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Después de lo que sucedió, toda la noche estuvimos escuchando que no se confiaran de mi, que yo no era tan buena como decía y todo lo malo que se pudieran imaginar. Incluso se metían con mi físico, me mentaban la madre, me decían zorra y demás.

Y bueno, yo estaba temblando como chihuahua, con miedo por lo que pudiera pasar después.

—Ya sal de ahí. —Me dijo Spreen.

—No estoy.

—Navi, no pasa nada.

—Si pasa.

Spreen trató de abrir la puerta, pero el candado lo tenía de mi lado, era justamente para que nos pudiéramos cambiar a gusto, sin ninguna cámara.

—Navi, yo sé que te sientes mal ahora, pero les estás dando mucha importancia a esos boludos.

—Oye, no les hagas caso, nos quieren dividir. —Dijo Mariana. —Nosotros sabemos cómo eres, esa gente literalmente está tirando mierda por envidiosos.

—Solo déjenme aquí, mientras menos salga en los streams menos me van a criticar. —Murmuré poniéndome la capucha de mi sudadera para después jalar los cordones y así esconder mi cara.

—Navi. —Habló Ari con preocupación. —No les des importancia, la gente que de verdad ve ésto sabe cómo eres, porque nosotros confiamos en ti, y tú en nosotros.

Las lágrimas salieron de mis ojos, no quería ser la llorona del programa, no como Excelsa. Así que agradecía que ninguna cámara me viera.

—Dale, pelotuda, sal de ahí y vayamos a comer, no has comido en todo el día.

No dije nada, si lo hago escucharían que estoy llorando. Y eso no es muy de rockstars. Pero si no decía nada, entonces no me dejarían en paz.

—Solo... —Murmuré en un hilito de voz. —... déjenme aquí.

—Yalid, no sé en qué estés pensando... pero eres una chingona, ¿Sabes? No cualquiera se habría atrevido a venir hasta acá sola, y sin mucho apoyo. No dejes que esos comentarios pendejos influyan en ti y en tu estadía aquí. Acuérdate que tus papás te dijeron que disfrutarás todo, ¿Qué crees que van a pensar ahorita por qué no te están viendo? Tu dales por su lado a esa pinche gente envidiosa y malvibrosa, tu eres más persona que toda esa bola de jodidos. Y que me disculpe Roier, pero por mi su pinche suegra se puede ir a la chingada con sus comentarios pasivo agresivos. Y todos los demás, que están tirando hate también se pueden ir a la chingada, aquí nosotros estábamos pasándola muy a toda madre hasta que se les ocurrió hacer sus mamadas. En verdad se agradece el apoyo, pero si van a venir acá para tirarle mierda a alguien, mejor ni vengan.

Quité el seguro de la puerta y luego abrí un poco la puerta. Me quité la capucha de la sudadera y evité mirarlos cuando abrí la puerta completamente.

—¿Qué hay de comer?

—Vente, hicimos nuggets. —Me dijo Ari abrazándome.

°°°

—Uy, sería una pena que empezará a llover, uhm, no, pobres de los que están allá afuera gritando. —Dijo Rivers burlona.

—Pues ya cayó un rayo. —Murmuré viendo el cielo a través del quemacocos que teníamos. Y justo sonó un rayo. —Con ese ya van dos... —Y otro. —... tres... —Otro más. —.... y con ese son cuat...-

—¡Ya no estés contando! —Exclamó Rocío asustada.

—¿Y ahora por qué estás así? ¿No que muy leona? —Me burlé viendo como todos salían al jardín, pero quedándose bajo el techo.

—No te importa. —Murmuró cerrando los ojos.

—Oh, ¿Te dan miedo los rayos?

—N-No. —Dijo apretando el cojín hacia ella.

—¡Navi, vente! ¡Vamos a jugar en la lluvia! —Exclamó Molly.

Iba a levantarme para ir con ellos, pero entonces miré a Rocío.

Espero que llueva otro día y los demás quieran salir en la lluvia.

—Ven, vamos a hacer una fortaleza con los cojines. —Dije quitándole el cojín.

—¿Qué?

—Ayudame, pásame el cojín del sillón, ese grandote, deja traigo una manta para el techo. —Le dije sonriente.

Rocío frunció el entrecejo pero al final lo hizo, fui a la habitación y tomé mi mantita para después volver con Rocío.

—Espera, se va a caer de ese lado. —Murmuré moviendo la mesa de centro para tener más espacio.

—¿Y si lo pongo así?

—Andale, así sí.

Ambas continuamos haciendo la fortaleza hasta que quedó bien, ambas nos metimos ahí.

—¿Por qué hiciste eso? —Preguntó.

—Tenía ganas de hacer una fortaleza o una casita, hace años no hacia una. —Sonreí. —Creo que nos quedó mejor de lo que esperaba.

—No, no, ¿Por qué lo hiciste? Te quedaste aquí conmigo a pesar de lo que dije ayer.

—Ah, no tenía ganas de ir a mojarme, ya sabes... el agua está mojada y así.

—¡Chinga tu madre, Aldo Geo! —Exclamó Mariana entrando mientras atrás de él estaba Aldo y Roier riéndose. —¡Me tiraste bien culero!

Rocío y yo salimos de la fortaleza y los miramos.

—¡Navi, mira, me tiraron! —Exclamó Mariana enseñándome cómo se raspó en la cadera.

—Uyyy, ve a lavarte eso antes de que se infecte y se te caiga el pedazo, o se te salgan las tripas por ahí. —Le dije y él se rió.

—Ahí está mi niña. —Murmuró para sí mismo.

—¿A poco ya son super amiguis? —Preguntó Aldo acercándose para ver nuestra fortaleza.

—Ah, no sé. —Dije evitando mirar a Rocío.

—Navi, quiero disculparme por lo que dije ayer, y...-

—No te preocupes, no hace falta disculparse. —Le dije. —El que recoja ésto le doy un helado.

—¡Yoooo! —Exclamó Mariana levantando todo en putiza.

—Pendejo, estúpido, menso, mierda, los helados están en el refrigerador, pendejo idiota. —Le dijo Aldo.

—Pero si me lo va a dar Navi lo vale todo. —Decía apurado para recoger las cosas.

Me reí volteando a ver hacia el jardín, pero Roier estaba en medio. Volví a voltear hacia Mariana.

Roier era el único que no me había dicho nada, no era necesario, pero tampoco decía nada sobre su suegra.

Supongo que así serán las cosas de ahora en adelante.

Cinnamon Girl   |   Roier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora