y ya todos nos ponemos pedos.

—Deja de pensar en alcoholizarte. —Le dije dándole un golpe en el brazo. —Te va a hacer daño, idiota.

—Pues ya si me lo dices tú, ahí si hago caso. —Me dijo abrazándome por los hombros.

—Fuchi, no te haz bañado.

—Ya me bañé. —Lloriqueó.

—Ya se acercan las votaciones, que nervios. —Murmuró Alana, frotando sus manos en sus piernas.

—Yo solo sé, que saliendo de aquí iré a qué me hagan retoque de pestañas, para venir a las galas bien bonita. —Dije acomodándome en el sillón, Mariana también se acomodó y continúo con su brazo en mis hombros.

—Que no te vas a ir, mamona. —Me dijo Aldo tirándome un cojín, el cuál Mariana atajó en el aire.

—No le pegues a la niña, eh, o te parto tu madre.

—¿A poco si, bien salsa? Déjese venir, culero.

—No, porque ésta es la única vez que Navi me deja abrazarla, y voy a aprovechar.

—Si, aprovecha. —Le dije burlona. —Estas oportunidades no se dan todos los días.

—Pa, necesito a Navi un rato. —Dijo Spreen. —Carre y yo queremos hacer una batalla de rap, y ella es buena en eso.

—Pero no sé armar raps. —Dije confundida.

—Pero si los sabes decir, vente. —Me dijo Carre tomando mi mano para jalarme.

—No, no, ahí está Rivis. —Dijo Mariana abrazándome con fuerza.

—Ya le dijimos, ella también entró. —Dijo Spreen.

—No mieeen, déjenme a la niña.

—Ya tuviste tiempo.

Me levanté del sillón y fui con los chicos, Rivers ya estaba ahí acomodando los micrófonos y todo lo necesario.

—¿Chicas contra chicos? —Sonrió Rivers.

—Dale. —Asintió Spreen.

—Eh wey, pero yo no sé hacer eso, solo me sé raps en inglich, y eso de canciones.

—No sea gallina, vamos a ganarles a estos Argentinos. —Dijo Rivers.

—Ojito que Rivers es competitiva. —Nos dijo Ari llegando junto a Molly y Roier.

—Yo presento, yo presento. —Dijo Roier emocionado, tomando uno de los micrófonos.

°°°

Al final, Rivers y Ari habían sido las que participaban, mientras que Roier, Molly y yo veíamos como se daban en su madre. Ya no era una batalla de rap, sino un: “alguien de aquí”.

—Pues alguien de aquí, se tiró un pedo en la cocina. —Dijo Ari.

—De mi no van a estar hablando, eh, culeros. —Les dije mientras comía papitas.

—Tu no, mensa.

—Ah.

Miré a Roier, él estaba muy entrado en los chismes que sacaban los chicos.

—No me mires que me sonrojo y si me sonrojo te diré nya~. —Dijo Roier y yo solté una carcajada, me tapé la boca pero no pude dejar de reír.

—Perdón, perdón, sigan en lo suyo. —Dije mientras reía. —Estas bien menso, Roier.

—Ya sé, me caí de chiquito. —Murmuró. —¿Quieres ir al patio?

—Vamos. —Le dije y ambos salimos de la habitación y luego de la casa para ir al patio. —Me siento como pinche rata, toda enjaulada.

—Y eso que tenemos mucho espacio.

—Deberíamos hacer algo divertido.

—¿Cómo qué?

—Secuestremos al Mariana. —Sonreí malévola.

—¿Cómo piensas secuestrar a semejante poste de luz?

—Tú déjamelo a mí. Tú busca un lugar en donde encerrarlo, pediremos un xbox para Richarlyson en recompensa. —Le dije y soltó una carcajada.

—¿Y luego como se lo vas a llevar hasta donde viva?

—Tú solo sígueme y cállate.

—Ay, si, si a todo.

°°°

—No mames que sí lo hiciste. —Habló sorprendido mirando al Mariana todo desparramado en la silla, amarrado, amordazado y pues ya, solo eso.

—Obvio, y nadie de dio cuenta. —Sonreí orgullosa, mientras me cruzaba de brazos.

—¿Y cómo lo hiciste? —Preguntó y yo saqué una botella de vodka. —¿Lo emborrachaste?

—Algo así, solo puse shots en el suelo como un camino hasta aquí, y bueno, apenas se sentó cayó dormido.

—Eres una genia. ¿Y ahora qué?

—Esperemos a ver si los demás se dan cuenta que no está. Si no se dan cuenta... son malos amigos.

—Hagamos una apuesta a ver quién se da cuenta primero.

—Ijole, yo diría que Rivers. —Murmuré pensativa.

—Yo digo que Aldo.

—Bueno, si se dan cuenta alguno de los dos, pues ya ganamos, y si nadie de ellos dos se da cuenta pues nadie gana nada.

Salimos de la habitación y nos dirigimos hacia la casa, en donde todos estaban.

—¡Atrapame, Navi! —Exclamó Carre corriendo hacia mi.

Él pego un salto y yo lo abracé para evitar que se cayera.

—¡Pendejo, avísame! —Exclamé con el corazón al mil. —¿Tas bien?

—Si.

—¡Pero bien loco! —Lo dejé en el suelo y luego le di unas palmadas en la cabeza. —No me des más sustos o te voy a patear. Bueno muchachones, ya son las... —Fingí mirar los relojes inexistentes en mis muñecas. —Ya es bien tarde, y me toca una siesta.

—¿Te vas a dormir tan temprano? —Preguntó Molly. —Son como las tres de la tarde.

—Se quedó despierta viéndose en el espejo del baño, bailando kpop. —Dijo Rocío.

—¡No, eso era un secreto! —Chillé avergonzada.

—Pero bailas muy bien.

—¡Pero era secreto!

—¿Oigan, y Osvaldo? —Preguntó Rivers.

—¡Ajá, gané!

—¡Ay no mames! —Exclamó Roier.

—Encuentrenlo... si pueden, ¡Muajajajajaja!

—De tanto estar encerrada se le boto la canica. —Murmuró Ari.